Cómplice de Herrerías

José Espina actuó contra el público de la Plaza México

LUMBRERA CHICO

El delegado en Benito Juárez durante el trienio anterior, José Espina von Roederich se ha convertido en la voz más crítica del PAN contra el jefe de Gobierno capitalino dentro de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Coordinador de la fracción minoritaria de ese instituto, lo mismo escribe artículos que distribuye por Internet que pronuncia feroces discursos, en todos los casos, para combatir no la política sino el prestigio de Andrés Manuel López Obrador.

Autoinvestido de adalid de la pureza, olvida, sin embargo, que mientras estuvo al frente de la Benito Juárez actuó como cómplice, en el presunto delito de fraude, cometido con reincidencia por el "empresario" Rafael Herrerías contra los tenedores del derecho de apartado y los aficionados en su conjunto.

Carlos Mendoza, presidente de la Comisión Taurina del Distrito Federal, señala que Espina autorizó el canje de derechos de apartado para las temporadas "grandes" de 2001-2002 y 2002-2003, sin haber exigido a Herrerías, como demanda el reglamento, la exhibición de los contratos de los toreros y las ganaderías anunciados en los carteles que sirvieron como señuelo para que los propietarios de abonos desembolsaran, cada año, la suma de 20 millones de pesos aproximadamente.

Según el ábaco, por este concepto Espina y Herrerías habrían estafado al público por un monto cercano a 40 millones de pesos, cantidad 30 por ciento superior a los 31.5 millones de pesos por la que, en virtud de un fraude genérico, Carlos Ahumada está preso en el Reclusorio Norte. Pero el delito que la procuraduría de Bernardo Bátiz se ha negado a perseguir tiene dos agravantes: algunos contratos, como los del diestro ibérico José Tomás, fueron falsificados por Herrerías y aceptados como válidos por Espina.

El segundo agravante es el de la reincidencia, ya que la falta se cometió en dos años consecutivos. Y para colmo, Herrerías violó otro aspecto del reglamento al no cumplir con lo ofrecido en el elenco para el derecho de apartado. Los aficionados canjearon sus abonos creyendo ilusos que iban a ver torear a José Tomás y en las dos temporadas de marras fueron engañados sin que la empresa les devolviera la parte proporcional de su dinero.

No nos sorprendamos, en consecuencia, si la procuraduría capitalina decidiera tomar en serio, por fin, estos notorios hechos delictivos, para lo cual tendría que abrir una averiguación previa contra Herrerías y solicitar el desafuero de Espina von Roederich para que responda por sus actos detrás de las rejas. La hipocresía del panista, que en la Asamblea Legislativa se rasga las vestiduras acusando de "corrupto" a López Obrador, en realidad pretende ocultar su propia conducta fascinerosa, en combinación con el cacique de la Monumental Plaza Muerta (antes México). Y por otra parte, supone que ejerciendo presión política contra López Obrador podría llegar a una incierta forma de negociación para dejar de atacarlo a cambio de su silencio. Los hechos, si algo, demostrarán que se equivoca.