México D.F. Miércoles 14 de abril de 2004
Pide a ministros en la materia de México, EU y Canadá conocer antes los riesgos en humanos
Recomienda comisión ambiental ampliar moratoria a compras de maíz transgénico
Propone mayor participación de productores indígenas y definir estrategias a largo plazo
ANGELICA ENCISO L.
La moratoria a las importaciones de maíz transgénico, que al año se presume que equivalen a 2 millones de toneladas provenientes de Estados Unidos, se debe mantener hasta que haya conocimiento sobre los riesgos a la salud humana, se garantice la integridad de los productores de maíz y se defina una estrategia a largo plazo, recomendó el Comité Consultivo Público Conjunto (CCPC) de la Comisión de Cooperación Ambiental de América del Norte a los ministros de Medio Ambiente de México, Estados Unidos y Canadá.
En marzo se realizó en Oaxaca el simposio sobre maíz y biodiversidad y se efectuó una consulta pública sobre la presencia de transgénicos en las siembras del maíz criollo, descubierta en 2001 por Ignacio Chapela y David Quist, investigadores de la Universidad de Berkeley.
En una carta enviada a los ministros, la presidenta del CCPC, Donna Tingley, argumentó que hay un "desequilibrio acentuado" en la composición del grupo asesor encargado de realizar el informe, debido a que está integrado en su mayoría por académicos, industriales y organizaciones y "las comunidades indígenas son un componente del comité por demás minoritario".
Agregó que "esa falta de contrapeso no refleja la importancia y el significado del pensamiento indígena sobre la materia. Descalificar a los pueblos indígenas por su lenguaje y credenciales científicas es, a nuestro juicio, una forma de discriminación institucional. Lo ideal sería que el grupo asesor tuviera el mismo número de indígenas y científicos".
La actual desigualdad se puede traducir en el impulso de una posición frontalmente contraria a los puntos de vista de los pueblos indígenas de la zona: "las instituciones occidentales tienen mucha fe en el método científico; por su parte, los indígenas son escépticos ante la ciencia occidental y, en cambio, son muy fieles a sus propias técnicas y métodos tradicionales".
En el documento argumentó que "la dependencia excesiva del método científico y de las conclusiones con esa base servirá para excluir a los pueblos indígenas y los conocimientos que poseen". Agregó que el simposio "logró poner un rostro humano a este asunto tan complejo y controvertido"; lo que aprendimos es que la conservación de la diversidad biológica no se puede separar de la protección de la diversidad cultural.
Apegarse al método científico y a las conclusiones cimentadas en la ciencia puede significar la exclusión de los pueblos indígenas. "Aunque los científicos con frecuencia afirman que sus estudios son objetivos, no dejan de expresar sus valores en sus trabajos", refirió.
Además, abundó, los autores de varios capítulos no pudieron responder a los numerosos ponentes indígenas que intentaban analizar y articular "sus relaciones con el maíz como algo sagrado, el núcleo de la vida, su hermano, parte de su dignidad e identidad. De igual forma no se debe subestimar la capacidad intelectual de las comunidades indígenas de la región. Su comprensión de la biodiversidad del maíz se basa en por lo menos 6 mil años de práctica, observación y reflexión espiritual".
Recomendó a los gobiernos aplicar el principio precautorio en su toma de decisiones así como requerir que la industria sea comprensiva al exponer sus argumentos y crear un espacio de debate ciudadano.
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