.. |
México D.F. Miércoles 7 de abril de 2004
Merenglass se llevó la tercera jornada del encuentro
En el Festival Cultural Zacatecas, lo gratuito sigue siendo lo más concurrido
ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO
Zacatecas, Zac., 6 de abril. Al terminar la tercera jornada de la edición 18 del Festival Cultural Zacatecas 2004, éste se manifiesta con dos caras de una misma moneda: la gente de la calle hace suyas las manifestaciones artísticas populares, a ritmo de son, merengue, balada y bolero; otros, alejados de la muchedumbre, de los llenos en la Plaza de Armas y otros foros al aire libre, del ruido y del baile masivo, se solazan en conciertos de cámara, de exposiciones de arte abstracto, descriptivo, y citan fragmentos de su poeta, Ramón López Velarde, como el de "soy una pobre carne célibe".
Son dos niveles con muchas aristas. Mientras en la Plaza de Armas el grupo Merenglass hizo bailar y levantar de sus asientos a miles de personas, la noche del pasado lunes, en el acto masivo de mayor convocatoria de todos los realizados hasta ese día, en el Museo Francisco Gotilla la fotógrafa Gilda Roel mostraba el producto de nueve años de cuidadosa introspección en almas de intelectuales, artistas, que ha legado obra y vida.
Figuran retratos de la danzante Gloria Contreras, de artistas como César Costa (presente en el recinto), de figuras que aparecen en las primeras planas o que forman parte de esa elite que crea y resuena tanto en México como en el extranjero. A la par, en el Museo Manuel Felguérez se desarrollaba el homenaje al maestro Ernesto Juárez, con un concierto de la violinista Vera Kulkova, el guitarrista Virgilio Arlanzón, la soprano Sonia Medrano y el tenor Felipe Moreno, con obras de Paganini, Sarazate, Ponce y el propio Ernesto Juárez.
Llenos todos los foros, aunque la comunicación sea diversa. En las galerías el clima es de tinta y vino tinto, como la que lleva el nombre de su dueña, Irma Valerio, que exhibe joyería de Susana Cabrales, hecha con plata y motivos huicholes, cuya cultura se ve en carne viva y pobre, en indios que venden sus artesanías por unos cuantos pesos en las calles de esta ciudad colonial.
En dicha galería se pueden comprar grabados de artistas desconocidos en 200 pesos, un Rafael Coronel de varias decenas de miles de dólares o, bien, alguna pieza de un creador austriaco, cuyas pinturas muestran gallos y trazos coloridos, como plumas de esas aves expuestas al sol.
A la misma hora, en el Multimax Cinemas se proyecta la cinta Paisajes de la memoria, de Brasil, como parte de la Muestra Internacional de Cine. La película trata de una pareja romántica, María y Antero, que deambulará por un itinerario fantástico en la región norte de Brasil. Es dirigida por José Araujo, con guión de él mismo.
En el citado Museo Felguérez, decenas de niños se inscribieron para aprovechar sus vacaciones en alguno de los talleres que los introducirán en el arte y, quizá, algún día hallen su vocación en el manejo de la plastilina, la madera, el papel.
Mucho teatro, como Bolero, de Héctor Mendoza, con el grupo Camaleón, bajo la dirección de Efraín Martínez Luna, propuesta que atrajo a jóvenes de no más de 25 años, quienes se vieron reflejados en alguna de las historias de amor, desamor, búsqueda y despertar sexual que conforman el montaje.
Aun cuando es evidente la incipiente experiencia en los foros, así como los mínimos recursos destinados para escenografía y vestuario, este grupo de jóvenes actores logró el propósito de la reflexión entre los asistentes al teatro Fernando Calderón, recinto que, pese a su importancia histórica, muestra una creciente falta del mantenimiento adecuado.
Lo gratis sigue siendo lo más concurrido. Por eso, Merenglass, integrado por músicos dominicanos, mexicanos y cubanos, hizo cantar y bailar al ritmo de sus contoneos, de sus voluptuosidades, que gustan a los jóvenes, quienes tratan de imitar a Harold, Eduardo y Caché, que ejecutan coreografías que a los más viejos no gustan, pero que a las mujeres las animan a echar relajo, a gritar tras el meneo de unas nalgas negras.
El venao, La vaca y tantas otras, sobre todo de cobres, que Merenglass ha usado para darse a conocer en La Maraka, en sitios de poca monta en Iztapalapa o en esta Plaza de Armas zacatecana.
Suenan la tambora y la güira, instrumentos que sonn el sonido base del merengue dominicano. Mamborengue, fusión, mezcla. El chiste es bailar, sentir la música. Ahí les va El rey, de José Alfredo, tamizado por lo que Ramón Glass intenta para seguir en la ruta de la chamba. Todo se puede merenguerizar.
Fue la primera presentación de los negros merengueros en Zacatecas. "El merengue tiene la virtud de que su raíz principal se fusiona con cualquier ritmo, ya sea danzón, ranchera o cumbia. En nuestro nuevo disco lo fusionamos con lo que han hecho Los Tigres del Norte".
Lleva diez años en el ambiente, pero se negó a criticar a los grupos que tocan mal el merengue, que los hay. Apela al respeto que se deben entre colegas. No obstante, reconoce que aún falta mucho para que el merengue se arraigue en México. "Llevo aquí 17 años, pero esta es la primera vez que vengo a Zacatecas. El merengue se ha posicionado, pero sólo estamos dentro de los ritmos prioritarios de las fiestas en este país. Falta mucho para que se arraigue."
|