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México D.F. Jueves 6 de mayo de 2004
Contra la estolidez humana
John Berger, escritor inglés, pintor,
guionista y crítico de arte cuestionó durante 50
años la obra de Francis Bacon. El resumen de esta crítica
puede hallarse en el polémico texto 舖舖Francis Bacon y Walt
Disney舗舗, aparecido originalmente en la revista New
Society, en 1972, y luego en About Looking, Pantheon Books, Nueva York,
1980. En este ensayo apuntaba:
舖舖Bacon es lo opuesto a un pintor
apocalíptico que avizora que lo peor es posible. Para él
lo peor ya ocurrió... Lo peor es que el hombre resulte
estólido舡.
Por eso Berger afirmaba: 舖舖...estudien estas
expresiones, léanlas. Nadie reflexiona. Los ojos miran a partir
de su condición, pero estúpidamente, lo que los rodea. No
saben lo que les ha ocurrido; su intensidad yace en su ignorancia舡.
Apreciando siempre la destreza, la maestría
de la técnica pictórica de Bacon, apunta que en sus
retratos 舖舖sin precedentes en la historia del arte舡 vemos que el
carácter 舖舖es un molde vacío para una conciencia ausente
(...) Los humanos se han convertido en su propio espectro insensato. En
las composiciones más grandes, donde hay más de un
personaje, su falta de expresión iguala la falta total de
receptividad de las otras figuras. Todas se demuestran, unas a otras,
que no pueden expresar nada. Sólo las muecas permanecen舡.
En 1972, John Berger concluía que 舖舖las
pinturas de Bacon no comentan, como se dice con frecuencia, la
experiencia de la soledad, la angustia o la duda metafísica;
tampoco comentan las relaciones sociales, la burocracia, la sociedad
industrial o la historia del siglo XX. Hacer cualquiera de estas cosas
habría implicado una preocupación por la conciencia. Lo
que demuestran es que la alienación puede provocar la
añoranza de su forma absoluta 舑la estolidez. Esta es la
consistente verdad demostrada, que no expresada, en la obra de Bacon舡.
Hoy, recapitulando sus apreciaciones, encuentra
atisbos, revelaciones, que no le habían sido evidentes antes:
tal vez Bacon conjuró el enmudecimiento despiadado y al
retratarlo nos lo aventó a la cara con la tradición
pictórica que con maestría manejó.
RAMON VERA HERRERA
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