.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Migración
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
Fotografía
Cartones
CineGuía
Suplementos
Perfiles
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
Suscripciones
C O N T R A P O R T A D A
..

México D.F. Miércoles 7 de abril de 2004

Bob Dylan, entre brasieres y pantaletas

Sorprendió la aceptación del músico para promover en tv comerciales de lencería

PETER POPHAM THE INDEPENDENT

Quizá se debió al lado de la cama por el que Bob Dylan se levantó. Cuando Les Wexner, jefe de la compañía estadunidense de lencería Victoria's Secret, preguntó al encanecido músico de folk si quería aparecer en el nuevo comercial de televisión de la empresa, Dylan dijo sí.

Nadie sabe por qué. Ed Razek, director creativo de la empresa, no ha dado explicaciones. "No puedo especular en cuanto a sus razones", admitió. "Nunca hablé con él acerca de por qué decidió integrarse." Pero como resultado de esa inspirada propuesta, Dylan debuta esta semana en comerciales de televisión promoviendo una nueva línea de brasieres y pantaletas de esa empresa, muy conocida entre los asiduos a los grandes centros comerciales de Estados Unidos y Gran Bretaña. La nueva línea se llama Angeles.

En el comercial el cantante, quien el mes próximo cumple 63 años y en 2002 fue proclamado el genio del rock más grande de todos los tiempos, aparece completamente vestido, por fortuna, en las calles de Venecia, mezclado con imágenes de la modelo Adriana Lima que se pavonea a través de La Serenissima en bra, panties, tacones altos y con un par de alas.

La gimoteante elegía Love sick, del álbum Time out of mind, grabado por Dylan en 1997, es la música que se escucha de fondo. De hecho la canción fue escogida mucho antes que Razek tuviera la idea de sugerir que Dylan apareciera en el comercial. "I'm walking", entona Bobby, a los compases irregulares y secos de una guitarra: "through streets that are dead; I'm walking with you in my head... My feet are so tired, my brain is so wired..."

Bob Dylan no deja de sorprender. Su capacidad de sobresaltar y sorprender es tal vez su mejor regalo año tras año. Desde que aquel colegial judío emergió de Hibbing, Minnesota, con una guitarra en las manos, siempre ha parecido estar en buenos términos con el Caos, no en teoría, sino en la práctica.

Nacido, artísticamente hablando, en los sótanos del folclor, criado en el seno del movimiento pacifista de principios de los sesenta, adoptó los instrumentos eléctricos (los folcloristas lo abuchearon y silbaron) para escribir las más largas, profundas, divertidas y oscuras canciones del pop jamás grabadas, así como las más deslumbrantemente líricas, e inventó el rap 20 años antes de tiempo (Subterranean homesick blues).

A partir de entonces le bastaba conectar su guitarra para poner a volar al público; cada nuevo álbum, desde Freewheelin' hasta Blonde on blonde, es un libro de revelación y Dylan era nuestro oráculo, nuestro profeta balbuceante y desconcertante, cuyas canciones seguían y seguían (Sad-eyed Lady of the Lowlands por más de 26 minutos) como si estuvieran inspiradas directamente por el Lado Oscuro.

El abismo en la primera gran década de Dylan se abrió después de Blonde on blonde, cuando tuvo un accidente casi fatal en su motocicleta. Después de una larga reclusión, sus extrañas elecciones y bruscos cambios de dirección comenzaron a parecer de inspiración no tan divina y más excéntricos que brillantes.

Tras su regreso al folk acústico con posterioridad al accidente y una breve incursión en el country n' western, vino uno de los puntos máximos de la perversidad de Dylan: un álbum titulado Self Portrait, en el cual prácticamente todas las canciones fueron escritas por otras personas.

Antes del asunto de los calzones, Dylan había accedido a anunciar, en la etiqueta, un vino italiano. Sería banal, en fechas tan tardías, juguetear incluso con la idea de acusar a Dylan de venderse. Después de una carrera de bandazos tan notables, la mayoría muy provechosos en términos económicos, la acusación carece de fuerza. Y sin embargo el "porqué" del escándalo de los calzones sigue causando perplejidad.

Sólo hay una explicación. Dada la locación del comercial, Venecia, y la procedencia del vino que promovió, Dylan debe de tener por allí un nuevo interés amoroso, en algún lugar de la costa del Adriático, entre Venecia y Ancora (donde se produce el vino). Y aprovecha cada oportunidad que le pasa silbando por la nariz para insistir en su cortejo. Porque, como canta en Love sick, "Estoy enfermo de amor, escucho el tictac del reloj..."

Traducción: Ericka Montaño

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email