México D.F. Miércoles 7 de abril de 2004
Venezuela, Perú, Argentina, Colombia,
Panamá, Brasil y Uruguay, con más apuestas
Cada latinoamericano gasta 250 dólares anuales
en juegos de azar, dicen expertos
Por su volumen el negocio se equipara con la industria
petrolera o la venta de armas
En la región se calcula que el juego legal y
clandestino suma hasta 100 mil mdd al año
AFP
Montevideo, 6 de abril. Cada habitante de América
Latina destina un promedio de 250 dólares anuales al juego, según
las estimaciones más realistas que manejan los expertos. En todo
caso, con los 100 mil millones de dólares que devora el juego cada
12 meses, en ocho años se podría pagar toda la deuda externa
del continente.
Pero la realidad es más cruda: el vicio de jugar
-casi tan viejo como la historia del hombre- alcanzó en los últimos
años proporciones alarmantes.
Los kioscos de loterías proliferan, los casinos
se multiplican, las casas de apuestas clandestinas brotan en cada esquina:
millones de latinoamericanos sueñan con escapar de la pobreza gracias
a un golpe de suerte.
Venezuela, Perú, Argentina, Colombia, Panamá,
Brasil y Uruguay son considerados los países donde más se
apuesta en toda la región, y en los que el vértigo de las
máquinas tragamonedas, casinos, hipódromos, loterías,
quinielas y bingos, al igual que el juego clandestino y, últimamente,
las apuestas por Internet, fascinan a millones de personas.
Detrás de esa actividad se mueve un negocio que
rivaliza, en volumen, con la industria petrolera o la venta de armas, pero
es difícil establecer una comparación precisa debido al secreto
que envuelve las actividades vinculadas con el juego.
En juego, 500 mil mdd
Sólo en Estados Unidos cada año se apuestan
unos 50 mil millones de dólares en juegos de azar legales, mucho
más que el presupuesto que se destina al cine, grabaciones musicales
y videojuegos, según una encuesta de Gallup. A esas cifras habría
que añadir -probablemente- otro tanto correspondiente al juego clandestino.
Extrapolando esos datos, los expertos calculan que el
juego mueve entre 400 mil y 500 mil millones de dólares anuales
en todo el mundo, es decir cinco veces más que las exportaciones
de armas, que totalizan unos 100 mil millones, según estimaciones
del instituto Sipri de Estocolmo.
En América Latina, donde el velo de misterio es
todavía más denso, se calcula que el juego legal y clandestino
debe llegar a entre 80 mil y 100 mil millones de dólares por año.
Visto en esos términos se puede pensar que el juego
es una de las ''industrias'' más prósperas de la economía
latinoamericana que, además, no sólo enriquece a los operadores,
sino que también genera empleos y nutre las arcas de los gobiernos
gracias a la recaudación fiscal.
Eso explica, en gran parte, la tolerancia y a veces los
estímulos que proporciona el Estado a los casinos o al lanzamiento
de nuevos juegos de azar.
Los jugadores chilenos destinan unos 12 dólares
sólo a juegos de lotería, casi la mitad de que lo gastan
en Brasil (25 dólares) y muy lejos de lo que destinan los españoles
o italianos, que desembolsan unos 200 dólares al año.
Esas cifras legales, sin embargo, constituyen la parte
visible del iceberg. El gasto real per cápita en juegos de azar
es infinitamente más elevado, aseguran expertos.
En Chile -uno de los países más moderados
en la materia- se apuestan unos 200 millones de dólares anuales,
mientras en Venezuela, donde 59 por ciento de la población participa
en algún juego de azar, se gastan mil millones de dólares
en el mismo periodo.
Sólo en las carreras de caballo, transmitidas desde
hace 20 años por el canal oficial Venezolana de Televisión,
los venezolanos juegan 125 millones de dólares anuales.
En Argentina, donde no en todas las ciudades están
permitidos los juegos de azar, las personas gastan unos 700 millones de
dólares en loterías, carreras y casinos dependientes del
Estado.
En el casino flotante del puerto de Buenos Aires, un escape
a las prohibiciones que existen en la capital argentina, en 2002 se vendieron
fichas por más de 380 millones de dólares.
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