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México D.F. Jueves 27 de mayo de 2004
Olga Harmony
Albertina en cinco tiempos
Al regreso de la Compañía Nacional de Teatro (CNT), su director artístico, José Caballero y el Centro de Investigación Teatral (CITRU) al frente del cual se encuentra el director y ensayista Rodolfo Obregón, hicieron una especie de encuesta por Internet para definir un posible repertorio. Parece ser que la respuesta tanto de teatristas como de intelectuales aficionados al teatro fue muy grande, pero grandes también fueron los desacuerdos, por lo que el copioso material reunido se guarda para mejor ocasión y Caballero centra su idea de una Compañía Nacional en los actores. Por razones económicas y de logística, sobre todo las primeras, no se pueden tener actrices y actores fijos que reciban un salario como en los inicios de la Compañía, pero sí se puede congregar a gente muy capaz de diversas generaciones -de entre los cuales se elegirán repartos para sucesivos montajes- en un planteamiento novedoso que han llamado Proceso de creación teatral: Lecturas dramatizadas y ensayos de puesta en escena, dirigido sobre todo al gremio y a estudiantes. También, a pesar de ser uno de los proyectos de la nueva CNT dados a conocer desde sus inicios, las opiniones aquí se dividen -tengamos en cuenta los recortes presupuestales habidos y el descontento que esto origina- entre quienes piensan que es un retroceso y que debe-rían impulsarse escenificaciones formales, y quienes opinan que a falta de recursos hay que emplear la imaginación y que nada es peor que no intentar algo.
Tras la presentación del libro Compañía Nacional de Teatro. Memoria gráfica 1972-2002, de Jovita Millán, editado por el CITRU que, pese a algunas omisiones resulta un interesante material de consulta, se llevó a cabo la primera lectura, Albertina en cinco tiempos, del franco-canadiense Michel Tremblay bajo la dirección de Alberto Lomnitz. (Los ensayos de puesta en escena se harán en varios días de agosto y el 1Ɔ de septiembre). Se trata de un excelente y durísimo texto que trata, más allá de los cinco tiempos en que se ubica la protagonista, de la relación madre e hija y hermana con hermana. El reparto de seis actrices es espléndido y el manejo de los tiempos del director -no hay casi movimiento de los personajes- permite total claridad. Albertina vieja (Ana Ofelia Murguía) llega a un cuarto de asilo con olor a moho, tras haber estado internada en un hospital siquiátrico, sin más compañía que sus fantasmas. Estos son su hermana (Emma Dib) apacible y sensata, y cuatro momentos de su vida anterior. Se la ve a los 30 años (Haydeé Boetto) después de su primera crisis acompañada por su hermana, con la que discutirá años después, cuando es una casada y madre de familia a la que nadie escucha (Carmen Beato) con serios problemas con su deficiente hijo y su hija rebelde, ansiosa de una libertad que sólo encontrará (Margarita Sanz) cuando se libere de los lazos de familia antes de sufrir su mayor deterioro (Angelina Peláez) por una culpa que conoceremos al final. Las seis dialogan entre sí y es a través de estos diálogos, a veces discusiones airadas, como nos enteramos de la cruel historia.
La excelencia del texto y el formidable reparto logran dar gran relieve a esta lectura dirigida por Lomnitz con sensibilidad e inteligencia en un espacio y una iluminación diseñados por Matías Gorlero, pero nos quedamos con las ganas de un hecho escénico completo, lo que quizás se logre -y ojalá haya un patrocinador- después de los ensayos de puesta en escena que se harán con público.
Hablando de compañías, no es posible soslayar el gran empeño de Rosenda Monteros para sostener la suya, Foro Dramático de México, que cuenta con pocos elementos escenográficos y de vestuario -lo que le permite transportarse a varios espacios- pero con elenco estable y, sobre todo, un repertorio ya muy formado. Los textos elegidos por Rosenda gozan de gran interés para los espectadores, y la directora logra revivir las obras clásicas en verso bien dicho y aunque alguna vez pueda no estarse de acuerdo con lo visto, es de elogiarse el afán de esta completa actriz y mujer de teatro por llevar este arte a diferentes públicos en una empresa que, pese a los avatares, se va consolidando y, creo yo, ha dejado de ser temeraria.
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