México D.F. Viernes 9 de abril de 2004
Visitar el antiguo colegio es buena opción
para no quedarse en casa estos días
En San Ildefonso Corre caballo corre propone
liberar los sentidos
La exposición multimedia ocupa tres salas y presenta
a la fotografía como instrumento para comprender el movimiento
Detener el tiempo, eterna obsesión de las personas
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
En el Antiguo Colegio de San Ildefonso los caballos galopan
incansables. El sonido de sus patas se oye en tres de las salas del recinto
y ese sonido es el compañero de la exposición Corre caballo
corre. Colecciones fotográficas de la Fundación Televisa
que puede visitarse durante toda esta semana, incluidos el viernes, el
sábado y el domingo.
No
es una exposición sobre equinos, sino de la fotografía como
instrumento para comprender el movimiento y, más allá, la
eterna obsesión del hombre por el tiempo y su afán por detenerlo.
Pensada para todo público, son los niños los que más
se divierten.
Para llegar a San Ildefonso hay que esquivar decenas de
puestos de ambulantes que, una vez desalojados de la calle de Corregidora,
duplicaron su número en el espacio entre la Catedral Metropolitana
y el Museo del Templo Mayor. Parecen hongos que se multiplicaron con las
lluvias.
''¡Llévelo, llévelo!" gritan los comerciantes
a diestra y siniestra, desde bolsas de plástico o artesanales, figuritas
de cerámica, collares, pulseras, flores, las tradicionales figurillas
inspiradas en las antiguas culturas, cidís piratas, libros
y un largo etcétera que se extiende hasta las manos de un hombre
vestido como guerrero o sacerdote mexica que pasa un cuenco con copal sobre
un niño que, cargado por su madre, no termina de llorar del susto.
Más allá, un danzante ¿azteca? enseña
sin pudor media nalga. Se prepara para la función.
Galope y parpadeo
El paso directo hacia San Ildefonso por la callecita de
Seminario está cerrado, así que si va desde el Metro Zócalo
es necesario rodear caminando sobre Guatemala hacia Monte de Piedad y de
ahí a Donceles, que unos pasos más adelante cambia de nombre
y se vuelve Justo Sierra. Ahí, en el número 16, está
San Ildefonso y dentro del histórico edificio, en una de las plantas
superiores, se alberga la exposición curada por Alfonso Morales.
Se
trata de una muestra multimedia dividida en una introducción y ocho
núcleos, que ocupa tres salas. La bienvenida la da un caballo detenido
en el tiempo en el momento exacto en el que comienza a brincar dentro de
un aro.
Basta recorrer una cortina para entrar y dar rienda suelta
a los sentidos. En cualquier parte de la exposición el visitante
puede cerrar los ojos para escuchar sólo las pisadas de los equinos
o bien abrirlos y cubrirse los oídos para percibir las cosas de
manera diferente.
Abiertos ojos y oídos pase a la primera sala que
corresponde a la introducción y se titula Movimiento perpetuo, donde
sobre el suelo un aparato descompone una fotografía a través
de dos espejos. La imagen desgranada recorre techo y muros blancos.
Llegamos entonces al primer núcleo, Galope y el
parpadeo, donde para ilustrar el movimiento se exhiben las series de imágenes
captadas por Muybridge y Etienne-Jules Marey, cuyos descubrimientos hechos
en el siglo XIX han pasado a la historia como juegos.
El visitante conoce bien el principio básico: en
la esquina de un cuaderno se dibuja un círculo al que se pinta como
una pelota en distintas fases de movimiento, después se pasan una
a una las hojas de manera continua y se ve la pelota rebotando. Eso fue
lo que hicieron Muybridge y Marey, sólo que con varias cámaras
fotográficas. A partir de ahí nacieron el praxinoscopio y
el zoótropo.
Para diversión de pequeños y grandes se
colocaron en el piso cuatro ejemplos de zoótropos que pueden ser
manipulados. Ahí los visitantes se detienen un buen rato tratando
de entender y explicar el funcionamiento de esos aparatos.
Antes de llegar al segundo núcleo se camina por
un pequeño espacio, en el cual se colocaron unas bocinas, donde
sólo se escuchan las pisadas de los equinos. Se descansa la vista
después del movimiento constante de los zoótropos.
Fotografía y velocidad
El núcleo dos es El western, y le sigue Hípica
revolucionaria, es esta última la que también capta la atención
del público, algunos se detienen en las fotografías, los
demás en las pantallas que proyectan capítulos de la Revolución
o fragmentos de la cinta La pueblerina o de Cuando ¡Viva
Villa! es la muerte.
Aquí
se descubre que Pancho Villa firmó contrato con la Mutual Film Corporation
para que filmara sus batallas, y para lo cual usaba un uniforme y un caballo
prestados por la empresa estadunidense. Si la toma no quedaba a la primera,
Villa tenía que repetir la escena como si en verdad estuviera en
plena batalla.
A continuación dos salas de fotografías:
La vigilia de los centauros y Las visitaciones y compañía.
Unos metros más adelante, El óvalo de Sotelo recrea el hipódromo,
el público entra en él y comienza a ver una serie de imágenes
cautivadoras de los caballos en plena carrera con narraciones originales
de Hernán Corona. La relación entre fotografía y velocidad.
El penúltimo núcleo es Pista y estenopo,
o sea el orificio que restringe la entrada de luz en una cámara
oscura. Aquí las sensaciones son extremas: el oído engaña
a la vista porque se construyó una pequeña pista circense,
de forma circular, en la que se marcan las pisadas de un caballo o de varios,
según la imaginación, pero no hay ningún equino.
Un chiquitín de unos seis años se agacha
para tratar de descubrir el truco, finalmente su papá susurra ''lo
desapareció un mago". El niño amenaza con quedarse sentado
junto a la pared para esperar a que llegue el hechicero y ver, por fin,
al caballo.
El octavo módulo es para el público. Aquí
los visitantes pueden echarse un clavado a su álbum familiar y prestar
al recinto las fotos que desee, siempre y cuando tengan como uno de los
protagonistas al caballo, de carne y hueso, de papel o de madera o de lo
que sea.
Visitar San Ildefonso durante la Semana Santa es una alternativa
para no quedarse en casa. El horario es de 10 a 17:30 horas, de martes
a domingo. La admisión general es de 35 pesos, con 50 por ciento
de descuento para estudiantes y maestros, y los martes la entrada es gratuita.
Corre caballo corre concluirá el 27 de junio.
Informes en la página web: www.sanildefonso.org.mx
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