Luis Javier Garrido

El cónclave

El nerviosismo que embarga a Fox y al equipo de Los Pinos por justificar un gobierno que ha sido un fracaso en todos los órdenes los está llevando, a más de dos años de la elección presidencial, a una serie de iniciativas que distan mucho de lo que debería ser el comportamiento de políticos responsables y que se asemeja más a la actitud de gángsters de películas estadunidenses de la serie B de los años cuarenta, todo lo cual se enmarca en una consolidación de su alianza con el salinismo en vistas a 2006.

1. La prensa mexicana se solaza todos los días con las andanzas del grupo gobernante, que luego de tres años no parece ya sorprender en nada, aunque las más recientes hayan confirmado la trama de las complicidades que se han ido armando entre foxistas y salinistas para conservar el poder en 2006. En la misma semana en que se supo que Fox se reunía de manera clandestina en una hacienda en Hidalgo con el grupo de tecnócratas salinistas que perdieron el control del PRI (5 de abril), con casi un mes de retardo, y cada quien a su turno, el procurador Rafael Macedo de la Concha (1Ɔ de abril) y el secretario de Gobernación, Santiago Creel (7 de abril), dieron explicaciones a cual más absurdas sobre su participación en la conjura del salinismo contra el PRD y el jefe de Gobierno de la capital, las que no hicieron más que confirmar que ambos individuos están involucrados en actividades presuntamente delictivas, mismas que, y eso es lo más grave, comprometen la estabilidad y la seguridad del país.

2. El rumbo de descomposición que ha tomado la política nacional por la guerra sucia que ha desatado el gobierno foxista contra el PRI y contra el PRD con vistas a la sucesión presidencial adelantada, y que llama la atención de la prensa extranjera, como es el caso de El País (6 de abril), entraña en efecto, como se recalca en el exterior, una crisis de legitimidad del sistema político mexicano y evidencia que en México no existe un real estado de derecho, pero sobre todo sienta en el banquillo de los acusados, como se dice, a los principales responsables de llevar al país adonde se encuentra, que son Fox y sus amigos, quienes en vez de buscar el respeto al orden legal existente no han hecho más que proseguir en la práctica de las normas "no escritas" de la política mexicana a fin de satisfacer a los intereses de las grandes corporaciones.

3. La política que hace el gobierno foxista tiene los mismos rasgos que ha tenido históricamente la política que han hecho empresarios como los que Fox representa, los cuales tienen sus mismas prácticas y principios, sobre todo el de conllevar un amplio desprecio por el marco jurídico del país.

4. El gobierno foxista ha sido, sin embargo, inepto en el propósito de aplicar los programas neoliberales, de ahí que la propia derecha mexicana esté siendo cada vez más crítica hacia Fox: no por el hecho de que éste ha dado la espalda al pueblo con sus políticas, sino porque no ha podido imponer los programas del Banco Mundial y del FMI. O, en otras palabras: no por haberse opuesto a aceptar una verdadera transición democrática, sino por haber sido incapaz de hacer avanzar el esquema neoliberal.

5. El cambio que se ha pretendido buscar desde Los Pinos con el apoyo de los neoliberales priístas no ha sido para buscar el bienestar de las mayorías, sino para satisfacer las ambiciones de las trasnacionales, y en eso no se puede engañar. Joaquín López Dóriga, por ejemplo, hace días preguntó de manera sesgada a Mijail Gorbachov (ex premier de la URSS) en El Noticiero de Canal 2 (6 de abril) cómo veía su paralelo con el de Fox. En aquellos años "usted prometió cambiar unas estructuras que no alcanzó a cambiar", le dijo, y "ofreció construir nuevas estructuras que no pudo construir", y aquí en México ha pasado lo mismo con Fox, Ƒestá usted de acuerdo con ello?, a lo que Gorbachov asintió.

6. El cónclave secreto y de corte gangsteril que reunió en la hacienda hidalguense de La Concepción el lunes 5 a Fox y Creel con la ex diputada Elba Esther Gordillo y el senador Enrique Jackson, así como a varios gobernadores salinistas del PRI -Yarrington (Tamaulipas), González Parás (Nuevo León), Núñez (Hidalgo), Alemán (Veracruz)- y a los principales operadores del salinismo, para buscar seguir destruyendo el orden jurídico del país e imponer el marco neoliberal, va por eso más allá de lo que aparenta y evidencia la magnitud del arreglo a que han llegado estos grupos.

7. La conjura que buscaba destruir las opciones electorales del PRD y del jefe de Gobierno capitalino, y que tuvo como eje al aventurero argentino Carlos Ahumada, es también, por lo mismo, de mayor importancia que la propia corrupción de los perredistas, que buscaba denunciar. Esta es de suyo grave, pues hace ver una vez más que quienes aspiren a gobernar desde la izquierda con planteamientos de reformas, por mínimos que sean, están obligados a una actitud ética muy distinta de la cual ellos carecen, pero la conjura de Salinas y de Fox evidencia algo mucho más grave, y es que estos grupos son un peligro para el erario, pero también y, sobre todo, para la seguridad nacional y para la viabilidad histórica de México.

8. La revelación hecha por López Obrador de que Salinas se habría reunido en varias ocasiones con Ahumada antes de la proyección de los videos (5 de abril) fue por eso la cereza en el pastel, y por lo mismo enfureció sobre todo a Macedo y a Creel, los principales funcionarios de Fox inodados en el caso y piezas claves de la alianza estratégica Fox-Salinas.

9. La salida que el gobierno foxista busca para escapar de la crisis de legitimidad que él mismo ha generado e imponer a un candidato consensado con el salinismo para 2006 -y que se repita así el escenario de 2000- no puede ser por eso más que una: lograr acuerdos con los partidos, o con grupos dentro de éstos -como los neoliberales salinistas del PRI-, que le permitan aprobar cambios legales para acelerar la entrega del sector energético y el desmantelamiento del IMSS, del ISSSTE y de las universidades públicas, o impulsar de manera más abierta la entrega de la biodiversidad del país a consorcios extranjeros, y pretender que ha cumplido con los poderes trasnacionales que lo llevaron a la silla presidencial.

10. Las cosas no son, empero, tan sencillas, pues los jefes de los partidos pueden darle a Fox su aval para todo, pero el pueblo seguramente no, y el conflicto entre el gobierno y los mexicanos se va a seguir agravando.