.. |
México D.F. Miércoles 7 de abril de 2004
ASTILLERO
Julio Hernández López
El turno del procurador Bátiz
Dos pifias de A.M. Lo en televisión
Prudencia respecto al socio caído
Manoseo de información procesal
LA SEMANA PASADA, Andrés Manuel López Obrador estuvo largamente con Joaquín López Dóriga en El noticiero de Televisa. El jefe del Gobierno capitalino tuvo tribuna abierta para hablar con amplitud (y en muchos casos con una tolerada reiteración) respecto a los escándalos que han golpeado a su administración. La tersura de la plática contrastó con la rispidez que han tenido otras sesiones periodísticas tanto en ese noticiario nocturno estelar como, por ejemplo, en el espacio matutino de Brozo. Sin interrupciones importantes, el tabasqueño elogió su propio trabajo y desplegó las tesis ya sabidas del complot en su contra y del gallo de plumaje indestructible, al grado que tal vez el momento de menor concordia se dio cuando el periodista preguntó al político si no reconocía que había sido un exceso declararse "rayo de esperanza".
A PESAR DEL entorno amable en que pudo moverse, López Obrador cometió dos errores importantes. Por una parte, pareció penosamente incapacitado para emitir respecto a su más estrecho colaborador, ahora caído en desgracia, algo más que un protocolario deslinde y algunas críticas vagas. La contundencia y el arrojo que el tabasqueño suele mostrar en asuntos de corrupción reales o supuestos, probables o imaginarios, que afecten a sus adversarios (Diego y Salinas, para no ir más lejos), languidece en busca de salidas blandengues cuando de Pejé Bejarano se trata. Simple y sencillamente no están los labios de López Obrador habilitados para pronunciar condenas y satanizaciones respecto a quien durante tres años fue su principal operador. La caja fuerte de los secretos políticos de Bejarano parece haber dejado sin fondos la chequera de Andrés Manuel, por lo cual sólo le es posible a éste girar documentos en falso, temeroso de que un cobro despechado del socio le deje en insolvencias punibles.
LA SEGUNDA PIFIA del gobernante capitalino sucedió cuando reveló que el chofer de Carlos Ahumada había dado cuenta de seis reuniones de su patrón con Carlos Salinas de Gortari. De inmediato pareció que, en su afán de dar cuerpo a la idea del complot en su contra, López Obrador había usado (incluso delictivamente) información oficial que debería mantenerse en secreto para fines judiciales. A partir de allí, y a pesar de las presuntas justificaciones del tabasqueño, ha sido puesta bajo sospecha la manera como el procurador capitalino de justicia, Bernardo Bátiz, ha cumplido con sus obligaciones en el curso de la crisis de los videos. A nadie escapa que esa oficina se comportó cuando menos con ingenuidad la noche en que Televisa difundió las imágenes de Gustavo Ponce apostando en Las Vegas. El propio López Dóriga preguntó con lógica natural de reportero si la policía estaba cuidando que el secretario de Finanzas no fuese a huir. Bátiz, desde luego, no había tomado ninguna previsión, como tampoco su jefe máximo que esperaba que al siguiente día el apostador ahumado diera conferencia de prensa, e incluso demandaba a la citada Televisa que le diera derecho de réplica al funcionario tahúr al que tampoco se atrevía a condenar en ese momento. Enjundia sí ha mostrado, en cambio, el procurador Bátiz para expresar sus convicciones políticas pues, por ejemplo, estuvo presente en el Zócalo aquel domingo del informe al pueblo que más bien era un acto de militancia y compromisos.
LA SITUACION DEL procurador ha hecho que se esté empujando (naturalmente por interés de los adversarios políticos del lopezobradorismo) la idea de que el Presidente de la República, en uso de las facultades jurídicas que sobre el tema le asisten, tome el control de la procuraduría chilanga, haciendo a un lado a Bátiz y colocando a alguien distante e incluso contrario a la administración capitalina. Esa tentación ha sido abonada por declaraciones imprudentes como la hecha en El noticiero de Televisa, con la que se reforzó la percepción de que el jefe del Gobierno de la ciudad de México usa para fines políticos información procesal y que la procuraduría de Bernardo Bátiz (quien el próximo 22 deberá reunirse con una comisión de senadores) no se está moviendo con autonomía y rigor jurídico.
ASTILLAS NO TODO EN los casinos ha de ser malo para los López famosos. Allí está el caso de Guadalupe, la madre de Jennifer (J. Lo, abrevian los gringos), que metió tres dolarucos a una máquina del centro de apuestas Borgata de Atlantic City, en Nueva Jersey, y los vio multiplicarse por 800 mil veces. "Tengo una gran devoción por Nuestra Señora de Guadalupe [...], dije una oración y jugué", explicó la señora López, quien se llevó 121 mil dólares en la mano y recibirá 2 millones 421 mil 291 más en cuotas distribuidas a lo largo de los próximos 19 años. A la luz de ese golpe de suerte de otra López, vale preguntarse si acaso Gustavo Ponce, el secretario de apuestas del gobierno de A. M. Lo no habría sido un audaz funcionario que buscaba en el extranjero financiamiento de suerte para los proyectos populares de su jefe. Imagínese el lector al susodicho Ponce ganando millones de dólares y trayéndolos en portafolios a las oficinas de Plaza de la Constitución para ponerlos al servicio de la causa. šAh, la suerte de los López!... Visita académica y familiar a Cuba, donde el gobierno amigo tiene bajo tratamiento y remodelación al empresario que puso su marca de corrupción en diversos espacios del perredismo, entre ellos en el gobierno de Michoacán... El autor de la presente columna ha decidido secundar al Presidente de la República en su patriótica determinación de descansar a partir de la tarde de hoy. Pocas decisiones históricas de Los Pinos han merecido tan entusiasta adhesión de parte de este rejego tecleador como la anunciada ayer en Los Pinos, así es que los próximos jueves y viernes la nación habrá de quedarse sin las sabias reflexiones y mejores análisis de esta columna pionera del caricaturismo en letra. šFeliz fin de semana (Santa)! Fax: 5605-2099 [email protected]
|