México D.F. Sábado 3 de abril de 2004
Herencia, un preludio y siete tiempos se presenta en el Foro de Teatro Contemporáneo
Obra de María Muro aborda la incapacidad de los hijos para enfrentar la orfandad
CARLOS PAUL
La muerte de un familiar siempre es final y principio de una manera de ver la vida.
En el caso de la obra de teatro Herencia, un preludio y siete tiempos, la muerte del padre ''muestra el patetismo y la incapacidad de sus hijos por enfrentarse solos al mundo por vez primera, debido a que -al negarse a tomar las riendas de su propia vida- depositaron en él sus frustraciones y angustias, con todos los riesgos que eso conlleva".
Escrita por María Muro, la obra es una ''dolorosa reflexión" sobre el ''miedo a enfrentar al poder" y sobre el resquebrajamiento de los valores, ideas, y sueños de una familia que se ve enfrentada al ''qué hacer con todos esos cachitos".
Tal situación es también reflejo de la sociedad en que vivimos, comenta Hilda Valencia, directora de la puesta en escena.
Los cinco hijos, en su mayoría mujeres, esperan la muerte del padre no por la herencia monetaria que les pueda dejar, sino para liberarse de la tiranía de su progenitor.
Tiranía y ambiciones personales
En esta historia ''existe una mutua decepción", dice la creadora escénica, ya que por un lado se muestra la tiranía de un padre, y por otro, los hijos depositan en él todas sus ambiciones de realización personal, pero a su fallecimiento reconocen su gran dependencia, es decir, que sus frustraciones son personales y que ellos eran responsables de su propia vida.
Lo que podría haber sido para ellos un momento de liberación, se torna en soledad y orfandad, que ''los lleva a la conciencia de su estéril existencia.
''Los hijos se dan cuenta de que para su realización, no es suficiente la muerte de su padre, quien a su vez tiene entre sus frustraciones la de que su nombre y apellido no perdurarán, pues de sus cinco hijos tres son mujeres y dos son hombres, ''ambos prácticamente homosexuales".
Es una obra que ''se ubica en los años 50" y refleja la educación que se suponía deberían tener las mujeres en esa época, ''en la que no había términos medios.
''Las mujeres, dentro del hogar, eran consideradas o niñas sobreprotegidas o mujeres adultas, sin posibilidades de vivir una adolescencia."
No obstante, al final, ''tras la dolorosa reflexión, del baúl de los recuerdos surge una metáfora, la expectativa de haber sido unos hijos queridos".
Con la actuaciones de Rosario Zúñiga, Christian Baumgartner, Natalia Richert, Olga González y Tony Marcín, escenografía de Mónica Kubli y escenofonía de Rodolfo Sánchez, Herencia, un preludio y siete tiempos se presenta los viernes a las 20:30 horas y sábados 19 horas en el Foro de Teatro Contemporáneo (Jalapa 121, colonia Roma).
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