México D.F. Miércoles 24 de marzo de 2004
Juan Goytisolo está en México
para realizar diversas actividades literarias
Ejemplar respuesta del pueblo español frente
al belicismo
La maniobra de Aznar respecto del 11-M propició
el triunfo electoral del PSOE La injusticia y la opresión no se
combaten ''con una guerra estúpida y criminal como la de Bush'',
señala
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
Conocedor riguroso y apasionado del mundo árabe,
el escritor Juan Goytisolo lamenta y condena la matanza perpetrada por
Al Qaeda el 11 de marzo en Madrid; admite que fue resultado del apoyo que
el gobierno español dio a Estados Unidos en la invasión contra
Irak, pero hace ver que hubo un ''caldo de cultivo" que favoreció
el atentado.
Autor
universal con pasaporte español, Goytisolo repasa en entrevista
con La Jornada los factores que conformaron dicho ''caldo de cultivo".
Resume: ''Se veía venir". Y señala una ''horrible
y cruel paradoja": las huestes de Osama Bin Laden atentaron contra la ciudad
que, además de Barcelona, se manifestó con mayor contundencia
contra la guerra en Afganistán y contra la invasión a Irak.
La tarde de aquel día, mientras observaba por televisión
a José María Aznar insistiendo en responsabilizar a ETA,
Goytisolo recibió una llamada de la Cadena Ser en la que le advertían
que la mayor parte de los indicios apuntaban hacia Al Qaeda.
''La manipulación del gobierno de Aznar era repugnante:
ETA, ETA, ETA. Al día siguiente la gente se dio cuenta y hubo inmensas
manifestaciones en Madrid y Barcelona diciendo: queremos saber la verdad.
''La gente llegó a la clara conclusión de
que este era el precio pagado por la foto en las islas Azores del señor
Aznar con Bush y Blair. Esa era la cruda verdad: España no tenía
ahí nada qué ganar y sí mucho qué perder".
Nadie defendió a los bosnios
Cuando las personas se dieron cuenta, dice Goytisolo,
de la maniobra de Aznar, ocurrió ese ''vuelco electoral" que favoreció
al Partido Socialista Obrero Español (PSOE): ''No fue por cobardía,
como dijo The Wall Street Journal, sino por la conciencia de los
españoles de que se les había engañado, que habían
pedido una cosa y que se había hecho todo lo contrario; que estábamos
pagando el precio de la vanidad de Aznar y de los errores de su gobierno".
El análisis del atentado -contextualiza- requiere
''de consideraciones mucho más profundas", que hoy parecen verdades
elementales, pero que ''era absolutamente imposible decirlas durante el
gobierno del señor Aznar".
Por ejemplo: desde antes del comienzo de la invasión
contra Irak, ''se sabía que no había ningún vínculo
entre un tirano odioso como Saddam Hussein y Al Qaeda.
''Era un gobernante que mantuvo un férreo control
sobre la totalidad de la población iraquí, pero que no tenía
conexión con el terrorismo de Al Qaeda."
El autor de Paisajes después de la batalla
tampoco olvida que en su guerra contra Irán, en los años
80, Hussein ''empleó las armas que le procuraron los países
occidentales, empezando por Inglaterra y Estados Unidos.
''Yo estuve en Irán justo después de la
guerra y los hospitales estaban llenos de muchachos recuperándose
de los gases tóxicos que les habían lanzado desde el lado
iraquí."
Otro ''pretexto" fue el de las ''presuntas armas de destrucción
masiva" de las que no se ha encontrado nada. Y el ''argumento falso" de
''llevar la democracia a Irak. ¿Y por qué no llevarla a todos
esos países con los que Estados Unidos está colaborando muy
estrechamente? ¿Por qué no en Arabia Saudita, que es de donde
surgieron la células de Al Qaeda y el origen de todo este terror?"
Los factores que cerraron el "caldo de cultivo" para el
atentado no se agotan ahí. También ''está el silencio
de Europa ante lo que ocurrió con los musulmanes bosnios en Sarajevo:
un asedio medieval con armas modernas a una comunidad por el simple hecho
de ser sociológicamente musulmana.
''Esa comunidad fue víctima de un genocidio horroroso
sin que nadie abriera la boca. Y no eran fundamentalistas, los bosnios
son absolutamente laicos.''
Muy pocos se preocuparon por lo que pasaba ahí:
''Susan Sontag fue muchas veces; yo estuve ahí en 1993, 1994 y 1995
y pude advertir un fenómeno en el aeropuerto: árabes indignados
por la matanza de musulmanes que se dirigían a Bosnia a combatir
para ayudarlos''.
La franja de Gaza, gueto infame
A decir de Juan Goytisolo, un factor a considerar es el
conflicto palestino-israelí: ''Con una política como la de
Ariel Sharon, que rechaza la legalidad internacional y practica el asesinato
colectivo, no sé qué va a ocurrir ahora.
''Hay que conocer la franja de Gaza para ver que es un
gueto infame, rodeado de un muro de vergüenza."
Al referírsele que el atentado en Madrid dificulta
el análisis y puede exacerbar los ánimos xenofóbicos,
Goytisolo comparte un criterio que él suele aplicar: ''Una cosa
es ser musulmán, otra islamista y otra terrorista".
Asimismo, ''una cosa es ser judío, otra israelí
y una tercera ser un colono ultrarreligioso partidario de Sharon".
Todo esto habla de una situación muy compleja,
de intrincadas raíces, con sus componentes, sí de fanatismo
religioso, pero también de injusticia y opresión: ''Eso no
se puede combatir con una guerra como la de Bush, estúpida y criminal".
Enfatiza: ''Hay que ir a las raíces, detectar cuál
es la causa que da origen a estos grupos".
Y en medio del dolor y la tragedia, Goytisolo rescata
la respuesta de la sociedad española: ''Ha sido ejemplar, la gente
se ha dado cuenta de la manipulación y de que la causa de la guerra
ha sido la famosa foto de Aznar en las Azores.
''Este señor Aznar, que decía que le había
devuelto a España el lugar que había ocupado desde el siglo
XVI, desde la época imperial, creyendo que nos había devuelto
la grandeza histórica y nos había liberado de la tutela francesa,
sin darse cuenta de que había encerrado a España en una situación
muy parecida a la de medio siglo atrás, cuando el régimen
de Franco no era admitido por Europa.
''Eso se ha manifestado en la obsesión antifrancesa
de Aznar y su política de arrogancia de cabo de cuartel y de chulería
con Marruecos."
En contraste con todo lo anterior, el entrevistado se
expresa con optimismo del recién electo presidente de gobierno,
José Luis Rodríguez Zapatero, de quien dice: debe cumplir
su promesa de sacar a las tropas españolas de Irak.
Juan Goytisolo -también autor de obras como Makbara
y Juan sin tierra- se encuentra en México para participar
en la Cátedra Julio Cortázar, que se llevará a cabo
en Oaxaca, y para impartir un curso sobre Las mil y una noches,
obra canónica de la literatura árabe.
Por lo pronto, mañana (a las 19 horas) participará
en el ciclo Las dos orillas, que se desarrolla en el Centro Cultural
España (Guatemala 18, Centro Histórico), donde será
presentado por el escritor mexicano Carlos Monsiváis.
|