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México D.F. Jueves 6 de mayo de 2004
LECCION DE DIPLOMACIA
El ministro cubano de Relaciones Exteriores, Felipe
Pérez Roque, expuso ayer en La Habana, en una prolongada conferencia
de prensa que mantuvo en vilo a la opinión pública de ambos
países, la percepción, el sentir y las razones del gobierno
cubano ante la crisis diplomática con su similar de México.
Fue una exposición sólida, apasionada, contundente y, al
mismo tiempo, diplomática.
Salvo por el duro discurso de Fidel Castro del primero
de mayo, las acciones y posiciones de Cuba ante México quedaron
plenamente esclarecidas, justificadas y razonadas. El gobierno de la isla
dio así satisfacción a las inquietudes sobre su papel en la
crisis de los videoescándalos, demostró un desempeño
bilateral apegado a las normas legales y diplomáticas y
exhibió la torpeza, la inexperiencia y la improvisación que
imperan en la conducción de la diplomacia mexicana. Al mismo tiempo,
Pérez Roque ha dado a las autoridades mexicanas un amplio margen
para la recomposición de las relaciones bilaterales.
A menos que contaran con información y
documentación espectaculares e inesperadas que contradijeran de
manera rotunda lo dicho por el canciller cubano, los secretarios de
Gobernación y Relaciones Exteriores, Santiago Creel Miranda y Luis
Ernesto Derbez, tendrían que ofrecer hoy, en su anunciada
conferencia de prensa conjunta, un perfil bajo, una actitud modesta y una
genuina disposición a dar marcha atrás a las medidas
anunciadas por ellos que pusieron la relación bilateral al
borde de la ruptura.
Los funcionarios nacionales tendrían que
valorar, además, la habilidad y la prudencia con que el canciller
cubano, al tiempo que presentaba una prueba fehaciente de la
implicación de funcionarios y políticos involucrados en el
complot de los videos de Carlos Ahumada, eludió proporcionar a la
prensa nombres y detalles al respecto. Si esa información hubiese
sido dada a conocer la tarde de ayer en La Habana, hoy México
habría podido amanecer sumido en una crisis política de
consecuencias tal vez catastróficas, y debe reconocerse la
responsabilidad y la mesura con que el gobierno cubano contribuyó a
descartar semejante escenario.
Toca al gobierno del presidente Vicente Fox, en suma,
dar los próximos pasos para revertir el deterioro de los
vínculos con Cuba. La lección de diplomacia ofrecida ayer por
el gobierno de Castro crea un ámbito favorable para ello. Es urgente
el retorno de los respectivos embajadores a sus puestos.
La consecución de esa perspectiva deseable, por
otra parte, no exime a las autoridades federales mexicanas de retomar, en
lo interno, un rumbo de legalidad, honestidad y transparencia, y admitir y
asumir, de una vez por todas, su plena responsabilidad en la conjura de los
videoescándalos.
El grupo gobernante debe revelar con su propia voz su
grado de participación en el complot, así como los nombres de
quienes, desde evidentes posiciones de poder político, ofrecieron a
Ahumada protección jurídica a cambio de sus grabaciones e
indujeron la difusión televisiva de éstas. El gobierno debe
dar a conocer, asimismo, los videos que obraban en poder de Ahumada Kurtz
cuando éste fue devuelto a México.
Por su parte, la Procuraduría General de la
República (PGR) tendría que abandonar su sistemático
hostigamiento contra las autoridades capitalinas y sus sospechosos e
impresentables servicios de protección y asesoría al
empresario corruptor. Tales servicios vulneran las leyes nacionales,
evidencian el desaseo gubernamental en sus reacciones defensivas y
desesperadas ante el caso, desvirtúan el sentido de las
instituciones 舑ahora resulta que la PGR se ha vuelto una suerte de
comisión de defensa los derechos humanos de Caros Ahumada舑 y
generan obstáculos adicionales, y completamente absurdos, a la
deseable recomposición de las relaciones con Cuba.
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