México D.F. Martes 27 de abril de 2004
Señalan que las autoridades no han mostrado
voluntad en la atención de reclamos del agro
Organizaciones campesinas buscan alianzas para presionar
al gobierno
Se ha retornado al manejo "feudalista y discrecional"
de los recursos del sector, aseguran
MATILDE PEREZ U. Y ANGELICA ENCISO
El movimiento El campo no aguanta más acordó
fortalecer su política de alianzas con organizaciones campesinas
regionales y con agrupaciones internacionales, además de mantener
una interlocución permanente con el Congreso de la Unión.
Al realizar una evaluación de los resultados del
Acuerdo Nacional para el Campo (ANC), concluyó que "la fractura
de la coalición de organizaciones que se logró el año
pasado, previa a la firma del acuerdo, frenó el avance en las negociaciones
y ahora no hay fuerza suficente para presionar a las autoridades".
Reunidos
en un hotel de la ciudad de México, integrantes de la Asociación
Nacional de Empresas Comercializadoras, Coordinadora Nacional de Organizaciones
Cafetaleras, Red de Organizaciones Forestales, Unión Nacional de
Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA), Alianza
Mexicana para la Autodeterminación de los Pueblos, Coordinadora
de Organizaciones Autónomas del Estado de Chiapas (COAECh) y Red
Mexicana contra el Libre Comercio, apuntaron que debe reconstituirse una
gran alianza multilateral -nacional e internacional- y entablar un nuevo
diálogo con los sectores urbanos para lograr ese pacto nacional
con el gobierno que se buscó por medio del ANC.
"La unidad debe ser programática, no sólo
una suma de organizaciones y tener repercusión nacional; de lo contrario,
no habrá posibilidades de avance y sólo se obtendrán
éxitos pírricos", advirtió Armando Bartra, investigador
del Instituto Maya. Sin embargo, alentó a las organizaciones porque,
aseguró, "con su resistencia han logrado frenar las reformas del
foxismo".
Durante el encuentro en el que predominó la autocrítica
a la actuación de las organizaciones campesinas, Servando Olivarría,
integrante de la comisión ejecutiva de UNORCA, subrayó que
la lucha campesina debe ir más allá de la exigencia del cumplimiento
de los 282 compromisos del ANC, pues el gobierno federal no ha mostrado
la voluntad política para atender los reclamos campesinos. "Hay
que realizar movilizaciones y acciones para presionar por un modelo económico
y político diferente para el agro, porque no podemos seguir soportando
la desintegración de las comunidades rurales ni de las familias",
asentó.
Ausentes los representantes de la Central Independiente
de Obreros y Campesinos (CIOAC), Frente Democrático Campesino de
Chihuahua y la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA), los participantes
apuntaron que las autoridades federales aprovecharon la ruptura del movimiento
campesino para "retornar a un manejo feudalista y discrecional de los recursos,
y varias organizaciones regresaron a esquemas clientelares".
Gustavo Sánchez, de la Red Mocaf, lamentó
que ante dicha situación las organizaciones de El campo no aguanta
más "hayan guardado silencio y sostuvieran posturas reduccionistas".
Consideró oportuno que las organizaciones capaciten a un grupo de
sus integrantes para que se dediquen de tiempo completo a las negociaciones
con el gobierno y busquen las alianzas con otras agrupaciones sociales
y campesinas.
En ese foro, Fernando López, de la COAECh, comentó
que el movimiento indígena y campesino de Chiapas sabe respetar
las redes que existen a escala nacional, porque representan una diversidad
ideológica y política, y saben también que es muy
importante mantener una articulación regional y estatal unitaria.
Agregó que el gobierno federal todavía no
ha demostrado a los campesinos e indígenas chiapanecos que tras
la firma del ANC ha cambiado la situación para ellos. También
reclamó a los representantes de las diferentes organizaciones no
saber aquilatar el avance de las luchas campesinas centroamericanas ante
la globalización y el neoliberalismo: "nos hemos quedado atrincherados
en nuestro nacionalismo tradicionalista y centrados en nuestras propias
dificultades organizativas".
Para reactivar a El campo no aguanta más propuso
construir alternativas unitarias plurales, con una visión global
y alcances regionales, y no olvidar que "sólo con la participación
y dirección autogestiva de los campesinos e indígenas podrán
garantizarse avances de fondo".
En otro encuentro, el presidente de la Confederación
Nacional Campesina, Heladio Ramírez López, expuso que de
los 282 numerales con que cuenta el ANC, la mayoría "no se han cumplido";
que la Ley de Desarrollo Rural Sustentable carece de reglamento y por lo
tanto "es letra muerta". Además, el agro se ve agobiado por los
plazos fatales de un Tratado de Libre Comercio de América del Norte
que, de no reformarse, "nos conducirá irremediablemente a la ruina
total".
Ramírez López indicó que los avances
del ANC de los que habla la autoridad no los perciben los campesinos, ya
que "se miden con un criterio burocrático o simplemente su impacto
es reducido o imaginario".
Por su parte, la Central Campesina Cardenista señaló
que del ANC se ha cumplido menos de 50 por ciento de las acciones inmediatas,
pero lo más preocupante es que no se han atendido los asuntos de
fondo, como la evaluación de los impactos del Tratado de Libre Comercio
de América del Norte y las medidas para contrarrestar los impactos
negativos.
Además, sigue ausente la falta de políticas
para garantizar la seguridad y soberanía alimentarias, así
como el nulo apoyo que la Secretaría de Gobernación ha dado
para discutir el conjunto de reformas al marco jurídico, que van
desde el artículo 27 constitucional y algunas leyes pactadas en
el acuerdo, hasta reglamentos, como el de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable.
|