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México D.F. Lunes 24 de mayo de 2004
MOORE: LA MIRADA LUCIDA
El
documental Fahrenheit 9/11 fue galardonado el sábado como
la mejor película del Festival de Cine de Cannes. En una emotiva
ceremonia, su director, el cineasta estadunidense Michael Moore, recibió
la Palma de Oro de manos de Quentin Tarantino.
En estos tiempos en los que el gobierno de Washington
se empecina en librar guerras sin rumbo ni futuro, aunque no por ello menos
crueles, devastadoras y degradantes, el premio a Michael Moore es una noticia
refrescante que subraya la existencia, en el país más poderoso
del mundo, de corrientes de pensamiento lúcido, de reflexión
libre y de crítica esclarecedora.
Fahrenheit 9/11 es una implacable denuncia de la
"guerra contra el terrorismo" lanzada por el gobierno de George Walker
Bush. El título de la cinta evoca la antiutopía (Fahrenheit
451) escrita por otro creador lúcido de Estados Unidos, Ray
Bradbury, quien denunció en ese libro la intolerancia, la censura
y la violación de las libertades por el poder político.
La película galardonada en Cannes el pasado fin
de semana evidencia, a su vez, que la cruzada de Bush es un operativo
hipócrita -la familia del presidente estadunidense está
estrechamente vinculada desde hace mucho tiempo a la de Osama Bin Laden-
cuyo objetivo real y central no son los terroristas de Al Qaeda, sino el
afán de atacar las libertades civiles y las garantías individuales,
por un lado, y la realización de negocios astronómicos por
la otra.
Es significativo que la compañía Disney
haya decidido sabotear la distribución de la cinta en cuestión,
si se considera la existencia de una maraña de complicidades e intereses
entre la empresa de entretenimiento y propaganda y la actual administración
de la Casa Blanca. De hecho, Disney se apresuró a ponerse a las
órdenes de Bush en cuanto éste lanzó su "guerra contra
el terrorismo", y presionó a las televisoras ABC y NBC -en las que
posee importantes participaciones accionarias- para que censuraran y tergiversaran
la información sobre los atentados del 11 de septiembre y, posteriormente,
los despachos procedentes de Afganistán.
En la ceremonia de premiación de Cannes, Moore
resaltó que el galardón que le fue concedido permitirá
sortear los intentos de censura del establishment mediático
estadunidense. Con ello, muchos espectadores de Estados Unidos y del mundo
podrán aproximarse a la mirada lúcida, valerosa y congruente
del cineasta, quien saltó a la fama hace dos años por el
otorgamiento de un Oscar a su película--también documental-
Masacre en Columbine, reportaje descarnado y doliente sobre el fenómeno
del armamentismo doméstico y sus cruentas consecuencias en la sociedad
de Estados Unidos.
Además de la Palma de Oro para Moore, en el festival
de Cannes destacaron el joven cineasta belga Jonas Geirnaert, autor del
cortometraje Flatlife, quien pidió a los estadunidenses que
no relijan a Bush en los comicios de fines de este año, y el israelí
Keren Yedaya, quien dedicó su premio -a la mejor ópera prima-
a sus compatriotas que se oponen a la criminal ocupación de los
territorios palestinos por el régimen genocida de Tel Aviv.
Cabe felicitarse, pues, por la ventana de lucidez, libertad
y creación que ha significado el festival de Cannes en estos días
dominados por sucesos cruentos, exasperantes y, en el mejor de los casos,
deplorablemente frívolos, como la dispendiosa boda de Felipe de
Borbón y Letizia Ortiz en España.
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