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México D.F. Jueves 27 de mayo de 2004
WASHINGTON, CONTRA LOS DERECHOS HUMANOS
El
informe anual presentado ayer por Amnistía Internacional (AI) no
da motivo para que ningún gobierno del mundo se sienta orgulloso
porque, por omisión o por comisión, los derechos humanos
en el planeta están expuestos a atropellos que, lejos de disminuir,
parecen ir en aumento. En casi todos los casos, las autoridades nacionales
tienen responsabilidad por la persistencia o el empeoramiento de las violaciones
en sus respectivos territorios. Pero el gobierno de Estados Unidos, encabezado
por George W. Bush, es el único al que corresponde una responsabilidad
específica por la pérdida de vigencia de las garantías
y libertades individuales en el ámbito mundial. La "guerra contra
el terrorismo" emprendida por la actual administración estadunidense,
en forma "ciega y sin principios", ha convertido al planeta "en un lugar
más peligroso", como lo afirmó ayer en Londres la secretaria
general de AI, Irene Khan, en la presentación del informe de este
año de la organización humanitaria.
Las responsabilidades de Bush y su equipo en materia de
violaciones a los derechos humanos pueden agruparse en dos grandes rubros:
los atropellos tradicionales perpetrados regularmente por el gobierno estadunidense
en su propio territorio -torturas, detenciones injustificadas y aplicación
de la pena de muerte a menores y retrasados mentales, por citar sólo
tres de las más graves- y los actos de terrorismo, los secuestros,
las torturas y los asesinatos perpetrados por empleados civiles o militares
de Estados Unidos en diversos países, como Afganistán, Irak
y el enclave militar que Washington mantiene, de manera ilegal, en Guantánamo,
Cuba. Pero Irene Khan destacó que, en forma paralela a la comisión
de esos crímenes de guerra, el gobierno estadunidense ha emprendido
"el mayor ataque sostenido contra el derecho internacional en los últimos
50 años", al destacar que la guerra ilegal emprendida por Washington
y Londres contra Irak a principios del año significó, para
la ONU, "una crisis de legitimidad y credibilidad", inducida también
"por la incapacidad de la organización para hacer que los estados
rindieran cuentas por la comisión de gravísimas violaciones
a los derechos humanos".
El informe de AI echa por tierra dos alegatos fundamentales
de los mandos civiles y militares estadunidenses: que los abusos cuyas
imágenes han provocado la indignación mundial fueron "casos
aislados", y que ni Bush ni sus secretarios de Defensa y de Estado, Donald
Rumsfeld y Colin Powell, respectivamente, estuvieron al tanto de ellos:
"Las investigaciones realizadas por AI revelan que los abusos (...) en
la prisión de Abu Ghraib no son casos aislados", dice el informe.
El documento agrega que en una fecha tan temprana como julio de 2003 -es
decir, a dos meses de que Bush diera por "concluida" la guerra en Irak-
AI publicó, en un informe, sus motivos de preocupación por
torturas a los detenidos. Tales inquietudes fueron oportunamente comunicadas
a los mandos ocupantes en Bagdad. En noviembre del año pasado AI
"escribió al secretario de Defensa Donald Rumsfeld tras conocer
(...) que ocho reservistas del Cuerpo de Marines habían sido
acusados formalmente en relación con denuncias de malos tratos a
detenidos iraquíes. En su carta, AI pidió asimismo información
sobre cualquier otra investigación sobre el uso de la fuerza excesiva,
torturas o malos tratos contra civiles iraquíes, detenidos incluidos,
por militares. No ha recibido ninguna respuesta".
En suma, e independientemente de los severos señalamientos
que AI formula contra numerosos gobiernos -incluido el de México-
por la reiterada violación a los derechos humanos, en el informe
de este año de la organización humanitaria queda de manifiesto
que el mayor perpetrador de atrocidades y crímenes de guerra en
el mundo es, hoy en día, el gobierno de Estados Unidos.
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