México D.F. Viernes 9 de abril de 2004
Denuncian habitantes que cholos de otros
lugares roban durante la noche
Pillaje e inseguridad, nueva preocupación para
los damnificados de Piedras Negras
Causa indignación que Claudio Bres quiera parecer
víctima; "ésos somos nosotros", dicen
ALONSO URRUTIA ENVIADO
Piedras Negras, Coah., 8 de abril. Mientras termina
de sellar con un mecate la entrada del estacionamiento de su casa,
un anciano de nombre Raúl no deja de reprochar a los militares que
lo rodean la inseguridad que se incrementa en la zona devastada de Villa
de Fuente: "Lo que se llevó la naturaleza pues eso ya Dios dirá,
pero lo que se llevan estos sinvergüenzas eso sí que ya no".
La
queja por la proliferación del pillaje crece. No hay seguridad y
lo poco, muy poco que pueden recuperar los damnificados corre el riesgo
de perderse en la noche por el saqueo de algunos cholos, dice la
gente, que vienen de otros lados.
"Anoche, cuando ya casi me iba" -relata Antonio Martínez-
"un pinche cholo ya se llevaba unos venados de adorno que tenía
y había logrado encontrar. ¿Y afuera?, ningún policía,
no hay quien cuide ni a quién entregar al ladrón, y yo les
digo a las autoridades que no puede estar uno solamente aquí cuidando
la casa, hay que ver cómo está la familia."
Más cerca del río, Petra Saldaña
y una cuadrilla de parientes desentierran muebles y adornos del lodo. Seleccionan
los que aún puede tener utilidad, pero ella igualmente se queja
de que el ropero que lograron alzar y que tenía llave fue saqueado
hace dos noches. "Despedazaron las puertas para ver qué tenía."
Como a casi todos en la zona, la empieza a dominar la
impaciencia: "será que sí irán a venir con eso del
censo de las casas", se cuestiona. El agua afectó a toda la familia,
pues arrasó con cuatro casas de hermanos y parientes que hay en
esa cuadra.
El fango aún domina el paisaje en muchas de las
92 manzanas afectadas. El acelerado ritmo de las máquinas y cuadrillas
militares no se da abasto para levantar los escombros con más rapidez,
pues conforme pasan los días sale más y más basura
de las casas.
Aquí casi nadie puede recuperar sus papeles importantes,
por eso el fólder enlodado y húmedo con facturas y recibos
de Jesús Longoria, pensionado y velador, es todo un hallazgo para
él, aunque eso le recuerda que falta lo más importante: las
escrituras de la casa.
Otros, aunque pasan los días, no encuentran resignación
por lo que pasó, pero sobre todo no calman su enojo por lo que pudo
haberse evitado.
A juicio de Rodolfo Salazar, un damnificado más
de la zona, es intolerable e indignante que ahora el alcalde Claudio Bres
se ande paseando en la zona para que vean que ayuda a la gente y diga que
son falsas las versiones de que lo quieren responsabilizar por la tragedia.
"Ahora ellos se quieren hacer las víctimas, cuando las víctimas
somos nosotros porque no nos avisaron", comenta.
Tras una larga descripción de cómo la gente
tuvo que salir sin la menor advertencia gubernamental sobre el riesgo inminente,
afirma que él no se va a callar y no se va a cansar de denunciar
la irresponsabilidad de la gente y de la poca ayuda que están mandando.
"Qué me van a hacer?, ¿joderme más?, si ya estoy bien
jodido."
Del otro lado del puente, en las instalaciones del diario
La Voz -uno de los afectados por el desbordamiento-, las labores
de limpieza parecen encaminarse a su conclusión. A pesar de que
el agua inundó el edificio y hasta la casa de su director, Pedro
Pérez, la edición del lunes pudo salir con el apoyo de un
diario de Monclova.
Pérez muestra dos ejemplares que dan cuenta de
la historia de los recientes días en Piedras Negras: "Causa estrés
la lluvias, aunque el alcalde lo niegue"; en esa primera plana las fotos
sobre los primeros estragos avalan el encabezado. "Es la edición
que salió el día de la desgracia. Ya en la noche, pues, todo
pasó."
La edición del miércoles: "Claudio Bres
tuvo la culpa", se reprochaba al alcalde la negligencia para advertir del
peligro. "No hay duda de eso", ratifica Pérez. Así pasó.
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