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México D.F. Lunes 12 de abril de 2004
Molly Ivins*
Un rarísimo año electoral
Austin, Texas. Fruta extraña. Todos nosotros los aquí enfrascados en la brega debemos estar conscientes de que este año político es bastante raro. Por lo pronto nunca nadie había visto danzar tanto dinero. Cómo pueden justificarse 200 millones de dólares para la carrera presidencial; al menos son 100 millones los que utilizarán los demócratas. Nadie sabe.
Y agárrense, porque ahí les van las malas noticias. Todo este dinero, esta intensidad y propaganda no van a esparcirse por los 50 estados. Hay sólo 19 que "jugarán" en estas elecciones. Son los que no son totalmente rojos ni azules, republicanos o demócratas. Esto significa que todo este dineral va a impactar, relativamente, a pocos ciudadanos, como una ola que se retira.
La mayoría de nosotros, de casi todos los estados, apenas nos enteraremos de en qué va la elección presidencial: šestamos fuera de circuito, equipo! Nadie se dirigirá a nosotros porque "no estamos en la jugada". Estas elecciones no tienen que ver con nosotros. Por razones establecidas en un supuesto muestreo sofisticado, ninguno de nosotros tendrá parte en estas elecciones. Nos dan por descartados.
Entre tanto, nuestros conciudadanos de estos 19 estados serán objeto de un lavado de cerebro como no hemos visto nunca. Pobres criaturas, los someterán a una andanada impresionante de basura descerebrante. Cuando esto termine, nadie querrá votar por ninguno de los candidatos. Si viviera en alguno de esos estados (Arizona, Arkansas, Florida, Iowa, Louisiana, Maine, Michigan, Minnesota, Missouri, Nevada, Nuevo México, Nuevo Hampshire, Ohio, Oregon, Pensilvania, Tennessee, Washington, Virginia occidental y Wisconsin), más bien me prepararía para hibernar durante los próximos siete meses. Como eso no es posible, la gente que ahí vive tendrá que convertirse en la mejor ciudadanía posible. Ahora es el momento en que todos los hombres y mujeres buenos salgan a hacer algo por su país. Es su responsabilidad allegarse información de las más variadas fuentes, mirar más allá del torbellino, dudar de todo lo que asuma la forma de un anuncio... šsanto cielo!
Para el resto de nosotros, si queremos involucrarnos, lo mejor que podemos hacer es informar a quienes conozcamos en los 19 estados que importan. (Personalmente, creo que pocos de nosotros somos capaces de discutir de política con nuestra parentela, así que circunscribámonos a los amigos.)
La carrera presidencial es ya bastante inconcebible. Richard Clarke se ve sometido a feroces ataques por decir lo obvio y lo que ya se sabe. Por supuesto, el gobierno de Bush se puso en piloto automático desde antes del 11 de septiembre. De hecho, desde el 9 de septiembre Donald Rumsfeld se hallaba en el Capitolio amenazando con desviar a la lucha antiterrorista 600 millones de dólares destinados a la guerra de las galaxias. John Ashcroft intentaba allegarse fondos del presupuesto antiterrorismo del Departamento de Justicia.
Puede que haya sido importante, pero urgente no era. No es ningún secreto tampoco que el gobierno utilizó el 11 de septiembre para atizar las cosas y después hacer lo que siempre quiso: lanzarse contra Saddam Hussein. Y de nuevo, entender que la guerra en Irak lastimó de hecho la guerra contra el terrorismo no es ninguna revelación cegadora. Allá en Irak estamos entrampados en una catástrofe que prosigue y que jala recursos que podrían utilizarse en rastrear a los terroristas.
Así las cosas, el castigo por decir lo obvio en Washington es bastante severo. Por lo visto, Condoleezza Rice no conoce el significado de la palabra "soez". El senador Bill Frist acusó a Clarke de perjurio y luego se retractó. Frist acusó también a Clarke de ''teatral" por pedir disculpas a las familias golpeadas por el 11 de septiembre -quería decir, suponemos, que era insincero- y luego tuvo que decir que no era el "papel" de Clarke pedir disculpas en nombre del gobierno. Dado que en los dos años y medio transcurridos nadie lo hizo, la mayoría de nosotros sintió alivio al constatar que alguien en el gobierno mantiene algún sentido de responsabilidad.
Los que se aburren con la "historia" de los días anteriores al 11 de septiembre y preferirían saber todo lo que se hace ahora para evitar algún ataque terrorista, no se pueden perder la revista Time de la semana pasada. Entre otras cosas, publica una de las fotografías más chistosas que haya visto: son los bomberos de Wyoming, en los trajes de faena que les compró Seguridad Interna, por si los terroristas deciden atacar el vital centro que para el país representa la ciudad de Casper, Wyoming. Según Time, Wyoming gasta 61 dólares por ciudadano, mientras California gasta 14 dólares, Alaska 58 dólares, y Nueva York, menos de 25. * Columnista cuyo trabajo aparece en más de 300 periódicos y autora de tres best sellers sobre la política actual en Estados Unidos © 2004 Creators Syndicate, Inc.
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