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México D.F. Lunes 5 de abril de 2004
El Distrito Federal, Colima y Baja California concentran el mayor número de casos: Ssa
Aumentan en el país los casos de suicidio entre niños y adolescentes
Problemas familiares, emocionales y depresiones, las principales causas Niñas, las que más lo intentan Según autoridades, 40 por ciento de los jóvenes del país han pensado matarse
CAROLINA GOMEZ MENA/I
Los números indican que de cada 8 a 25 intentos, uno se concreta; el de Daniel * tuvo éxito, el de David se frustró, pero nadie puede asegurar que en la siguiente tentativa la historia sea otra. Nacieron con poco más de una década de diferencia. Nunca se conocieron, pero ambos experimentaron la misma desesperanza, la que los llevó a tomar idéntica decisión y con el mismo método: ahorcarse. David apenas superaba los seis años de edad; sus padres se estaban divorciando. De Daniel no se supo nunca el motivo, aparentemente no había ninguno específico.
Y aunque ninguno de los dos tenía conocimiento de que eran protagonistas de un fenómeno -el suicidio adolescente- que se ha incrementado durante los 20 años recientes de manera significativa -tanto así que algunos expertos consideran que el alza ha sido hasta de 300 por ciento-, lo experimentaron y lo buscaron. Daniel, de 18 años, lo había intentado al menos dos veces antes de conseguirlo, pero su familia, aunque asegura que lo quería, ignoró sus avisos como si así eliminara el problema. David fue llevado al Hospital Siquiátrico Infantil Juan N. Navarro, Daniel fue trasladado al Servicio Médico Forense.
A escala mundial, las tasas de suicidio infantil y adolescente oscilan entre uno y poco más de 4 por ciento del total de suicidios. En Estados Unidos se estima que los suicidios consumados entre personas de 15 a 40 años de edad representan 4.5 por ciento del total, mientras que en menores de 3 y hasta 17 años el porcentaje va de uno a 3 por ciento.
En lo que respecta al suicidio infantil y adolescente, México tiene una tasa que lo ubica en un "estrato medio, es decir, es de 5 por cada 100 mil jóvenes, mientras en otros países es de 17 por cada 100 mil, y la entidades con mayor tasa, alrededor de 11 por cada 100 mil, son el Distrito Federal, Colima y Baja California, aunque destacan Tabasco y Yucatán", señaló Quetzalcóatl Hernández Cervantes, académico e investigador de la Facultad de Sicología de la Universidad Autónoma de México (UNAM) y terapeuta del Centro de Servicios Sicológicos Guillermo Dávila de dicha facultad.
Pero poco importan las cifras cuando una familia debe enfrentar esta situación, cuando debe acudir de urgencia a algún hospital porque su hijo(a) intentó cortarse las arterias, "se tomó todo el botiquín de la casa" intentó ahorcarse o prenderse fuego, o se lastimó (en el mejor de los casos) con un arma de fuego.
Aunque las motivaciones por lo general son las mismas, quienes más ideas suicidas y más intentos tienen son las mujeres, ya sea durante la niñez, la adolescencia o la edad adulta, pero quienes más lo consuman son los hombres, porque recurren a métodos mucho más certeros y violentos.
Lo más común entre las mujeres es la ingesta excesiva de pastillas, antidepresivos, estimulantes o de la medicina o mezcla de fármacos que tengan al alcance, y esto, por lo general, les da más posibilidades de ser auxiliadas. También optan por cortarse las venas, pero este método es muy poco efectivo si lo que realmente se busca es morir y no sólo captar la atención de los familiares. "Por lo general sólo se lesionan las muñecas, porque casi nunca la cortada es tan profunda como para llegar a las arterias, porque para ello primero tendrían que cortarse los tendones que dan movimiento a los dedos, pero lo cual es extremadamente doloroso", expuso el doctor José Antonio Cárdenas Zetina, subdirector de hospitalización del Hospital Siquiátrico Infantil Juan N. Navarro, de la Ssa, al comentar que los intentos suicidas representaron aproximadamente "25 por ciento" de la consulta del nosocomio.
Los niños optan por el ahorcamiento y la utilización de armas de fuego o incluso lanzarse de lugares altos; por ello en este sector se presentan más decesos. En las niñas pueden presentarse hasta cuatro tentativas antes de que logren acabar con su vida, mientras los varones habitualmente logran su propósito en el primer intento.
Las cifras indican que es en promedio a los 12 años de edad cuando las niñas consuman su intento de suicidio; en tanto, en los niños es a los 16 años, y las razones son variadas, y van desde las ambientales hasta las de la propia personalidad. En el país la "ideación suicida" entre los adolescentes va desde 10 hasta 40 por ciento, es decir, de cada 100 adolescentes, 40 pueden reportar el deseo de morir, mientras que el intento oscila entre 8 y 13 por ciento, expuso Hernández Cervantes, al explicar que las motivaciones varían mucho de acuerdo con la cultura y al país.
En naciones como Japón o China los deseos de poner fin a la vida se relacionan más con la alta competitividad que existe en los ámbitos académico y laboral. En lo que se denomina el Cinturón suicida, que incluye algunas naciones escandinavas y parte de Europa del norte y del este, se cree que la motivación es cultural, aunque también se especula respecto de factores genéticos, pero sobre todo se relaciona con los aspectos depresivos. En los países que tienen menos horas de sol se alteran los ritmos ultradianos y circadianos. "El reloj biológico responde a los cambios de luz; si ésta es menor, se registra como tiempo para descansar, se cae en un estado deprimido del organismo y ello fomenta la tristeza y la melancolía." No obstante, otras naciones con esa misma carencia de luz, como Canadá, no presentan esta tendencia.
Pero no cabe duda de que mucho más desconsuelo que el que provoca la falta de luz lo puede causar la familia: los conflictos entre los padres, las dificultades económicas, la violencia, el abuso en todas sus vertientes, el abandono emocional, las pérdidas, y si a esto se agrega la personalidad del menor, el resultado puede ser el suicidio.
La familia, foco del problema
Según Rodríguez Juárez, la familia disfuncional y poco contenedora, aunada a la baja tolerancia a la frustración, la impulsividad y la tendencia a los pensamientos rígidos, son ingredientes que pueden orillar al suicidio, pero si a esto se suma algún trastorno como la distimia (depresión menor), el déficit de atención y personalidades sicóticas o neuróticas, las posibilidades se incrementan.
De acuerdo con los especialistas es "normal" que todos en algún momento experimentemos ideas de muerte, pero son las personalidades antisociales, las borderline (limítrofes), las sicóticas, las neuróticas y las impulsivas las que son las más proclives.
David aparentemente no tiene ninguna de esas características, lo único que sintió es que sus padres se divorciaban por su culpa y pensó que al morir se solucionaría el problema. Daniel murió y nunca nadie pudo saber si no resistía las frustraciones, si era borderline o si su impulsividad fue lo que aquella madrugada, en su habitación, lo llevó a ahorcarse desde un lugar muy bajo, tanto, que con tan sólo ponerse de pie hubiera podido evitar la muerte. * Los casos son reales, los nombres, ficticios
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