México D.F. Viernes 9 de abril de 2004
El Centro de la Imagen alberga la colectiva
de 18 artistas y casi 200 fotografías en color
Viaje introspectivo por la Alemania de hoy mediante
una exposición
Un mundo como un todo trasciende el mero proceso
de la reunificación de ese país europeo
Eva Leitolf, Peter Hendricks y Nikolaus Geyer figuran
entre los expositores
CARLOS PAUL
Más que una visión de la Alemania reunificada,
a raíz de la caída del Muro de Berlín hace 15 años,
la muestra Un mundo como un todo. Fotografía alemana después
de 1989 ofrece algunas imágenes de la vida cotidiana de este
país europeo que reflejan cómo ese hito todavía es
un proceso inconcluso.
La
colectiva reúne el trabajo de 18 artistas alemanes con cerca de
200 fotografías en color.
A partir del 9 de noviembre de 1989, para muchos artistas
la reunificación alemana devino leitmotiv para construir
una identidad integral, inclusiva, contemporánea, para imaginar
el mundo como un todo.
Retratos como documentos íntimos, convertidos en
especie de biografías; el lugar donde se trabaja, escenas dentro
de la familia (que no siempre familiares), objetos protagónicos
de un paisaje no alterado, rostros de drogadictas-prostitutas y personas
figurando como objetos, son algunas de las imágenes que se exhiben
y ''tienen que ver más con la vida del fotógrafo, que con
la acción de documentar".
Alejadas de una mirada sensacionalista, las fotografías
-destaca la información sobre la muestra- ''proponen una lectura
del exterior a partir del interior; ofrecen una perspectiva del pasado
en el presente y viceversa".
Ese planteamiento lo desarrollan algunos autores y es
denominado ''el descubrimiento de lo biográfico", por el curador
de la exposición, Ulf Erdmann Ziegler.
Búsqueda de la relevancia social
En la Alemania dividida era casi imposible ser apolítico,
pues inclusive las mayorías silenciosas se habían adecuado,
cómodamente, a una interpretación de su correspondiente forma
de gobierno, apunta Erdmann Ziegler en su investigación sobre el
desarrollo de la fotografía alemana.
''En el Este, como ciudadanos de un 'país' llamado
RDA (República Democrática Alemana); en el oeste, bajo el
concepto de que la República Federal, sola, era la que representaba
a 'Alemania'.
''Con el fin de la RDA (1989/90) y su integración
a la República Federal de Alemania, desapareció el motivo
de esta diferenciación y dos proyectos de vida quedaron frente a
frente: biografías orientales y occidentales, convenciones y estilos.
''En la fotografía de reportaje la primacía
de lo político era aceptada, en tanto y por principio se diferenciara
de los temas 'oficiales' y los 'privados'.
''Por un lado estaban los triunfos electorales, la diplomacia,
el terrorismo y el comercio; por otro, viajes, modas, deportes, cultura
física y religión.
''La fotografía documental, sin embargo, ignoraba
el paradigma de lo oficial y lo privado. A pesar de que la Alemania occidental
-con un creciente bienestar-, podía ofrecer diversos modelos de
vida, incluida la de quienes se niegan a aceptar los patrones establecidos;
el interés por las biografías era escaso.
''El Estado socialista, por su parte, acaparaba a los
niños, jóvenes y matrimonios, pero no quería saber
nada de su historia. En tanto que lo privado no debía jugar ningún
papel en la vida pública."
Por ello ''a partir de los trabajos fotográficos
de Wolfgang Tillmans, cuya habilidad consistió en transformar motivos
insignificantes íntimos o cotidianos, en otros llenos de simbolismo,
provocó en una generación que ya no estaba imbuida de lo
político, que se preguntara incesantemente, cómo, desde la
introspección de una práctica de vida, se podía llegar
hasta la raíz de una relevancia social".
La muestra ''no es sólo una revaluación
del retrato, de la biografía y autobiografía visual.
''Fotógrafos y fotógrafas se involucran
con el tema de cómo perciben los protagonistas su entorno y lo exponen
a modo de introspección, de ahí el alto grado de subjetividad
que conllevan estas imágenes."
Sin embargo, los trabajos realizados en su mayoría
en los años 90, ''no pretenden sugerir un retorno a la 'fotografía
subjetiva', es decir, a un estilo poetizante.
''Los creadores en esta exposición de fotografía
en color tienen una idea muy precisa de su objeto, basada en una investigación
previa", lo que se ve recreado también en las obras es que no son
precisamente sobre la vida cotidiana alemana, pero ofrecen un atisbo del
mundo como un todo.
Ejemplo de lo anterior son las imágenes de Nikolaus
Geyer, quien presenta personajes que reflejan el contraste de la vida social,
económica y religiosa en Beirut, Líbano.
Mientras que Ulrike Myzik y Manfred Jarisch enfocan paisajes
urbanos y suburbanos de China, en los que destacan desde viejas y abigarradas
vecindades hasta edificios en construcción, simbolizando, estos
últimos, el desarrollo modernizador del país asiático.
Enno Kapitza es otro de los fotógrafos que posa
la mirada fuera de Alemania, en este caso sobre Tokio.
Toque irónico al discurso visual
Considerada una de las fotógrafas contemporáneas
más relevantes, Eva Leitolf exhibe aquí un ''sensible y singular"
conjunto de obras, en las que se aprecian lugares públicos de ambas
Alemanias, luego de la reunificación, así como vecinos que
los transitan y jóvenes personajes que aún viven bajo el
signo del Tercer Reich. Los sitios se distinguen por haber sido escenario
de asesinatos y ataques racistas.
Martin Fengel conjuga sus imágenes con las fotografías
familiares de un amigo para crear una biografía visual, que refleja
''la vida mundana en la Alemania occidental, cuando todo parecía
al alcance de la mano".
En las obras de Julia Sörgel, los hogares dejados
atrás por un grupo de inmigrantes y sus nuevas casas, parecen plantear
al espectador la disyuntiva de si el hogar es determinado por el propio
sitio o por las personas.
Una de las series más conmovedoras y corrosivas
es la de retratos, en gran formato, de drogadictas que ejercen la prostitución,
captadas por Peter Hendricks en el pasón, el bajón
o muertas.
Complementan la exposición los trípticos
de Fred Dott, inspirados en el correo alemán; las polaroid de Stephan
Erfurt, sobre personajes y atmósferas en una oficina de trabajo;
fotografías del parque Worlitz de la ex RDA, de Axel Boesten y Kai-Olaf
Hesse, y las tomas, acompañadas por una historia breve a manera
de guión, de Corinna Wichmann, quien para este trabajo creó
un personaje ficticio que viaja por el río Elba hasta llegar a la
frontera checa.
Asimismo, se exhiben trabajos de Jitka Hanzlová
y, por separado, de Barbara Müller, Frank Müller y Karim Apollonia
Müller, cuyos personajes, de esta última, enmarcados en paisajes
marinos, aportan un toque irónico al discurso visual.
Un mundo como un todo... se exhibe en el Centro
de la Imagen (Plaza de la Ciudadela 2, Centro Histórico) y concluirá
el 23 de mayo.
|