México D.F. Viernes 2 de abril de 2004
Ofrecerá dos conciertos para recaudar
fondos y dotar de becas a niñas indígenas en Oaxaca
La realidad se olvida al tener una vida cómoda:
Lila Downs
Mi madre me enseñó a respetar la humildad
de su cuna; musicalmente, es lo que hago, asegura
Prepara nuevo disco, titulado Una sangre, ''pese
al divisionismo y al anti todo que hay en el mundo''
ARTURO CRUZ BARCENAS
La cantante oaxaqueña Lila Downs se presentará
hoy y mañana en el Teatro de la Ciudad para recaudar fondos para
niñas indígenas de su estado natal, de escasos recursos,
en una acción altruista que beneficiará directamente al Fondo
de Becas Guadalupe Musalem, fundado por Margarita Dalton en 1995. En Oaxaca,
Lila ha organizado conciertos desde hace cuatro años, con llenos
en el teatro Alvaro Carrillo.
"Con ese dinero -expresó en entrevista, en su casa
de Coyoacán- se ha logrado que nueve niñas estudien bachillerato
y que algunas se queden en sus comunidades. Al verlas nos damos cuenta
de que hay un mundo de posibilidades de lo que ellas pueden hacer en el
futuro."
Las
niñas tienen la peculiaridad de poseer excepcionales capacidades
escolares y sólo a través de ayuda como la promovida por
Lila se pueden capacitar. El proyecto incluye gastos de libros, materiales
escolares, transporte y alimentación, así como asesorías
de integrantes del Grupo de Estudios sobre la Mujer Rosario Castellanos.
Actualmente el Fondo apoya a nueve becarias de bachillerato
y a tres de licenciatura. Downs comentó: "Todas se han capacitado
en diversos temas con la perspectiva de equidad de género y son
promotoras de los derechos sexuales y reproductivos; informan a mujeres
de sus comunidades dando pláticas, organizando cursos o participando
en campañas de salud y alfabetización".
El altruismo ha sido criticado en varios momentos y lugares
porque hay quienes tergiversan su sentido social y se benefician directamente.
Lila es consciente de esto: "En Oaxaca ha habido algunas críticas
a esta organización porque hay mujeres que vienen de otras nacionalidades.
Hay dudas en torno a de dónde viene ese trabajo, que es voluntario
y sacrifican todo su tiempo. Es loable un propósito así".
-¿Cómo ves a Oaxaca en términos sociales
y humanos?
-Percibo muchas cosas y trato de cultivar la empatía
todos los días. La empatía es una cualidad muy hermosa de
los seres humanos. Nosotros, que vamos y venimos, que estamos en Nueva
York, junto a culturas donde predomina el ego, el yo, el individualismo,
el yo para mi familia y mis cosas, y mis miles de cosas, debemos estar
conscientes de todo esto.
"Yo provengo de un lugar de muchos contrastes. Cuando
estoy en Oaxaca me doy cuenta de muchas cosas, porque es fácil que
se te olvide la realidad si empiezas a estar en una vida cómoda.
Yo trato de no ser lo que no soy; soy una niña que tuvo una cuna
cómoda porque mi madre, Anita Sánchez, que fue muy pobre,
trabajó mucho. Ella es de San Miguel El Grande, pueblo indígena
que queda a dos horas de Tlaxiaco, donde yo crecí, que es un pueblo
mestizo.
"Mi madre me cultivó el sentido de tenerle mucho
respeto al origen pobre de su cuna, de ella. Por eso, en parte, yo cultivo
eso, y musicalmente lo que trato de hacer es crear conciencia."
-Para muchos, crear conciencia puede oírse pasado
de moda, luego de la caída del Muro de Berlín y del llamado
socialismo real.
-Sí, eso para una generación y para los
que no quieren oírlo. Yo tengo la ventaja de tener un público
convertido. El reto es cruzar al otro público, pero sin comprometer
los ideales y lo que quiero decir. ¿Cómo traducir las cosas,
sin ser la parte traidora, como Malinche?
Está preparando un disco que titulará Una
sangre, que define, con rigor, apretando los puños: "Una parte
de mí dice ¡ay!, ¿cómo crees que una sola sangre,
cuando todo mundo prefiere estar dividido? Hay mucho antisemitismo, mucho
anti todo. Esto se percibe especialmente en Estados Unidos; hay un divisionismo
racial muy fuerte. A eso viene la idea de hacer esa canción, Una
sangre, en inglés y en español.
"Las dos versiones serán diferentes. Espero que
haya reacciones." La pieza es de su autoría y de su compañero
Paul Cohen, y comienza con un sonido de percusiones, de tambores. Habla
de la tierra firme, de sangre caliente, del corazón. El ritmo cambia,
más o menos a la mitad, y suaviza la melodía, a la manera
de un himno. "Es una cumbia nortina", de Chile. Al oírla comentó
que su voz refleja el modo de interpretar de Mercedes Sosa.
-Ahora se descubre y llama la atención en el mundo
la música con raíz profunda de América, el Caribe
o Africa...
-Eso ayuda mucho. Hay públicos vastos que buscan
la música con significado, que no sólo desean ir a un concierto
para ponerse hasta atrás y pensar en la sensualidad de la cantante.
Eso es parte de un concierto, lo entiendo, pero no me gusta tanto. A veces
le entramos también al jueguito. Me preguntan si creo que no está
bien difundida la música de grupos como Mono Blanco, de Veracruz,
por ejemplo, de la música de la tierra, y sí, creo que falta
mucha más difusión.
"Los movimientos sociales no se dan hasta que es su momento,
hasta que la gente los pide, hasta que el público los necesita.
Uno como músico debe ponerse en su mula y decir: no me muevo de
aquí, quiero que escuchen y que aprendan de estas maravillas que
tiene mi cultura. Muchos no tienen la energía para hacerlo, pero
otros sí, como Evora o Sangare."
-Usted es muy modesta. Ha cantado inclusive en la ceremonia
del Grammy. Eso la va a ayudar.
-Sí, pero busco el balance. Me pregunto si voy
a aceptar tal o cual concierto por dinero o porque realmente quiero cantar.
Todavía hay que pagar la renta, pero ya, dinero viene y va, pero
las cosas en las que uno cree... ¡híjole! Es el sabor con
el que yo me voy cuando hacemos estos conciertos para las niñas...
"Creo en este mundo -artístico- alternativo en
el que nos encontramos. Creo en el poder del significado de las cosas,
de buscarle un poco más, de darle la vuelta a la página y
buscarle simbolismos y riqueza ancestral a las mujeres de México".
-¿Es usted feminista?
-Bueno, a muchas no nos gusta ese término porque
tiende a generalizarse con la feminista militante, que dice ¡no necesito
al hombre!, pero creo que de cierto tiempo para acá todas lo somos,
porque todas peleamos por ser profesionales, iguales, por tener el respeto
de nuestros compañeros hombres.
Una decisión de Downs refleja su postura artística:
en la ceremonia del Grammy le insinuaron que no portara su huipil, que
para ella es casi una bandera. Se negó a llevar otra ropa. "Me dije
voy a ponerme lo que yo quiera y a hacer lo que yo sé hacer. ¡Que
aprendan a amar a Dios ahí, en el norte! Hubo críticas de
quienes no saben lo que es el arte. El arte, ¡punto!"
Hoy, Lila estará acompañada por Eugenia
León y Vicky, "mi paisana, de la Tierra Baja", y mañana por
Iraida Noriega y la citada Vicky. El Teatro de la Ciudad se halla en Donceles
36, Centro Histórico. Boletos: 350, 290, 174 y 70 pesos.
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