México D.F. Lunes 3 de mayo de 2004
Lleva a la capital rusa parte de sus series
Fragmentos rasgados y Traslaciones
El pintor Carlos Torres expone en Moscú
Buena acogida del público moscovita a
la propuesta del artista chihuahuense
JUAN PABLO DUCH
CORRESPONSAL
Moscu, 2 de mayo. El pintor mexicano Carlos Torres
trajo a esta capital una parte representativa de su obra reciente,
sobre todo trípticos y cuadros que el creador denomina
Fragmentos rasgados y Traslaciones, la cual el público local 舑siempre ansioso de
conocer el trabajo de artistas extranjeros con propuestas originales舑
puede apreciar en el prestigiado Museo de Arte Moderno de Moscú.
Originario de Chihuahua y radicado en París
desde hace 30 años, Torres vino a Rusia 舠con mucha
emoción, porque este país no es uno más en mi
trayectoria, sino representa para mí algo muy especial舗舗,
comenta a La Jornada.
Indica que desde hace tiempo siente una verdadera
atracción por Rusia, que se consolidó 舖舖a través
del cine de Andrei Tarkovsky, de los clásicos de la
literatura rusa o de escritores contemporáneos, como Liudmila
Ulitskaya, por enumerar algunas razones舗舗.
Ahora, 舠en lo que es casi un sueño cumplido舡,
Torres somete el fruto de su labor creativa al severo juicio del
espectador ruso.
Reto a la
fantasía
El acto inaugural, muy concurrido, estuvo marcado
por el notorio interés de la mayoría de los asistentes,
quienes de inmediato entendieron la oferta implícita del pintor
de completar con su fantasía cada cuadro. Torres, al terminar de
pintar una superficie, emprende lo que él considera el proceso
más importante: obtura parte de la imagen, la fragmenta o la
sumerge en cemento, de modo que hay una parte del cuadro que nunca se
verá y que cada quien tiene que imaginarse cómo fue
originalmente y cómo podría ser.
舠En algunas Traslaciones 舑explica舑 el espectador
resuelve si quiere ver lo que está detrás del negro, pero
si opta por mover la tabla deslizante sacrifica otra parte del cuadro.
Esto tiene un toque de frustración, porque se puede ver todo el
cuadro, aunque nunca al mismo tiempo舡, anota el artista.
舖舖Torres nos obliga a interrogarnos sobre la
confiabilidad que atribuimos a nuestra mirada y a nuestra memoria,
poniéndonos frente a la evidencia de la incapacidad del ojo para
darnos una visión totalizadora del conjunto, y también
frente a las fallas en que incurre la memoria unos instantes
después de que ha visto una parte de un cuadro, escamoteada
enseguida y sustituida por su contraparte舡, sostiene Yuriria Iturriaga,
incansable promotora de la cultura mexicana en Francia, en el texto de
presentación del catálogo para esta muestra moscovita.
Tras largo rato de escudriñar, deslizar,
comparar y digerir, acorde con su habitual rigor estético, casi
todos los rusos llegan a un mismo punto: su plena y entusiasta
aceptación de la forma de hacer arte de Torres, que se nutre de
las raíces mexicanas de su natal Peñablanca y se
enriquece con la incidencia parisiense de su entorno adoptivo.
Al respecto, Vilma Fuentes apuntó en estas
páginas: 舠Si las reminiscencias de la luz dorada y violenta de
Chihuahua siguen apareciendo de repente en sus telas, los cambios de
luminosidad de París, del día claro y radiante al
grisáceo y lluvioso se han ido imponiendo en sus pinturas con el
tiempo, dando lugar a un diálogo armónico entre dos
cielos, uno alto, otro bajo, uno intempestivo, otro huidizo舡 (La Jornada, 22 de octubre de 2002).
La muestra consta de 27 piezas, realizadas todas
durante los últimos dos años, una de las cuales se
quedará aquí en Rusia, ya que Torres decidió donar
un Fragmento rasgado al museo.
El artista precisa este procedimiento creativo: 舠El
Fragamento rasgado es una obra en dos
tiempos. Primero pinto un cuadro y luego rasgo, arranco una parte.
Destruyo lo demás, de modo que nunca se sabrá de
dónde viene. El espacio en torno al fragmento aislado reviste
importancia decisiva y, al verlos en serie, da la impresión de
que algunos fragmentos parecen alejarse, en cambio otros se aproximan
al espectador舡.
Para Torres, la luz es el componente fundamental.
Por ello se declara fascinado por el manejo de la luz y la
sensación de tiempo detenido que consagró a Johannes
Vermeer, a quien dedicó como homenaje tres de las obras
traídas a Moscú, en las que respeta la composición
de los cuadros del maestro flamenco, pero agranda el formato hasta
cuatro veces y, desde luego, calienta los colores.
舖舖Como en la obra de Vermeer, en la de Torres la
claridad ilumina el aire y el silencio: la explosión de colores
es de una riqueza desbordante, en la que se percibe la
transmisión de la luminosidad a través de una
línea nítida que separa las irradiaciones distintas,
dándole una presencia absoluta e inevitable舡, afirmó en
el acto de apertura el embajador mexicano, Luciano Joublanc.
La exposición de Carlos Torres en
Moscú estará abierta todo el mes.
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