México D.F. Martes 16 de marzo de 2004
Programadas, unas 200 movilizaciones para exigir
el regreso de las tropas
Crecen en EU protestas de parientes de militares enviados
a pelear en Irak
Manifestación frente a la Casa Blanca honra a
víctimas del país invasor y del ocupado
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington
y Nueva York, 15 de marzo. George W. Bush no conoce a Jean Prewitt,
pero sus estrategas seguramente no estaban tranquilos cuando esa mujer
de Birmingham, Alabama, madre de un soldado estadunidense caído
en Irak, junto con familiares de otros militares, llegó hoy frente
a la Casa Blanca para demandar el fin de la guerra y el regreso de las
tropas.
Cinco días antes del primer aniversario del comienzo
de la guerra contra Irak, miembros de Military Families Speak Out (Familias
Militares Alzan la Voz) marcharon del centro médico castrense Walter
Reed, donde son atendidos muchos soldados heridos, a la Casa Blanca.
Prewitt y los otros manifestantes colocaron ofrendas florales
con el nombre de sus familiares militares en el parque ubicado frente a
la Casa Blanca y llenaron un ataúd de cartón negro con los
nombres de los muertos, tanto soldados estadunidenses como civiles iraquíes.
Fue la primera de unas 200 protestas contra la guerra
y la ocupación que están programadas por todo el país
para marcar el primer aniversario de la invasión, jornada que culminará
el 20 de marzo en Estados Unidos y alrededor del mundo con marchas, vigilias
y foros.
Se han convocado marchas en Nueva York, San Francisco
y Fayetteville, Carolina del Norte, cerca de la base militar Fuerte Bragg,
cuartel de las fuerzas especiales. La Casa Blanca también está
programando una serie de actos durante los mismos días para defender
y celebrar su guerra contra Irak y el "terrorismo".
Pero a quienes más teme el gobierno de Bush es
a madres como Jean Prewitt, quien, con la medalla del corazón púrpura
otorgada póstumamente a su hijo sobre su ropa, tomó este
lunes el micrófono sólo para declarar: "Kelley Stephen Prewitt,
6 de abril de 2003". Sonó un tambor y otra madre pronunció
el nombre de otro hijo, otro familiar, otro amigo, muertos en la guerra.
Muchos agregaban datos como "y 200 civiles iraquíes", cifra que
los organizadores dicen es el promedio de muertos por cada baja estadunidense.
"Sí, apoyé la guerra en Irak. La apoyé
incluso después de que mataron a Kelley", afirmó Prewitt
en breve entrevista, mientras permanecía de pie frente una línea
de la policía montada que bloqueaba la vista a la entrada de la
Casa Blanca.
"Pero después de todos estos meses nos enteramos
de que Bush había mentido. Algo está mal cuando un gobierno
miente así", agregó.
Esta ha sido la primera manifestación en la que
Prewitt participa en su vida. Llegó desde Birmingham, expresó,
después de leer que algunos familiares de militares se estaban reuniendo
para protestar contra la guerra y las mentiras del gobierno.
Jean Prewitt todavía cree que Bush "debe de ser
un buen hombre", pero está enojada por las mentiras y los muertos
y heridos que ha causado.
"Creo que hay cada vez más familias que se están
sumando a este movimiento", indica a La Jornada. Unas 200 personas
se concentraron frente a la Casa Blanca esta tarde, pero Military Families
Speak Out dice que más de mil familias se han incorporado a sus
filas en el último año.
Muchas de las personas reunidas hoy son veteranos militares;
algunas se han opuesto a esta guerra desde un principio, junto con otros
que, como Prewitt, comenzaron ha hacerlo hace poco.
Así, Liah Patterson vino para recordar a su hijo,
Francis Patterson, muerto en abril de 2003. Venus Hammack, veterana de
la primera Guerra del Golfo, acudió para recordar a su amigo Travis
Moohart, ya que la familia de éste no lo podía hacer.
El fin de semana pasado varias decenas de esos familiares
realizaron una protesta frente a la base Dover de la fuerza aérea
en Delaware, lugar al que regresan los cadáveres de los soldados
caídos en Irak.
Ahí protestaron contra la decisión del Pentágono
de impedir a los medios informativos la grabación del regreso de
los muertos, medida tomada porque la Casa Blanca temía que esas
imágenes pudieran alimentar la oposición a la guerra.
Las crecientes impugnaciones de familiares de militares
no tienen precedente en la historia de esta nación. Aun en los peores
momentos de la guerra de Vietnam, en la que murieron más de 57 mil
soldados estadunidenses, sólo se manifestaban unos cuantos.
"Esto es algo sin precedente", declaró al Washington
Post Ronald H. Spector, historiador militar de la Universidad George
Washington. "Es muy significativo que familiares de militares tengan serias
dudas sobre la guerra y no vean la razón por la cual sus parientes
van allá."
Aunque la policía impidió el despliegue
de muchas mantas en la manifestación de hoy, en la mayoría
sólo se leía: "Honren a los muertos, curen a los heridos,
detengan la guerra".
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