México D.F. Lunes 12 de abril de 2004
Testigo habla de la agresión perredista
a simpatizantes del EZLN en Zinacantán
Oyó hablar de balas, del ataque y luego fue
golpeado con brutalidad
Desmiente afirmaciones que incluyeron en su declaración
ministerial
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
San Cristobal de las Casas, Chis., 11 de abril. Oyó
las comunicaciones radiales de los perredistas de Pasté, les vio
armas, los oyó hablar de sus cuernos de chivo y de sus dotaciones
de balas. Los escuchó comunicarse radialmente con otros tres receptores,
uno de ellos en Nachig. Prepararon el ataque, y luego celebraron su "victoria".
Por encontrarse en Pasté ayer, en un momento inconveniente, lo apalearon
con brutalidad.
Vivió para contarlo, y en consecuencia su vida
corre peligro. Pide hablar con La Jornada, pero solicita guardar
su nombre en un endeble anonimato, pues ya rindió anoche una declaración,
obligado por el Ministerio Público, a pesar de encontrarse desangrado
y casi inconsciente. Desde una cama de hospital, con el rostro desfigurado
y aún sanguinolento, quiere desmentir cuatro afirmaciones que quedaron
asentadas en su declaración, pues lo "hicieron decirlas" o se las
atribuyeron, aprovechando su estado.
Pero
sobre todo, quiere dar testimonio de lo que pasó. "Yo hago cantos
y rezos", explica, y dice que radica en San Cristóbal. "Me llamaron
de una casa de Pasté para un rezo de inauguración. Estaba
pasando la marcha de los simpatizantes zapatistas. Allí me fueron
a agarrar los del PRD. Alcancé a ver que los perredistas provocaban.
'Miren, aquí está el zapatista huyendo', dijeron cuando quise
correr. Me agarraron a garrotazos en la cabeza y me desmayé. Luego
me jalaron de las piernas y me arrastraron hacia la agencia municipal.
En el camino me desperté y vi mucha gente en la calle con garrotes,
y nerviosa."
Eran aproximadamente las 16 horas. Entonces daba comienzo
el bloqueo contra la marcha zapatista, entre Pasté y Jech'vó.
"Vieron que despertaba y me dieron un garrotazo en la cabeza, luego en
las piernas, luego otro en la cabeza y perdí el conocimiento."
Lo siguiente que recuerda es que estaba en la agencia
municipal de Pasté, que también era la estación de
radio. "Alcancé a escuchar que ya ganó el PRD, ya hizo un
esfuerzo grande. Que los simpatizantes del EZLN están heridos, que
tienen cinco muertos", agrega. (Hasta ahora, no se ha confirmado ningún
deceso.)
"Alcancé a ver tres armas 22. Uno dijo que tenía
30 cartuchos y otro que 60, y que su arma era de 16 tiros. Vi otras armas
que desconozco, cortitas. Dijeron que se les terminaron las balas, y que
los zapatistas siguen caminando despacio por el camino. Hablaron de que
reconocieron carros de Joigelito y Granadina (dos comunidades de Zinacantán)
transportando zapatistas. Que los van a quemar cuando los agarren.
"Otro que alcancé a escuchar es que tenían
listas sus armas de cuerno de chivo, pero que las habían
dejado en Nachig. 'Si estuvieran aquí, destrozábamos a los
zapatistas', dijo uno. Estuvieron hablando por la estación de radio,
en tzotzil, que de por sí es mi idioma."
El hombre, que espera ser conducido fuera del hospital
de religiosas donde se encuentra para que le practiquen radiografías
del cráneo, es custodiado por una patrulla de la Agencia Estatal
de Investigaciones, y ya recibió la visita del subprocurador de
Justicia Indígena.
El no es zapatista; trabaja con el Centro de Derechos
Humanos Fray Bartolomé de las Casas (el cual se encarga ahora de
cuidarlo). Pero dice: "son pacíficos los del EZLN porque no van
golpeando, son los otros que golpean y tiran piedras".
Oyó que preguntaban a los de Nachig por radio:
"¿ya están listos?", y de allá contestaron: "ya no
se puede, ya pasaron sus primeros carros (de los zapatistas), ya fueron
a avisar". Entonces los de Pasté preguntaron: "¿y por qué
no lo hicieron?", y Nachig contestó: "si los matamos ahora nos arrestan,
porque unos ya salieron y se va a saber".
El declarante dice: "los de Pasté están
encabronados que ya no se pudo asesinar a los simpatizantes zapatistas".
Refiere que mientras estuvo allí, sus captores también dialogaron
con otros dos receptores que no ubicó dónde se localizaban.
"A lo mejor uno en una patrulla de policía", conjetura.
"Hicieron su plan los de Pasté. 'Al rato vamos
a ir hacer plancha las casas y las personas de Jech'vó'. Estuve
allí sangrando, dejé mi sangre en el piso. Llegaron los de
una ambulancia del ERUM y me vinieron a recoger. Si no llegan, me dormía
y moría. Los de Pasté no me dejaban ir. Que me querían
interrogar."
Y reconoce: "ERUM me protegió. Dijeron que si me
quieren interrogar que vayan al hospital donde me iban a llevar. Me subieron
a la ambulancia, y ya no abrieron. Si abren, los otros me hubieran sacado
y no estuviera yo aquí".
Finalmente llega a los puntos que quiere desmentir de
su declaración ministerial. "Anoche, con los golpes que tenía,
pusieron en el escrito cosas que no dije. Pusieron que los zapatistas tenían
machetes para atacar. Fue falso, los que pegaron con machete fueron los
perredistas. También pusieron que dije que los simpatizantes del
EZLN voltearon un carro del presidente municipal; eso no lo sé.
También pusieron que dije que los zapatistas destruyeron dos patrullas."
Lo interrumpe el reportero: "sí lo hicieron, al
quitarlas del bloqueo en el camino". Y replica: "pero yo no lo dije". La
otra cosa "que dicen que dije es que los atacantes son del PRI de Zinacantán.
No pude decir esa falsedad".
Lo último que supo en Pasté el declarante
es que los perredistas ya habían destruido los tanques de agua de
Jech'vó "y tiraron toda el agua que llevaron los zapatistas".
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