México D.F. Sábado 27 de marzo de 2004
Se abrió exposición alusiva en
el Museo Nacional de Culturas Populares
Paulatina pérdida de saberes ancestrales de
la artesanía
La situación económica del país
degrada esa actividad, alerta la coordinadora del Proada
Intermediarismo y migración, factores que agravan
la problemática de ese patrimonio cultural
CARLOS PAUL
La actual situación económica del país
está matando a la artesanía tradicional mexicana.
''Más que en otros años", existe hoy la
posibilidad de que se pierdan paulatinamente saberes ancestrales muy importantes
para la identidad nacional, alertó Ana María Gómez
Gabriel, coordinadora del Programa de Apoyo al Desarrollo Artesanal (Proada),
a cargo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA).
El problema es que aun cuando la población mexicana
tiene la costumbre y el gusto de consumir artesanías, ''la actual
situación económica es tan mala, que no siempre le es posible
adquirirlas".
''Las
personas tienen que dar prioridad a sus necesidades básicas, lo
que repercute en los artesanos, que no pueden vender sus productos.''
Eso desencadena, además, ''dos cosas muy graves:
el artesano al sentir que sus trabajos no se venden, deja de hacer artesanía
y se dedica a otra cosa; terrible situación, porque ese patrimonio
cultural se va perdiendo lentamente".
La otra circunstancia grave ''es que el artesano -como
estrategia para sobrevivir-, adapta sus artesanías a un mercado
empobrecido, lo que disminuye la calidad de las mismas, utilizando materiales
de mala calidad, además de que no pone el mismo empeño en
la obra, pues sabe que no recibirá el precio justo.
''La artesanía, de a poco, por un lado se va perdiendo
como patrimonio cultural y, por otro, se va degradando."
Capacitación y asistencia técnica
El intermediarismo y la migración son factores
adicionales en la problemática de las artesanías.
El primero, explica Gómez Gabriel, se da porque
principalmente las mujeres artesanas no están acostumbradas a salir
de la comunidad y se convierten en presa fácil de intermediarios,
que llegan a las comunidades y compran a precios bajísimos.
''Ellas, para tener por lo menos esos pesos, muchas veces
no recuperan ni el costo del material, y como la expresión artesanal
la llevan en el alma, aunque no ganen, igual la siguen haciendo."
La migración, por otra parte, es provocada por
los factores antes mencionados; ''nosotros -dice la funcionaria- conocemos
maestros artesanos que están de espaldas mojadas en Estados
Unidos, pero lo más grave es que no transmiten a las nuevas generaciones
sus conocimientos.
''A veces no es que no quieran, sino porque las nuevas
generaciones viven otra realidad social, económica y cultural, lo
cual es otra preocupación, pues la transmisión de saberes
ancestrales se está fracturando y en algunas comunidades -explica
Gómez Gabriel- eso es un hecho irremediable.
''Al ver todas esas situaciones a diario, advertimos lo
crítica que es la situación de los artesanos."
Por ello, hace tres años, a iniciativa de la Secretaría
de Economía se creó el Proada y se encomendó su ejecución
al CNCA, mediante la Dirección General de Culturas Populares e Indígenas.
Se trata de un programa interinstitucional de capacitación
y asistencia técnica a los artesanos tradicionales, que trabajan
en un grupo organizado, con el fin de "apoyar y dignificar su trabajo".
En tres años, el Proada ''ha atendido a 85 grupos
de artesanos" y como muestra del trabajo realizado en 2003 se inauguró
la noche del jueves la exposición Ceremonias y ritos de la materia
transformada. Oficios artesanales de México, en el Museo Nacional
de Culturas Populares.
En ese recinto se pueden apreciar las artesanías
de 15 asociaciones de Chiapas, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Michoacán,
Oaxaca, Puebla y Tlaxcala.
Mina de oro
El programa tiene 20 capacitadores y ''aunque forman un
grupo muy comprometido con los artesanos, es necesario incrementar para
satisfacer la demanda de las organizaciones artesanales"
En ese contexto -detalla Gómez Gabriel- encontraron
otro gran problema.
''Si bien existen muchos profesionales, sobre todo diseñadores
formados en universidades, la cuestión es que ignoran mucho del
patrimonio artesanal mexicano.
''En las instituciones académicas el enfoque del
diseño está dirigido al mercado occidental y se omite el
diseño tradicional. En México no existe un programa académico
que aborde esa área del conocimiento.
''Por otro lado, los prejuicios hacia los pueblos indígenas
impiden que se trabaje en beneficio de las artesanías, pues importa
más lo que se considera a la vanguardia en el mercado internacional.
''Esos profesionales pueden tener excelente formación
técnica, pero cuando deben aterrizar en el diseño tradicional,
en la relación con los indígenas artesanos, es ahí
cuando surgen los problemas, porque responden a un mercado y una ideología
diferentes.
''Nosotros estamos empeñados en invitar a esos
diseñadores para que conozcan esa mina de oro que es el patrimonio
artesanal, el cual, mientras se preserve su esencia y espíritu,
está abierto a las innovaciones, como ya lo hacen algunas jóvenes
indígenas."
El Proada ha trabajado con esas asociaciones en dos fases,
principalmente. La primera consiste en capacitación y asistencia
técnica, la segunda en el perfeccionamiento de sus trabajos y asesorándolos
para la promoción de los mismos.
''Este año se ha incorporado al programa la fase
de comercialización, pues la realidad que viven en la actualidad
los artesanos -manifiesta la funcionaria- exige que se comercialicen sus
trabajos, los cuales tienen un gran valor agregado cultural, si se considera
la enorme competencia de los productos chinos, japoneses o de India".
Reconocimiento a la creatividad
Respecto de la comercialización -advierte Marcos
Sandoval, director del Museo Nacional de Culturas Populares- ''se deben
tomar en cuenta las lecciones que nos ha dejado la historia.
''En determinados momentos históricos (a los artesanos
tradicionales) se les decía qué debían hacer, cómo
y qué color usar en sus tejidos, por ejemplo.
''Eso era una actitud de racismo, de discriminación,
y eso no se puede repetir en estos tiempos, cuando los movimientos indígenas
demandan una relación más justa, un reconocimiento a su creatividad.
''El trabajo de un programa como éste debe ser
muy cuidadoso, porque si no puede ser peligroso, se puede incurrir en descalificar
el trabajo de los artesanos, en una nueva discriminación.
''Ahora se han sumado distintas voluntades institucionales,
lo cual es muy importante y alentador, pues el resultado se puede apreciar
en la exposición Ceremonias y ritos de la materia transformada,
sin embargo, la historia más reciente nos ha enseñado que
el trabajo interinstitucional crea siempre algunos inconvenientes, competencias
que más que ayudar propician algunos problemas que repercuten en
las comunidades indígenas.
''Se debe entender -concluyó Sandoval- que este
programa es un proceso de reciprocidad en el que se suman conocimientos:
por un lado, los de los diseñadores e instituciones, y por otro,
ese saber ancestral que tienen los artesanos, mujeres y hombres del país
cuyo reto es que su creación artesanal logre aceptación social,
no como adorno, sino para que les sea de utilidad a las personas y así
conseguir una relación más justa."
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