.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Migración
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
Fotografía
Cartones
CineGuía
Suplementos
Perfiles
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
Suscripciones

P O L I T I C A
..

México D.F. Domingo 21 de marzo de 2004

Rolando Cordera Campos

Los idus no se fueron

Marzo llegó para quedarse. Quienes imaginaban que los sobresaltos de la semana pasada serían pasajeros, cobrarían sus bajas políticas y personales y llevarían al país a una normalidad mediocre se equivocaron del todo. Aquello de que "así es la política", no funcionó ni como conseja aldeana, y es claro ya que México se adentra con prisa a una crisis política de pronóstico reservado.

Las recientes gracejadas del jefe de Gobierno del DF no han hecho otra cosa que confirmar el desvarío del conjunto de su partido y de su equipo de gobierno, pero las bravatas del prefecto metido a senador de la República y a litigante de todas las causas innobles imaginables confirman, a su vez, el raquitismo del partido que ganó pero no pudo gobernar. Del PRI para qué acordarse: los devaneos de la maestra reconfigurada como líder total nos recuerdan la existencia de un agrupamiento de corporaciones, pero la triste comedia de sus seguidores en la Cámara de Diputados y el involuntario humor de sus adversarios nos vuelven a la idea original de un no partido, de un conjunto de bandas nómadas que no encuentran pastor ni rumbo, mientras sus personeros más alharaquientos sufren atentados, los cuales ponen en duda, principalmente, sus compañeros de partido. Punto para la política representativa que tanto se presumió por los transitócratas de la última hora, pero lo que parece estar en un coma interminable es el sistema de partidos que nunca se buscó en realidad construir y que hoy contamina a todas las esferas de la vida social del México, pasmado, que inauguró el milenio con democracia pero sin Estado nuevo.

Los legisladores han iniciado sus trabajos plenarios pero ni pleno ni comisiones dan señales de vida. La rutina y el andar cansino de sus dirigentes quisieran dar cuenta de estabilidad y buen gobierno, de prudencia de Estado dirán algunos optimistas, pero lo que todo el mundo entiende, salvo ellos, es que lo que impera es el vacío, la ausencia total de agenda, el desgano ante la falta de horizontes y, como única certeza, la de que no sólo se perdió el gobierno sino la fibra y la ambición de ejercer el poder en función de objetivos, proyectos, metas compartibles con el resto de la ciudadanía.

No hay camino y nadie anda. La calma chicha puede no ser el prólogo de una tormenta que estremezca y nos despierte, pero es cada día más claro que de volverse costumbre política dominante serán otros y con otros modos los que se hagan cargo del poder y de lo que quede de Estado. A pesar de los pesares y, por encima de los despropósitos del día, el país, su economía, recursos y gente son demasiado importantes para el mundo y no pueden dejarse a la deriva ni a la intemperie.

De petróleo estamos llenos, a pesar del diario sabotaje contra nuestras reservas orquestado desde el propio gobierno, éste y sus antecesores. Con él podría el país fincar una nueva toma de riesgos y asomarse al crecimiento económico rápido y hasta estable, pero lo que se decide en Hacienda o Energía y se corea por quienes podrían ser sus beneficiarios principales en la gran empresa mexicana (lo que de ella queda), es justificar su puesta a subasta, dilapidar el subsuelo en absurdos contratos a contratistas sin responsabilidad nacional alguna y festinar con estruendo en la prensa financiera la quiebra de una entidad que hasta la fecha ha demostrado una inimaginable capacidad de sufrimiento y aguante.

De la noche a la mañana, México se volvió exportador industrial en gran escala. Su fuerza de trabajo y sus técnicos y hasta algunos, muy pocos en verdad, empresarios, mostraron al mundo destrezas y ganas de competir, ganaron espacios en el mercado más disputado del mundo y permitieron soñar con un país abierto y con brillante porvenir. Esas destrezas y habilidades siguen ahí, a pesar de la contumacia y dogmatismo de los gobernantes y encargados de la conducción económica nacional, y no son cacahuates ni frente al coloso chino. Están aletargadas y parecen muertas pero no lo están. Junto con los veneros del oro negro, hay que hablar de manantiales de productividad moderna que pueden volverse a activar con el clásico "ganchito" que hizo célebre al primer desarrollo industrial mexicano, que despegó con Lázaro Cárdenas y duró hasta bien entrado el siglo XX.

Frente a esto y la postración de los gobernantes y sus contendientes, no tardarán en aparecer en el escenario los aventureros dispuestos a alquilarse al mejor postor. Bien como señores de la guerra, bien como vendedores de promesas y bendiciones para los pecadores, los apostadores preparan fichas y velan armas ante el diario desplome del viejo Estado que no pudo transmutarse en nuevo orden democrático.

Los políticos que deberían haberse encargado de remozar su casa y reforzar sus cimientos, prefirieron vivir bajo el supuesto de que la mesa estaba servida y más valía no moverle, pero la sociedad, una vez transcurrido el tiempo de espera y duda razonable, más bien se alista para andar por su cuenta y al riesgo que sea. Se llame o no a esto desgobierno, lo que es seguro es que no se trata de una gestión pública congruente con tanto cambio económico, tanto desaliento con sus promesas incumplidas y tanta insatisfacción e inseguridad como las que cualquiera, banquero o agiotista, salvo el presidente Vicente Fox, puede detectar desde Acapulco.

Con perdón de Thornton Wilder, estos idus se adueñaron de presente y porvenir del México en pañales democráticos y hacen de su panorama trágico tan espléndidamente contado, metáfora costumbrista.

Y todavía falta ver qué se les ocurre a los dueños públicos del 23 de marzo.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email