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México D.F. Lunes 5 de abril de 2004
La desparición física del músico
cimbró hace 10 años el corazón de miles en el mundo
Kurt Cobain, mito del rock que surgió el mismo
día de su muerte
Vocalista y creador de Nirvana, el músico legó
joyas como Nevermind, Incesticide e In utero
CHAVA ROCK ESPECIAL
Hace
10 años varios acontecimientos llamaron la atención. El más
impactante en México fue el levantamiento armado del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN); posteriormente el asesinato
de Luis Donaldo Colosio, pero uno de los que más resonancia cobraron
en el ámbito internacional fue la muerte de Kurt Cobain, vocalista
de Nirvana. La biografía convencional empezaría así:
Kurt Donald Cobain nació el 20 de febrero de 1967 en Aberdeen Washington,
en el pueblo de Hoquiam. Sin embargo, la verdad es que el mito nació
el 5 de abril de 1994, cuando una bala le voló la cabeza para que
descansara su cuerpo.
Cobain murió a los 27 años, a la misma edad
en que Jimi Hendrix se ahogó en su propio vómito (18 de septiembre
de 1970) y en la que nuestra Bruja blanca, Janis Joplin, sucumbió
por una sobredosis de heroína (4 de octubre de 1970); la misma que
tenía el legendario Jim Morrison cuando tocó la puerta de
atrás (3 de julio de 1971) y a los mismos 27 que tenía Brian
Jones (el guitarrista que militó en The Rolling Stones y les dio
nombre) cuando fue encontrado muerto en su tina (3 de julio de 1969).
Sin embargo, estas coincidencias no son tan misteriosas
como la forma en que Cobain perdió la vida. La tesis clara de suicidio
es polémica por varios indicios que la misma Courtney Love, su viuda,
ha creado. No obstante, la bala de plomo logró lo que ni la heroína
pudo hacer.
El rifle en sus manos
Se dice que no hay nada mejor para conocer a Kurt Cobain
que sus canciones. Pero cómo creerle en el tema Come as you are
cuando canta: "No, I don't have a gun. No, I don't have a gun (No,
no tengo un arma. No, no tengo un arma)". Es necesario recoger algunos
hechos significativos que marcaron al último emblema punk.
Kurt, del irlandés Coburn, pues su padre, mecánico,
era de Irlanda; su madre, de ascendencia alemana, se dedicaba al hogar
y ocasionalmente trabajaba de secretaria. Se separaron cuando Cobain tenía
ocho años. Este momento cimbró el entorno del niño.
Fue un rifle en sus manos.
Lo que en ese momento escuchaba el cantante era a The
Monkees y a The Beatles, gracias a los discos que su tía le regaló.
En su escuela fue el nerd por no adaptarse a las reglas que imperaban
en los jóvenes. A los 14 años un obsequio de su tío
le cambió la vida: una guitarra. A esas alturas ya Black Sabbath
y Led Zeppelin giraban en su cabeza, pero era la actitud punk la que empezaba
a tomar forma.
Kurt asistió a un concierto de Los Melvins, allí
se derribó el primer muro y se abrió otra puerta para la
vida del músico. Se convirtió en secre (ahora staff)
de esta banda. En ese tiempo, en los años 80, conoció a Chris
Novoselic.
En 1986 formó Nirvana, al lado del bajista Chris
Novoselic; en la batería estaba el bataquero de Los Melvins, Dale
Crover. Grabaron un demo, sonido punk, que aún no se denominaba
grunge, género que tiene su cuna en el sonido del grupo Mudhoney.
Nirvana subió como la espuma, la batería la ocupó
primero Chad Channing. Grabó para Sub Pop el espléndido Bleach
(1989): sucio, rudo, ejemplar, neo punk, Pixies y Sex Pistols en cuatro
tiempos. Sonic Youth los escogió para que abrieran sus conciertos.
La fama llegó con Nevermind (1991), en el que ya grabó
la batería de Dave Grohl. Este trabajo catapultó a unos incipientes
bandoleros hacia el camino de las estrellas de rock. El grunge fue ya fenómeno,
lo alternativo entró al main stream. Las drogas se tatuaron en el
cuerpo de Cobain y la popularidad empezó su daño, fue como
si en todo ese tiempo se se hubiera manufacturado la bala de plomo.
Luego creó Incesticide (1992), recopilación
de rarezas, viejos temas y versiones diferentes, hasta entonces guardadas.
El otro diamante fue In utero (1993), regreso a lo sucio, una nueva
forma de expresión. Pero el fin se acercaba de forma acelerada.
El grupo grabó un concierto desconectado para MTV en 1993, que en
diciembre de ese año se transmitió y casi un año después
se editó en disco. Kurt ya no lo pudo ver. ¡Traición!,
gritaron algunos aferrados admiradores que proclamaban que el grunge debería
ser un género que se moviera en lo alterno.
El dedo en el gatillo
El éxito iba de la mano con los problemas, con
la insatisfacción. Los conciertos ya no eran del gozo de Kurt, incluso
algunos tampoco lo eran para el público. Subía al escenario
drogado, cansado, sin poder cantar. La falta de amor que lo permeó
desde niño lo acosó todo el tiempo. Kurt creyó encontrarlo
en la polémica cantante de Hole, Courtney Love, que en realidad
se nombraba Love Michelle Harrison, con quien se casó el 24 de febrero
de 1992. No fue así, los problemas con ella fueron muy sonados,
inclusive persiste la sospecha de que Courtney está detrás
de la muerte del cantante, que fue de algún modo el dedo en el gatillo
de la escopeta de caza.
Kurt había superado los intensos dolores de estómago
que padecía, aunque declaró al periodista David Fricke, en
la que es conocida como la última entrevista, para Rolling Stone,
que durante cinco años, "cuando sufría dolor de estómago,
sí me quería matar todos los días. Muchas veces estuve
muy cerca".
No vio crecer a su hija, Frances Bean Cobain, quien tenía
apenas un año cuando él murió. La mañana del
8 de abril de 1994 el electricista Gary Smith entró a lo que supuestamente
era un departamento vacío a arreglar una instalación, pero
se encontró en una de las habitaciones al icono del grunge tirado
junto a un charco de sangre ya seca (había muerto 3 días
antes). El 10 de abril Courtney Love, en el Centre Flag Plaza de Seattle,
leyó extractos de la carta que dejó Cobain: "No puedo soportar
que Frances se convierta en un miserable, autodestructivo e inerte roquero
como el que soy ahora. (...) Se me acabó la pasión, así
que recuerden que es mejor quemarse que apagarse lentamente".
Después de aquel 5 de abril de 1994 nació
el nuevo rostro de Cobain. Es momento de sacar del ropero esa vieja playera
de franela a cuadros rojos y blancos, mientras ese joven eterno continúa
quemándose con grandes bolas de fuego.
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