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México D.F. Viernes 2 de abril de 2004
Los estadunidenses deben conocer a quienes, según Washington, son "enemigos", dice
Presenta el cineasta documental sobre Fidel Castro
DAVID BROOKS Y JIM CASON CORRESPONSALES
Nueva York, 1Ɔ de abril. Oliver Stone insiste en que los estadunidenses tienen que conocer las caras y las palabras de aquellos que son nombrados como "enemigos" por Washington, y recordó que en su propia experiencia como soldado en Vietnam, el rostro del enemigo siempre se borraba.
"No podemos mantener borradas las caras de quienes nos dicen son el enemigo. Ellos tienen que hablar en sus propias palabras", afirma Stone al explicar el motivo de su larga entrevista -a veces interrogatorio- con Fidel Castro.
La película Buscando a Fidel se estrenará por el canal de cable nacional HBO el 14 de abril, y fue presentada esta semana a un grupo selecto de analistas, ex funcionarios, periodistas y miembros del Council on Foreign Relations en esta ciudad. Ahí ocurrió lo esperado cada vez que se trata el tema de Castro y Cuba en este país: polarización. Algunos acusaron a Stone de realizar una obra de propaganda para el "dictador"; otros lo consideraron un documento "histórico" que ofrece un vistazo de la coyuntura cubana poco conocido en Estados Unidos.
Stone presentó su cinta y explicó cómo realizó el proyecto. Señaló que Fidel ha sido "un icono durante 50 años, un hombre fascinante, amado y odiado por millones de personas de todo el mundo, pero un hombre que pocos en verdad conocen más allá de la glorificación o demonización". Recordó que esta es su segunda película sobre Castro y que anteriormente lo entrevistó en sesiones de unas 30, horas en total durante 6 días, "cara a cara hablando con él de Nixon, Khruschev, Hemingway, el Che, la Revolución de los 50, la vida familiar, sus amores, ser padre, su filosofía del futuro". El resultado fue la película Comandante que se estrenó en el Festival Sundance a principios de 2003.
El cineasta contó que "hace un año hubo una gran erupción sobre lo que se llamó represión en Cuba: el arresto, enjuiciamiento y encarcelamiento de unos 75 disidentes y una racha de secuestros que resultó en la ejecución de tres plagiarios y el arresto de muchos más. El mundo condenó a Cuba y Castro por estas acciones mientras Cuba se defendía firmemente. HBO me pidió que regresara a La Habana para intentar platicar con Castro de nuevo y para averiguar qué había ocurrido y por qué. Lo hice y él me otorgó otras 30 horas en tres días que resultó en esta película, (Buscando a Castro). También entrevisté a disidentes que no habían sido arrestados, esposas de disidentes encarcelados, secuestradores, para poder presentar un panorama lo más completo posible. No soy periodista, pero entiendo que mis entrevistas con Castro, la de mayo pasado y la anterior, son las únicas que ha dado frente a las cámaras desde la represión, y son las únicas veces que ha tenido oportunidad de defender sus acciones. Espero que esta película ayude a iluminar en cierto grado la situación en Cuba".
La película, de aproximadamente una hora, se enfoca sobre el diálogo entre Stone y Castro. Tal vez la parte más notable y sin precedente es una sesión donde el presidente cubano, seis secuestradores bajo juicio, sus abogados y los fiscales se sientan en una misma sala para platicar sobre su delito, en una escena casi surrealista. Los detenidos dicen que intentaron secuestrar un barco para irse a Miami, y Stone les pregunta si deseaban exiliarse por razones políticas. Cada uno insistió en que deseaban llegar a Miami por puros motivos económicos. Fidel, frente a ellos, culpa a la política estadunidense de otorgar la residencia legal a cualquier cubano que toque territorio estadunidense, y alude al problema humano con los bienes materiales.
Castro hace énfasis en que la problemática cubana tiene que entenderse dentro del contexto de una guerra constante de Washington contra la isla desde el inicio de la revolución.
Stone entrevistó además a disidentes no encarcelados como Vladimiro Roca y Elizardo Sánchez, y a familiares de los 75 detenidos. Ellos reiteran que Castro siempre usa las mismas justificaciones para la "represión política". El comandante, a su vez, insiste en que los detenidos no son disidentes sino "mercenarios", ya que los 75 arrestados recibían fondos estadunidenses.
En otra parte de la entrevista Castro señaló que él no es todopoderoso en Cuba, ni ocupa un puesto como de presidente. Agregó que más bien su liderazgo e influencia tienen que ver con su larga experiencia, y que él ahora es algo parecido a un "jefe espiritual" o un "jefe moral". Agregó: "no soy teórico de la revolución., soy activista", y subrayó que está listo para apartarse del Estado si alguien le demuestra que le está haciendo daño a la revolución. Además señala que en torno a la transición política, él se ha dedicado constantemente a preparar a las nuevas generaciones y líderes, y que no le tiene miedo a su muerte y el impacto que ésta tendrá sobre la revolución.
En el Council of Foreign Relations hubo todo tipo de comentarios, pero eso sí, cada uno con un prólogo crítico de Castro. Julia Sweig, experta en asuntos de Cuba de esta institución, comentó que esta película es un documento histórico sobre "un rey que rehúsa dejar su trono". La cubanoamericana Marifeli Pérez-Stable, de la Universidad Internacional de Florida, consideró que esto sólo muestra "un dictador atrapado en su propio laberinto". Stone decidió no responder a estas afirmaciones.
Mike Wallace, uno de los conductores del programa 60 Minutos opinó que era una "película extraordinaria" y preguntó a Stone por qué consideraba que Castro aceptó hacerla, a lo que éste respondió: "porque me conoce y pensaba que sería tratado más imparcialmente por alguien que hace películas que por los medios estadunidenses". Además, dijo, mis películas le gustan.
Stone también subrayó que "Castro me ofreció 60 horas de su tiempo. No conseguiría tres minutos de Bush. Esto se trata de Fidel en sus propias palabras" y aquí, en respuesta a los críticos, subrayó su punto central de que es hora de que los llamados "enemigos" tengan rostro y voz propia para que el pueblo de este país decida, por sí mismo, quién es o no, enemigo de ellos.
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