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México D.F. Jueves 27 de mayo de 2004
La gente nos detiene en la calles y nos aplaude,
señala el cineasta Sergio Arau
Impresionante respuesta del público a Un
día sin mexicanos en California
"Que bien les dimos su estate quieto a los racistas
que no comprenden el papel de los latinos en Estados Unidos", me dicen
en la calle, refiere El 4 de junio se estrenará en más
salas de ese país
ANA LILIA CORTES ESPECIAL
Los
Angeles, Cal., 26 de mayo. Un día sin mexicanos, primer
largometraje del director mexicano Sergio Arau, hace historia en Estados
Unidos, no sólo por ser una producción en inglés con
inversión de México (Fidecine) y España, y por el
controversial tema, sino por la impresionante respuesta del público,
lo mismo de paisanos que acuden para patentizar el mexican power
que logran con el 60 por ciento de la asistencia a las salas, que por el
restante 40 que representa principalmente a la comunidad anglosajona, que
al salir del cine lleva una nueva visión de la importancia de la
presencia latina en Estados Unidos.
El filme, que el también músico Sergio Arau
y su esposa, la actriz Yareli Arizmendi, empezaron a soñar en 1998,
cuando produjeron un cortometraje que debido a la opinión generalizada
tenían que llevar al cine, y al realizarlo obtienen el éxito
que quizá no imaginaron: "Es impresionante, nos fuimos a recorrer
cines el fin de semana, y en la mayoría estaba el letrero de sold
out para todas las funciones. Al otro día, cambiaron la película
a las salas grandes, y en un cine de Van Nuys la pusieron en tres salas",
comentó visiblemente emocionado el director de la cinta.
En medio de un sueño
"Siento que estoy en medio de un sueño, ¿me
entiendes? La gente nos para en la calle y nos aplaude; nos dicen: 'Ya
vi la película y la estoy recomendando. Que bien que les dimos su
estate quieto' de una manera tan divertida a todos los racistas que no
comprenden el papel de los latinos en Estados Unidos, porque para ellos,
somos mexicanos todos los habitantes del sur de su país", añadió
Yareli Arizmendi (Como agua para chocolate), quien protagoniza Un
día sin mexicanos, cuyo guión escribió con Sergio
Arau y Sergio Guerrero.
La película narra que una mañana en California
amanece "sin mexicanos, es decir, que un tercio de la población
se había esfumado como por arte de magia, entre ellos 20 por ciento
de los profesores del Estado y cifras similares de otros sectores de la
población; las grandes ligas de béisbol perdieron a algunas
de sus más importantes figuras. ¡No estaban ni Ricardo Montalbán
ni Salma Hayek!, tampoco un alto porcentaje de policías ni cocineros,
jardineros, y mucho menos trabajadores del campo, lo que provoca la pérdida
de las cosechas, el desabasto en los supermerpercados, etcétera.
"Es un proyecto que realizamos, obviamente, por amor.
Le invertimos todo lo económico y lo anímico para lograr
desarrollarlo, cuando por fin encontramos quien pusiera el dinero, nos
aventamos como dos años sólo para escribir el guión;
empezamos en 2000 y hasta ahora no hemos parado", compartió Arau,
autor de Sin decir adiós, canción que interpreta en
la cinta con Los Perros Mojados, quizá en recuerdo de sus tiempos
en los que estuvo en el grupo Botellita de Jerez. En la versión
fílmica integra al grupo a Eduardo Palomo, quien registró
en esta película su última actuación, y en cuya familia
se centra la historia llevada al cine, musicalizada por Juan José
Colomer.
Respecto de la producción Yareli agregó:
"Sentimos bonito de que se haya realizado con una inversión mexicana
y algo de española, porque es un poco irónico traer capital
de fuera para contar la realidad de los hispanos en California,
y si, es cierto, un gran porcentaje de los mexicanos que llegan a Estados
Unidos ocupan con gran dignidad empleos que los estadunidenses de pronto
no quieren hacer, y se convierten, paralelamente, en uno de los pilares
que sostienen la economía del país más poderoso del
mundo, porque con su trabajo colaboran para hacer realidad el sueño
americano.
"Y no sólo eso -interviene Arau-, en el set
se armó un ambiente muy bonito, porque si analizas el reparto, en
el que participan también John Ges, Maureen Flannigan, Muse Watson,
Carolina Aaron, Melinda Allen, Fernando Arau y Eduardo Palomo, se incluyen
nombres de anglos que nosotros contratamos y que gozaron de un ambiente
de iguales, lo que quiere decir que venimos, invertimos y les damos trabajo."
Entre documental y comedia
En su propuesta, Sergio Arau fue mucho más allá:
"Quisimos hacerlo como si fuera un documental, pero al mismo tiempo comedia
de humor negro, muy a la mexicana, y al presentar porcentajes, por supuesto
incluimos el montón de millones de dólares que pagamos en
impuestos porque en esos números se incluyen el montón de
profesionistas que también han emigrado a este país, además
de que somos muy buenos consumidores, y presentamos todo con divertidos
toques políticos, porque esa es la realidad de los latinos en Estados
Unidos y -como se sabe- nosotros nos reímos de todo. Cómo
no va a ser divertido saber que gracias a los mexicanos que cruzan la frontera
ilegalmente, tienen trabajo los de la Border Patrol.
"Toda esa fantasía la exageramos -añadió
Sergio Arau-. Lo que queremos es que la gente se ría, que pase un
buen rato divirtiéndose a la mexicana, y aunque la cinta apenas
acaba de estrenarse, ya nos ha dado grandes regalos, como el Premio del
público del pasado Festival de Cine de Guadalajara, que es el mejor
de todos, porque el es para quien hicimos la película, lo que quiere
decir que logramos nuestro objetivo."
Yareli agregó: "De igual manera tratamos de obsequiar
con un toque de identidad a los mexicanos que nacieron acá, de este
lado, porque sí. Su acta de nacimiento podrá decir que son
estadunidenses, pero gracias a la herencia de su cultura, su corazón
es mexicano".
Un día sin mexicanos, que se entrenará
el próximo 4 de junio en las demás ciudades más importantes
de Estados Unidos, en California continúa con enorme éxito
en taquilla.
-¿Qué sienten al leer el letrero de sold
out en referencia a su película?- se les preguntó finalmente.
-La verdad, dan ganas de llorar -reconoció Sergio,
mientras los ojos de Yareli se llenaron de lágrimas.
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