México D.F. Jueves 27 de mayo de 2004
El compositor alemán forma parte del
jurado del premio Rodolfo Halffter
Ni la música escapa a la falta de libertad,
deplora Lachenmann
Manifiesta a La Jornada su beneplácito
por el concepto de provocación en el ámbito sonoro
Frente a las exigencias del mercado, hace un llamado
''para defender la vigencia del arte''
PABLO ESPINOSA Y ANGEL VARGAS
En el mundo de hoy no existe libertad ni en la música,
sostiene el reconocido compositor alemán Helmut Lachenmann.
La nuestra , explica, es ''una sociedad mediatizada que
dice vivir en un mundo libre, pero esa supuesta libertad consiste en la
estandarización del gusto y una manipulación del pensamiento".
Así,
hablar de la muerte de la fantasía y la espontaneidad en la música
es desmesurado. Sin embargo, ambos aspectos sí han llegado a un
grado extremo de homogeneización por causa de los medios de comunicación,
señala.
La ''resistencia ante esa manipulación", abunda,
reside en los compositores; ''cada uno debe indagar en sus individualidades
para dar respuestas personales al concepto de tradición y, sobre
todo, a la ausencia total del ritmo" de esta sociedad.
Subraya: ''Frente a la idea de este supuesto mundo libre
de que el compositor debe hacer felices a sus públicos, crearles
fantasías, su verdadero papel debe ser, en cambio, reflejar esas
manipulaciones y resistir".
De acuerdo con Lachenmann, quien está en México
como jurado del primer Premio Iberoamericano Rodolfo Halffter de Composición,
crear música implica un estudio minucioso de la tradición.
No necesariamente de la europea, pese a que sea la dominante,
prosigue, sino la tradición propia, el paisaje interior de cada
compositor, para encarar ese panorama homogeneizante propiciado por los
medios de comunicación.
Por nuevos sonidos y estilos
En entrevista con La Jornada, Lachenmnn (Stuttgart,
1935), alerta que la música de arte ha sido incluida como parte
de ''una gran oferta de entretenimiento, donde la vertiente contemporánea
no figura sino como invitación a que la gente piense, y eso no resulta
fácil, cuando la oferta musical se le presenta como algo para amenizar
sus mañanas o noches, o mientras hace ejercicio".
Repara también en el desdén al denominar
como clásica a toda la música de arte, sin considerar que
esta expresión ha experimentado múltiples cambios.
La música, apunta, ''siempre ha estado en búsqueda
de nuevos sonidos y estilos; esto significa que el público de la
música contemporánea la considera una suerte de provocación,
porque ésta invita a pensar.
''De modo que la gente dice que no va a conciertos para
ser provocada con nuevos problemas, sino para olvidar los propios."
Alumno de Luigi Nono, Lachenmann resalta que muchos no
entienden el problema de la creación musical, el cual no es sólo
cuestión de tiempo ni dinero, y que entre otros rubros se expresa
en que estaciones de radio especializadas transmiten cada vez menos música
contemporánea.
''Es una situación generalizada de agonía,
pero hay disposición a luchar, experimentar. Me agrada el concepto
de provocación en música. En cuanto a la de entretenimiento,
puede ser divertido, por ejemplo cuando viajé a Estados Unidos y
por lo trámites de visado me clasificaron como entertainer
(animador), lo cual no soy.
''Nunca imaginé que para ser compositor de música
contemporánea necesitara ser algún día catalogado
como entertainer. Cuando en realidad, los compositores hoy día
somos emblema del concepto de innovación. Pero ésta es algo
que nadie parece necesitar.
"El mercado pide innovaciones en asuntos técnicos,
pero las innovaciones artísticas, a nadie parecen interesar. Hay
que defender, pues, la vigencia del arte, sobre todo en Europa, que en
algún momento fue uno de los paraísos de la música
contemporánea. Y ya no lo es."
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