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México D.F. Lunes 3 de mayo de 2004
La
Florecita; fecha 3
Impactan bureles del
hierro Santa María Xalpa
LUMBRERA CHICO
En la tercera fecha de la
temporada que se desarrolla en la plaza mexiquense de La Florecita,
ayer Marcial Herce y Christian Aparicio cortaron una oreja cada cual,
ante un muy bien presentado encierro de Santa María de Xalpa,
formado por cuatro hermosos ejemplares que derrocharon garbo, celo,
emotividad y bravura, lo que habla muy bien del experimento impulsado
por el apoderado de toreros Enrique Martín Arranz, quien hace
varios años trajo a nuestro país un lote de 200 reses del
encaste de Parladé.
Benigno Pérez Lizaur y
Miguel Valladares, propietarios de Santa María de Xalpa, en el
municipio de Dolores Hidalgo, estado de Guanajuato, adquirieron 80
vacas y seis sementales de aquel lote, sangre pura de Parladé,
pero de la línea de Juan Pedro Domecq, y ayer comenzaron a ver
los resultados. Estos animales de origen español, pero nacidos
en México, son una alternativa a los bichos sosos, repetidores y
debiluchos de Garfias, que el cacique de Mixcoac ha convertido en
monopolio para todas las plazas que controla en el territorio nacional.
Después de rendir
homenaje al cantante Emmanuel 舑de quien un día, al
reseñarlo, Carlos Monsiváis escribiera: 舠todo se
desnudó, dentro de mí, dentro de mí舡舑, los
promotores de La Florecita dieron inicio al festejo y por ello
saltó a la arena Garboso, de 513 kilos, castaño bellísimo de
armoniosa encornadura, que se embebió en el capote de Herce,
quien lo recibió por verónicas a pies juntos, levantando
al público que llenaba la totalidad de los tendidos.
Como le ocurriría a sus
otros tres hermanos, el burel recibió dos puyazos salvajes con
la leona, que le machacaron el morrillo, sin impedirle que llegara con
buen son a la muleta, para que Herce, cosido a cornadas como
está pero sobrado de valor siempre, se empleara a fondo por la
izquierda, matara bien y cortara la primera oreja de la tarde. Ante Dillo, tercero del
encierro, jabonero sucio de color arena y 527 kilos, Marcial
volvió a mostrarse imaginativo con el capote, mató
recibiendo al segundo viaje y obtuvo nutrida petición de
apéndice que no concedió el juez.
Aparicio se las vio con Campechano, negro zaino de
495, ante el cual estuvo despegado y sin transmisión, como se
mostraría de nuevo frente al cuarto y último, Pintadito, otro
castaño pero chorreado en verdugo, que también
tenía un muy buen lado izquierdo y fue muy superior al diestro,
que por el solo hecho de matarlo al primer intento, dejando el estoque
en buen sitio, fue premiado igualmente con una oreja.
La gente salió
satisfecha del pequeño coso de Ciudad Satélite, no tanto
por la calidad de las faenas sino por la estampa, el trapío y la
sensación de peligro que emanaba de los bravos rumiantes de
Santa María de Xalpa, una ganadería que no veremos en la
Monumental Plaza Muerta (antes México), porque la promueve el
舠diablo舡 de Enrique Martín Arranz, apoderado de José
Tomás, que el año pasado denunció a
Herrerías por la falsificación de al menos 13 contratos
de matadores que actuaron en la temporada alta 2002-2003. Y esa es otra
lástima.
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