México D.F. Jueves 22 de abril de 2004
Martí Batres Guadarrama
El secreto de Macedo
Andrés Manuel López Obrador sí reveló un secreto. Pero no el que ha dicho la Procuraduría General de la República (PGR). El secreto que supuestamente reveló López Obrador el 15 de abril, al dar a conocer información que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos entregó a la Secretaría de Hacienda, ya no era un secreto.
Antes, el 1Ɔ de marzo, todos pudimos ver y oír en la televisión, en horario triple A, la revelación de cinco elementos informativos sustanciales del caso de Gustavo Ponce:
1. La imagen de Ponce jugando en un casino de Las Vegas.
2. Los depósitos de Ponce en Las Vegas.
3. Las transacciones de moneda de la esposa de Ponce en una casa de cambio en México.
4. El número de viajes que Ponce realizó a Las Vegas.
5. Las facturas del hotel Bellagio, en cuyo casino jugó Ponce.
Todo debidamente articulado y sintetizado, sonorizado y a todo color. Ahí no hay coincidencia. Alguien reunió todos los elementos en una sola presentación. El conductor del noticiario nocturno de Televisa no sólo obsequió al público las imágenes de Gustavo Ponce, sino que dijo textualmente: "se tiene información según la cual desde el año pasado Gustavo Ponce, a través de Esperanza González Ocampo, compró tan sólo en una casa de cambio más de 550 mil dólares, casi 6 millones de pesos, y realizó operaciones de venta por un total de 350 mil dólares, poco más de 3 millones 650 mil pesos".
šSí, en efecto, ahí estaba la información del Departamento del Tesoro, de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), del hotel Bellagio, y la información visual que seguramente fue trabajada con autorización de alguna entidad pública de investigación de Estados Unidos!
ƑCómo llegó ahí? ƑAcaso la envió el propio Ponce para que le dieran en la torre en un alarde de suicidio espectacular? ƑO fue el hotel Bellagio el que la entregó a la televisora para hacerse contra-propaganda y enviar el mensaje a sus usuarios mexicanos de que no vayan a ir porque ahí los filman? ƑO fue el Departamento del Tesoro que traía ganas de filtrar la información para violar el propio convenio internacional de colaboración con el gobierno mexicano? No, nada de eso.
La bolita la traen el Cisen y la PGR. Los mismos que acordaron entre sí la comparecencia secreta de Carlos Ahuma-da en el hotel Presidente. Sólo ellos pudieron tener el acceso a la información y la capacidad de articular a un conjunto de instancias para entregar su parte de información de manera expedita y filtrarla en una sola presentación, claro, con la ayuda de un poder fáctico insustituible: Carlos Salinas de Gortari. Sólo ellos podían haber conjuntado la información y planeado la fecha de su aparición.
Pero vamos, demos oportunidad a la duda. Supongamos por sólo un instante que la PGR no tenía nada que ver con esta filtración de información. Pero entonces tendríamos que preguntarnos: Ƒpor qué no salieron frente a la opinión pública indignados, alarmados y alterados el procurador general y sus subprocuradores a denunciar que alguien filtró información o, peor aún, que alguien la sustrajo? ƑPor qué no empezaron a abrir averiguaciones previas contra los funcionarios presuntos filtradores y violadores de la secrecía de dicha información? ƑPor qué Macedo de la Concha, Santiago Vasconcelos, Francisco Gil y Santiago Creel se quedaron calladitos frente a las revelaciones televisivas que implicaban tácitamente la participación de diversas autoridades del gobierno federal?
Si el 1Ɔ de marzo no se desgarraron las vestiduras por la revelación de secretos de Estado y consecuentemente la violación de la secrecía de información supuestamente confidencial, entonces su indignación, su rabieta y su tono amenazante contra el Gobierno del Distrito Federal después de las declaraciones del jefe de Gobierno el 15 de abril no son porque se haya obstaculizado la administración y procuración de justicia, sino porque fueron descubiertos de manera contundente como elementos de la conspiración política.
Sí, sí descubrió un secreto Andrés Manuel López Obrador el 15 de abril. No el contenido de la información que todos ya conocían, sino el hecho perverso de que el gobierno federal sabía, desde antes de la aparición de los videos, de los movimientos financieros y lúdicos de Gustavo Ponce.
Desde agosto de 2003 la CNBV tuvo conocimiento de transacciones de moneda de gran magnitud que llevó a cabo la esposa de Ponce. El 18 de febrero de 2003 la Secretaría de Hacienda solicitó información al Departamento del Tesoro sobre los movimientos financieros de Ponce en Estados Unidos. El 19 de febrero Ponce viajó a Las Vegas. El 20 de febrero Carlos Ahumada se reúne por la mañana con la PGR, el Cisen y Diego Fernández de Cevallos, y por la tarde se va a Las Vegas a alcanzar a Ponce. Durante los días 20, 21 y 22 Ponce es filmado jugando en el hotel Bellagio. El 23, 24 y 25 de febrero el Departamento del Tesoro envía a la Secretaría de Hacienda la información financiera de Ponce. El viernes 27 de febrero Ahumada se va a Cuba. El lunes 1Ɔ de marzo sale la información en la televisión.
A Ponce lo investigaban por un delito federal: lavado de dinero. El gobierno federal tenía la información para detenerlo y no lo hizo. Prefirió difundir el video. A Ponce, o lo dejaron ir o lo tienen detenido fuera de la ley. Eso es lo que reveló con pruebas López Obrador. Por eso la furia de la PGR.
|