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México D.F. Domingo 21 de marzo de 2004
Acusan al Ejército de solapar narcotráfico
en Chiapas
Fomentan ilícitos para desprestigiar al zapatismo
EU presiona a México para que envíe tropas
a la frontera sur
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Huitiupan, Chis., 20 de marzo. Para entender la
militarización en Chiapas, el investigador Onésimo Hidalgo
reconoce que es necesario ubicarla en su contexto geográfico como
frontera sur del país. "Sin embargo, gran parte de la estrategia
militar se intensifica y masifica a partir de 1994, cuando se da el movimiento
armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)".
Actualizado hasta 2004, el investigador presenta un recuento
de los asentamientos y puestos militares y policiacos en la entidad. Contabiliza
490 posiciones, de las cuales 213 pertenecen al Ejército federal.
De ellas, 98 son campamentos, 24 cuarteles, 29 retenes permanentes, 3 sedes
de zona militar y 59 retenes intermitentes que se instalan a diario. Esto,
"sin contar los constantes patrullajes que se realizan en diversas comunidades
chiapanecas", abunda Hidalgo en El fenómeno de la militarización,
informe presentado en el tercer Encuentro Chiapaneco contra el Neoliberalismo,
que se celebra este fin de semana en Huitiupán.
El
investigador del Centro de Investigaciones Económicas y Políticas
de Acción Comunitaria (Ciepac), especialista en el tema, contabiliza
en su registro 18 puestos de la Armada, 62 de la Agencia Estatal de Investigaciones,
15 de la Agencia Federal de Investigación, 47 del Instituto Nacional
de Migración, 23 de la Policía Federal Preventiva, además
de 141 destacamentos de la Policía Sectorial (ex Seguridad Pública),
en su mayoría urbanos.
Por otro lado, Hidalgo señala que al recomponerse
la estrategia política de los zapatistas con la desaparición
de los Aguascalientes, el surgimiento de los caracoles y
la instalación de las juntas de buen gobierno, el Ejército
federal reactivó la estrategia de yunque y martillo que ha
venido aplicando desde 1995 en la selva Lacandona, según lo denunciado
entonces por el subcomandante Marcos, y retomado y detallado en
el reciente estudio del Centro de Análisis Político e Investigaciones
Sociales y Económicas (CAPISE) El dilema del prisionero,
2004.
"El Ejército federal aplica también una
segunda parte de su estrategia en los Altos, en forma de presión
de tijera contra la comandancia zapatista regional de Oventic (en el
eje Chicoasén-Rancho Nuevo), y una tercera estrategia, identificada
como zona de despeje militar, que abarca la zona intermedia de influencia
zapatista desde Socoltenango y Venustiano Carranza hasta Sitalá,
pasando por una parte de los Altos".
En esta última zona, apunta el estudio, la intención
es "replegar tropas o reubicarlas en otros cuarteles y campamentos, y dejar
operar libremente a priístas para que siembren droga en territorio
de influencia zapatista, y también permitir la introducción
de autos robados y alcohol, acelerar los conflictos intercomunitarios por
problemas de agua, madera, tierra, religión, tráfico de migrantes,
etc."
Los "vacíos" que deja el Ejército federal
son llenados por la Policía Sectorial, las agencias estatal y federal
de investigaciones y cuerpos de defensa rural. "En esta zona de despeje
se reprime a los zapatistas con argumentos de delincuencia común
y no por las causas que generaron el conflicto armado, lo cual enmascara
la represión política de los gobiernos estatal y federal
contra el zapatismo", agrega Hidalgo.
"Esta es la explicación que doy a ciertas detenciones
de militantes zapatistas de los municipios autónomos en rebeldía
Lucio Cabañas, Miguel Hidalgo y 17 de Noviembre; los asaltos cerca
de Oventic; los recientes asesinatos de zapatistas en el municipio rebelde
16 de Febrero; las quemas de ermitas católicas en San Francisco
(Pantelhó); los conflictos por el agua en Zinacantán, las
amenazas de desalojo de zapatistas en San José Chacté y El
Pozo (Cancuc); la detención de bases de apoyo zapatistas en Tierra
Blanca (Comitán); los recientes operativos antinarcóticos
del Ejército federal en Chanal, Aldama, Santiago El Pinar y Magdalenas".
La estrategia, interpreta la investigación de Ciepac, "es contaminar
el territorio zapatista con elementos que permitan descalificar y desprestigiar
al zapatismo y quitarle la autoridad moral de la que hasta ahora goza".
Por lo demás, las tropas federales pretenden quedarse
en las comunidades. "Para no tener que enfrentar demandas como la interpuesta
por los habitantes de Amador Hernández, y las protestas en Xoyep
(Chenalhó), San Cayetano (El Bosque), Emiliano Zapata (Tila) y Querétaro
(Angel Albino Corzo), el Ejército federal ha optado por pagar rentas
mensuales mediante convenios con los propietarios, y que oscilan entre
500 y cinco mil pesos mensuales, para asegurar su estancia en las zonas
rurales de la entidad. En otros casos, ha recurrido a la compra de tierras
o su expropiación".
El estudio considera otro aspecto reciente: "A partir
de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos,
el gobierno de George W. Bush pidió al gobierno mexicano aplicar
la Operación Centinela en nuestra frontera sur, como sellamiento
contra el terrorismo, los migrantes centroamericanos y el narcotráfico,
ya que calificó esa parte del territorio mexicano como una 'frontera
porosa'. Por ello se instalaron y mantienen 12 retenes en lugares estratégicos.
Para cubrir estos puestos llegaron a Chiapas tres mil soldados más,
provenientes de diversos estados de la República, y se ubicaron
principalmente en las zonas Costa y Sierra".
Por lo demás, los trabajos del tercer Encuentro
Chiapaneco contra el Neoliberalismo -donde participan más de un
centenar y medio de organizaciones sociales, productivas y algunas ONG-,
continuaron hoy, y culminarán este domingo con una marcha por la
paz en la cabecera municipal de Simojovel, a ocho kilómetros de
Huitiupán, en el marco de las jornadas internacionales por la paz
global que se llevan a cabo este fin de semana en diversas partes del mundo.
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