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México D.F. Jueves 27 de mayo de 2004

Pensionados y jubilados, olvidados y perdedores en planes del presidente ruso

Abatir la pobreza, en el compendio de buenas intenciones de Vladimir Putin

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscu, 26 de mayo. Abatir la pobreza ocupó un lugar destacado en el compendio de buenas intenciones -también duplicar el producto interno bruto (PIB) hacia 2010, modernizar el ejército, consolidar la democracia y fortalecer las posiciones de Rusia en el ámbito internacional-, que el presidente Vladimir Putin presentó este miércoles en su mensaje anual ante el Parlamento.

MOW10-051249-pihObsesionado con la idea de duplicar el PIB cuatro años antes del prometido lapso de una década, meta que podría ser usada como pretexto para propiciar un tercer periodo al frente del Kremlin, Putin hace creer que el previsible crecimiento económico en Rusia, que seguirá sustentándose en los precios internacionales del petróleo, podrá sacar de la miseria a poco más de 30 millones de rusos, cifra reconocida de personas con ingresos por debajo del umbral oficial de indigencia.

Al mismo tiempo, el PIB crece en la me-dida en que se desarrollan sectores prioritarios de la economía rusa como el energético, mientras la mayoría de los pobres en edad de trabajar son resultado de la ruina de las ra-mas de la industria en que estaban ocupados.

Se podrá duplicar el PIB, y hasta seguir incrementando el número de multimillonarios -junto con el hombre más rico del país que ejemplarmente se tiene en la cárcel, otros 35 rusos poseen ya fortunas superiores a los mil millones de dólares-, pero todo apunta a que, sin generar empleo y una me-jor distribución del ingreso, serán cada vez más anchas las brechas de desigualdad.

La promesa de Putin de reducir la miseria, sin embargo, no se corresponde con el paquete de leyes preparado por el Kremlin para replantear la política social y cuyo objetivo encubierto parece ser, igual que en México, ahorrar a costa de los más pobres.

Los artífices de la draconiana reforma, al esgrimir que el Estado no está en condiciones de cumplir obligaciones derivadas de la legislación en materia social, tienen la intención de modificar 154 leyes y derogar otras 35, lo que aquí se prevé como mero trámite en una Duma donde Putin cuenta con mayoría calificada, ocho diputados más del mínimo necesario para introducir cualquier en-mienda hasta en la Constitución.

Sin ningún contrapeso en el Legislativo, se pretende acabar con el actual sistema de prestaciones y subsidios sociales -todo lo que ahora, para los estratos más necesitados, es gratuito: las operaciones quirúrgicas y otras formas onerosas de asistencia médica, los medicamentos con receta, los sanatorios, el transporte público y los trenes interurbanos, por poner sólo unos ejemplos-, los cuales serán suprimidos del todo o sustituidos en algunos casos con compensaciones monetarias, a todas luces insuficientes.

Así, cerca de 30 millones de jubilados, quienes de por sí arrastran una penosa existencia, recibirán uno de los golpes más du-ros, pues muy pocos de ellos pueden aspirar a la compensación más generosa -equivalente a mil 300 pesos mensuales, apenas-, reservada para los héroes de la Unión Soviética, héroes de Rusia y homologados.

El resto, la inmensa mayoría de pensionados, tendrá que conformarse con sumas que van de 150 a 700 pesos, dependiendo de la categoría que asignen las autoridades.

Tampoco habrá más ayudas en especie o reducciones de tarifas para minusválidos, fa-milias de prole numerosa, sobrevivientes de la catástrofe nuclear de Chernobyl, heridos en combate (eufemismo que aquí se emplea por inválidos de las guerras de Afganistán y Chechenia), oficiales del ejército, trabajadores de regiones inhóspitas del norte, víctimas de la represión política y un largo etcétera de personas afectadas por la reforma. En el me-jor de los casos, recibirán una mínima compensación en dinero; en el peor, nada.

Antes de ser enviadas a la Duma las respectivas iniciativas de ley, se harán ajustes esta misma semana, pero ya es claro que el Kremlin optó por posponer al menos un año el aspecto más controvertido de esta reforma: la supresión de 50 por ciento de descuento en el pago de luz, agua, gas, calefacción, teléfono y otros servicios, que beneficia a los jubilados y otras categorías sociales.

Según el viceprimer ministro, Aleksandr Zhukov, la reforma responde a la necesidad de hacer más equitativa la política social. Ilustra su tesis con el ejemplo de que nueve de cada 10 jubilados no pueden hacer uso de su derecho a recibir tratamiento en un sanatorio del Mar Negro, pero no dice que ahora ningún pensionado podrá hacerlo -lo hacían 3 millones al año- debido a que tendría que desembolsar el equivalente a 500 pesos diarios, lo que cuesta cualquier sanatorio sin pretensiones de lujo en esa zona de Rusia.

Los desequilibrios entre los medios urbano y rural son otra de las razones oficiales para acometer la drástica reforma.

Un grupo de pensionados, en carta abierta a Putin que circula en Moscú y lleva ya cientos de firmas de adhesión, responde: "Usted sostiene que los jubilados que habitan en las ciudades se aprovechan de los que viven en el campo, porque en el medio rural no hay ni transporte, ni teléfono, ni calefacción central y, por lo mismo, nadie se beneficia de los descuentos en las tarifas. Vergüenza debería darle hablar de esto, pues -en lugar de tratar de que el mayor número de personas tenga acceso a servicios elementales del siglo XXI- cual fariseo les propone unas cuantas monedas".

En contraste, hace días el Kremlin autorizó la compra de automóviles para cada uno de los ministros del gobierno, así como los subjefes de la Oficina de la Presidencia, los asesores de Putin, los viceministros y otros altos funcionarios de la elite en el poder.

Para tal efecto se gastaron tan sólo 75 millones de pesos -a razón de un millón 200 mil pesos por coche de los principales agraciados y de 300 mil pesos en promedio para los demás, que aún no ameritan vehículos blindados-, justo premio al esfuerzo de los encargados de instrumentar las medidas para reducir la pobreza en Rusia.

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