México D.F. Miércoles 24 de marzo de 2004
Ya me canso, dice el autor de Picardía mexicana
Armando Jiménez concluye 28 años de recorridos nocturnos con su tour 150
La tarde de este jueves el maestro Armando Jiménez tomará el auricular del teléfono de su casa y se despedirá de todos sus amigos y enemigos, pero sobre todo de sus acreedores, a quienes les recordará que tiene muy buena memoria "menos para pagar".
Al término de sus llamadas de cortesía partirá junto con su esposa hacia la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, donde en tres años dará cumplirá al gran proyecto de su vida: "Concluir los cuatro tomos de su Guía de pecadores y descarriados y aún de castos y bien encaminados en la muy ex leal y noble ciudad de México, ilustrada con fotografías y dibujos de antaño y hogaño, y escrita con dizque amenidad e ingenio por el tal Armando Jiménez" (el subtítulo se omite porque es más largo). Luego se preparará para "morir a gusto" en aquella región del sur del país.
La última y nos vamos
Hace dos meses la embajada de Estados Unidos contrató los servicios turísticos del maestro del desmadre. Luego del recorrido nocturno, Armando Jiménez decidió que aquel era su último andar por los históricos sitios más representativos del rompe y rasga de la ciudad de México.
El encuentro con el ambiente popular de la ciudad, como en otras ocasiones, comprendió un tour guiado por 20 bares, cantinas, plazas, mercados y restaurantes, entre otros, así como relatos en torno de la historia de cerca de 200 recintos capitalinos, algunos ya desaparecidos.
Para el escritor de Picardía mexicana la despedida a 28 años ininterrumpidos de tours nocturnos será con el número 150, "para ricos y para pránganas". En ellos se visitaba y conocía la historia de entre 15 a 20 sitios, que en el siglo pasado fueron enriquecedores puntos de encuentro y desencuentro de intelectuales, políticos, deportistas, y que en el presente prácticamente están en el olvido.
Provocador amante de los superlativos y todo lo que gire en torno de su persona, Armando Jiménez comenzó en 1976 sus seductores paseos nocturnos prácticamente por mandato de quien fuera su amigo y presidente del país, Adolfo Lopez Mateos, que contaba con probada fama de mujeriego, bohemio y bailador.
A sus 86 años, Armando Jiménez mantiene la lucidez de un adolescente y el empuje de un niño que aprende a dar sus primeros pasos. Este amor por la vida y por compartir sus conocimientos han permitido que sus anécdotas e historias hayan cautivado a mandatarios, reyes, artistas y deportistas de talla internacional. Con todos libó curados de pulque y probó otras combinaciones etílicas, además de compartir el pan y la sal.
En la década de los años 80, Armando Jiménez perfeccionó sus recorridos por medio de la empresa Metrópolis, que fundó con el ingeniero Jorge Legorreta, en la que semanalmente se programaban recorridos terrestres, subterráneos y aéreos por las riquezas arquitectónica y cultural del Distrito Federal. Su aventura como guía por cantinas, pulquerías, salones de baile y cabaretes sólo duró tres años.
Tras ese retiro, el maestro y escritor limitó sus visitas guiadas a dos por año: uno para gente con dinero y otro para pránganas. En esos lustros también tuvo desencuentros con las personas que guiaba: "Hace años hice un recorrido con algunas damas del Voluntariado Mexicano. Eran todas señoras muy guapas, algunas cuarentonas, que seguramente por bonitas se las amarraron gobernadores y secretarios de Estado, porque todas eran ricas y hacían labores humanitarias. Ya ve que -hasta Marta Sahagún- en cada sexenio había agrupaciones comandadas por la primera dama".
-ƑDefinitivamente ya realizó su última salida?
-Creo que sí, pero lo haría como los toreros que se despiden, pero en realidad se despiden de una plaza y se la pasan despidiéndose de cada plaza del país y del extranjero y no acaban de despedirse nunca. Lo mismo sucede con los boxeadores, que a los ocho años, cuando ya están panzones, les hace falta el dinero y quieren volver.
"La realidad está en que ya me siento viejo. Fui campeón de caminata y mi presunción es que me daba gusto escuchar a los jovencitos cuando me decían: 'Vamonos más despacito, ya párele'. Yo tenía la gala de que un viejo de 86 años escuchara esas peticiones y ahora ya voy a estar a la par de todos ellos y pronto daré lástima.
"Recuerde a María Félix, pidió que clavaran su ataúd con clavos porque no quería que la vieran vieja y arrugada, sin dientes. Y pues yo fui campeón de caminata y ya me canso. Los recorridos los inicié en 1976, completé 149 recorridos y el 150 es un bonito número para retirarme." GABRIEL LEON ZARAGOZA
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