.. |
México D.F. Lunes 3 de mayo de 2004
APRENDIENDO A MORIR
Hernán
González G.
Escasez
de recursos
AUN ESTA EN cartelera la
película Mis últimos
días, del director canadiense Denys
Arcand, cinta multipremiada tanto en su país y en Estados Unidos
como en Europa, por abordar la muerte digna por medio de la eutanasia,
舠tan ajena a nuestra idiosincrasia舡, y por lo tanto tema tabú en
el decimonónico medio mexicano hasta nuevo aviso.
AHORA, LOS CENTROS de poder no premian porque
sí y cuando una película es reconocida, no obstante
cuestionar ciertos paradigmas, es porque a la postre acaba
reproduciendo e imponiendo valores que convienen al sistema, sobre todo
económicos.
MAS QUE EL retrato de un enfermo terminal, Arcand retrata, en su
grotesca gestualidad, la tremenda insuficiencia de herramientas con que
ciudadanos e instituciones de un país del primer mundo encaran
la muerte, propia o de un ser querido. Ya no se trata de un elemental
uso del sentido común, tan raro en todas las latitudes, sino de
la carencia brutal de elementos personales, culturales y espirituales,
para una aceptación serena, respetuosa, solidaria y digna de
舠nuestro ineludible destino como futuros cadáveres舡.
LOS CUESTIONAMIENTOS DEL realizador son diversos: educación, afectos,
matrimonio, familia, intelectualidad, Iglesia, drogas, médicos,
hospitales, enfermeras, universidad, estudiantes o sindicatos, permeado
todo por los afanes fallidos de compromiso lúcido consigo mismo
y con el prójimo, pero sobre todo por el dinero, hasta caer en
la tesis de que sin éste no se puede aspirar a una muerte
digna... ni a nada.
EL HIJO DEL enfermo, exitoso ejecutivo de finanzas en Londres,
regresa a Montreal a ayudar a su padre, no por propia iniciativa sino a
instancias de su madre, quien le recuerda que de niño fue
cuidado 舠toda una noche舡 por su progenitor. Siempre con los billetes
por delante, el joven triunfador se dedicará a apuntalar,
así sea exteriormente, los últimos días del padre,
académico separado de su cátedra en cuanto se le
desahució.
SOBORNARA A LA directora del hospital para que le permita acondicionar
una suite de lujo en un área fuera de servicio;
corromperá al líder sindical del nosocomio para que el
personal de mantenimiento concluya las instalaciones a la brevedad;
ofrecerá una propina a tres exalumnos para que visiten al
enfermo y le digan que lo extrañan; comprará cantidades
industriales de heroína para atenuar los dolores provocados por
el cáncer; reunirá a ruidosos excompañeros y
examantes de su padre para improvisar evitadoras pero epicúreas
sesiones de acompañamiento con base en sabrosos vinos,
exquisitos platillos y culteranas reminiscencias, y convendrá en
ayudarle a morir, mediante una sobredosis de droga, en la bella casa de
campo de uno de los amigos.
PERO DE REFLEXIONAR uno y otros en voz alta sobre el sentido de la muerte y
de una disposición mínima a revisarse y a asumirse como
algo más que 舠una llaga con nueve orificios舡, animosa para
emprender el viaje más excitante de
todos, ni una palabra. Son cosas que el dinero aún no puede
comprar.
|