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México D.F. Jueves 22 de abril de 2004
Dará concierto en la sala Nezahuacóyotl
el domingo
En Mi tierra, Susana Harp plasma las raíces
y riqueza de Oaxaca
JUAN JOSE OLIVARES
Susana Harp es una cantante oaxaqueña preocupada
por rescatar la música tradicional de su tierra. Tiene cuatro producciones
discográficas, las cuales han sido producidas por la Asociación
Cultural Xquenda, grupo dirigido por la intérprete que investiga,
recupera y difunde las manifestaciones culturales de esa contrastante entidad
mexicana.
Presentará
el próximo 25 de abril en la sala de conciertos Nezahualcóyotl
("lugar donde debe estar nuestra música", dice) su álbum
Mi tierra, compendio de las canciones "más representativas
y tradicionales del sur de México. Son como himnos de mi tierra.
Es para que uno se lleve toda Oaxaca en un disco", comenta la artista,
que estará acompañada en el concierto por la Banda Sinfónica
del estado de Oaxaca (dirigida por Eliseo Martínez), algo que nunca
se ha visto en una grabación: banda y voz oaxaqueñas.
"Los recursos que se obtengan del concierto serán
para grabar un disco con los niños de una escuela de la sierra Mixe.
Se trata de un colegio de música que está en plena sierra,
que ha sido sostenida por la comunidad desde hace 25 años. La Secretaría
de Educación Pública casi no les ayuda porque sólo
se ocupa de la enseñanza primaria y secundaria. El centro ofrece
hospedaje y alimentación, ya que van niños de lugares muy
lejanos. Es una escuela cuatrilingüe, imparten soque, mixe, zapoteco
y español. Cómo no se va a hacer algo por ellos", explica
Susana, quien produjo los dos primeros discos de Lila Downs.
"Con este cuarto disco cierro un ciclo de un trabajo de
recopilar e interpretar piezas de autores mexicanos, en especial oaxaqueños,
labor que abarca los últimos seis siglos, varias regiones y lenguas.
Empecé esta búsqueda y difusión con los discos Xquenda,
Béele crúu y Arriba el cielo, pero en el repertorio
me hacía falta abordar varios temas tradicionales, como Naela,
El feo, Pinotepa, La llorona, El amuleto, La
sandunga o Guendanabani", dice Harp, quien a los 16 años
tuvo la oportunidad de vivir su primera experiencia de tequio (trabajo
comunitario) en un poblado del Rincón de la Sierra Juárez,
vivencia que la hizo comprender la riqueza de su tierra y de su gente.
En realidad Mi tierra es la tercera producción,
pero no lo presentó fuera de Oaxaca porque creyó que era
muy local, que no necesitaba difundirse en otros sitios debido al repertorio
y a lo difícil de la logística, en la que grabaron 80 músicos,
los de la banda oaxaqueña. No obstante, pensó que si alguien
iba a su tierra, con este disco "podía contener todo Oaxaca. Fue
una selección sencilla, al contrario de los otros álbumes
para los que había hecho una investigación durante varios
años. Se trataba de los himnos de Oaxaca que al final se vuelven
nacionales, quién no conoce a La sandunga o La canción
mixteca. Me permití seleccionar temas que se escucharan bien
con el formato de la banda. Por ejemplo, Guendanabani es un réquiem
que se usa en Juchitán, es la única que canto en zapoteco,
y en el formato de la banda eriza la piel. Hay también canciones
de Tata Nacho y Alvaro Carrillo. La verdad no lo saqué antes porque
creí que era demasiado regionalista y que sacaría mi oaxaqueñez
descaradamente.
"Y es que -argumenta- detrás no había ningún
apoyo más que el de Xquenda, y me pregunté cómo
presentaría el disco con la banda por varios lugares. No lo había
mostrado porque no hay una disquera ni apoyo atrás."
Entre diversos sabores y aroma de mezcal
Recientemente se ha dicho que las cantantes son de Oaxaca...
y los pintores también.
"Es algo natural. Sales a la calle y te encuentras con
miles de sabores y olores; en la esquina te encuentras a una banda. Por
otro lado, huele a mezcal. Siempre ocurre algo en Oaxaca. A pesar de que
es uno de los estados más pobres, somos el que tiene mayor biodiversidad
y mayor número de culturas indígenas. Todo lo tenemos a la
mano."
Los otros álbumes de Susana, piezas excelentes
("cada uno es una historia, un hijo..."), son Xquenda, que contiene
canciones rescatadas de 1850 a 1997, en zapoteco y español, chilenas
de la Costa Chica, sones y velas del Itsmo; Béele crúu,
con sones zapotecos, mazatecos, con ritmos caribeños, y canciones
tradicionales, que respetan los conceptos tradicionales y elementos actuales,
y Arriba el cielo, que contiene temas para niños, llamados
nanas o arrullos, en zapoteco, maya, chontal, náhuatl y mestizo.
Los discos de Susana son "momentos de vida. Xquenda
(con canciones rescatadas) fue resultado de una investigación que
realicé con la ayuda de gente como Andrés Henestrosa. En
Béele crúu seguí el mismo camino y casi con
el mismo formato de guitarra, chelo, flautas, percusiones, además
de introducir instrumentos que se estaban perdiendo en Oaxaca; era entrar
en la actualidad, pero retomando instrumentos como la marimba, o las jaranas
jarochas. En Arriba del cielo... el reto fue unir el hilo conductor
de un asunto del siglo XV al 2000".
Susana Harp estará en sala Nezahualcóyotl,
del Centro Cultural Universitario, el domingo a las 17 horas. Boletos:
150, 100 y 50 pesos con sus respectivos descuentos de la UNAM.
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