México D.F. Martes 8 de junio de 2004
Niega el gobierno mexicano que el fallo se ajuste
a las disposiciones del TLCAN
Autoriza la Corte Suprema de EU el tránsito
de camiones mexicanos
Según el dictamen, no es necesario realizar un
extenso estudio sobre efectos ambientales
REUTERS
Washington, 7 de junio. El gobierno estadunidense
puede permitir el tránsito de decenas de miles de camiones mexicanos
en las carreteras de su país, sin tener que realizar un extenso
estudio sobre los efectos ambientales, sentenció este lunes la Corte
Suprema de Estados Unidos.
El tribunal votó de manera unánime en contra
de una sentencia anterior de una corte de apelaciones, según la
cual el Departamento de Transporte estadunidense debía estudiar
el impacto de los camiones en la calidad del aire.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, señaló
en noviembre de 2002 que los camiones mexicanos deberían poder transitar
por territorio estadunidense para que el país cumpliera con lo establecido
en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), vigente
desde 1994.
La medida fue diseñada para terminar con una moratoria
de 1982, bajo la cual los camiones mexicanos han podido operar sólo
en estrechas zonas comerciales en la frontera entre ambos países
y donde las mercancías deben ser transferidas a camiones estadunidenses
para ser transportadas a través de ese país.
Cuando se intentó abrir la frontera, grupos ambientalistas,
laborales, de consumidores y camioneros de Estados Unidos presentaron demandas
y alegaron que el Departamento de Transporte había subestimado el
impacto que los antiguos camiones mexicanos -que operan con diesel- tendrían
en la calidad del aire en los estados fronterizos, especialmente en ciudades
como Houston y Los Angeles, que han luchado por reducir la contaminación
para cumplir con la ley de limpieza del aire.
Sin embargo, el Departamento de Transporte efectuó
una revisión ambiental inicial y decidió que no era necesario
un estudio extensivo.
Los camiones mexicanos realizan cerca de 4.5 millones
de cruces fronterizos cada año, según cifras oficiales de
Estados Unidos.
México ha insistido en que ha sufrido daños
por miles de millones de dólares a causa de la moratoria.
El gobierno de Estados Unidos argumentó que el
fallo de la corte de apelaciones había prolongado una significativa
disputa con México, la cual Bush buscaba resolver bajo el pacto
comercial.
Abogados del gobierno argumentaron que los actos presidenciales
de política y comercio exteriores estaban exentos de los requerimientos
de revisiones ambientales. Señalaron que el retraso en el cumplimiento
del acuerdo ha provocado que México mantenga restricciones paralelas
a los camiones estadunidenses y amenace con nuevas sanciones económicas.
Abogados de varios grupos opositores a la apertura de
la frontera manifestaron que no debería permitirse al gobierno de
Estados Unidos que forzara a los estados a violar estándares nacionales
de calidad del aire como resultado de la circulación de viejos y
contaminantes camiones en las carreteras estadunidenses.
Los grupos estimaron que 34 mil camiones de México
podrían circular por las carreteras de Estados Unidos sólo
en el primer año. Para 2010 los camiones de México podrían
emitir el doble de ciertos contaminantes que los vehículos de Estados
Unidos, afirmaron.
El juez Clarence Thomas escribió que el Departamento
de Transporte no violó la ley o las regulaciones ambientales, y
que no tenía que hacer una revisión completa. ''Por lo tanto
rechazamos el desafío (de los grupos) a los procedimientos utilizados
en la promulgación de estas regulaciones'', concluyó.
Prevalecen las medidas discriminatorias
La decisión sólo resuelve un conflicto
interno
VICTOR CARDOSO
El gobierno de México afirmó que el fallo
de la Corte Suprema de Estados Unidos en materia de autotransporte no resuelve
las diferencias entre ambos países sobre el libre acceso de camiones
a sus respectivos territorios, y consideró que en la normatividad
que se pretende aplicar prevalecen elementos que pudieran llegar a ser
discrecionales y discriminatorios para los transportistas mexicanos.
El
gobierno mexicano consideró que el fallo sólo resuelve un
conflicto interno entre el gobierno estadunidense y grupos ambientalistas
y de transportistas, pero no las diferencias en las reglas de apertura
publicadas por el Departamento de Transporte de ese país. Por tanto,
se reservó el derecho de tomar las medidas que considere necesarias
de acuerdo con los preceptos establecidos en el Tratado de Libre Comercio
para América del Norte (TLCAN), informaron ayer en un comunicado
conjunto de las secretarías de Economía y de Comunicaciones
y Transportes (SCT).
Ambas dependencias aclararon que México apoya todos
los esfuerzos a favor de levantar el bloqueo al autotransporte de forma
equitativa para los dos países, ''pero no puede respaldar una apertura
fronteriza que pudiera ser contraria a los postulados del TLCAN y que podría
colocar en desventaja a los autotransportistas mexicanos frente a sus pares
de Estados Unidos''.
Desde el punto de vista del gobierno mexicano la apertura
de la frontera con Estados Unidos es importante para impulsar la competitividad
de México frente a países de Asia y otras regiones, al tiempo
que incrementaría su atractivo para la inversión nacional
y extranjera, pues facilitaría los procesos de logística
de empresas que realizan exportaciones a Estados Unidos.
Niega Canacar supuesta apertura de fronteras
La Cámara Nacional del Autotransporte de Carga
(Canacar) afirmó que ''no se han modificado las condiciones de discriminación''
de Estados Unidos contra los camiones mexicanos para ingresar libremente
en su territorio, como quedó establecido desde 1994 con la firma
del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
El director del organismo, José Refugio Muñoz
López, afirmó que desde 2001, pese a todo lo que se ha dicho,
''en lugar de aligerarse, las exigencias para permitir el ingreso de los
camiones mexicanos a Estados Unidos, se endurecieron por cuestiones de
seguridad derivadas de los atentados del 11 de septiembre''.
Al comentar el fallo de la Suprema Corte de Estados Unidos
contra las exigencias ambientales que pretendía imponer el gobierno
de ese país, Muñoz López precisó que ''es un
asunto interno de ellos'' porque sólo se resolvió una demanda
de amparo de grupos ambientalistas contra la administración del
presidente George W. Bush y no la moratoria unilateral aplicada desde diciembre
de 1995.
''Lo esencial, que son las medidas discriminatorias contra
los autotransportistas mexicanos, no ha cambiado'', resumió. Interrogado
sobre si la decisión de la corte estadunidense podría ser
una ''buena señal'' para destrabar el conflicto, el directivo de
la Canacar consideró que, si acaso, esto sólo puede servir
para que las autoridades de los dos países reinicien negociaciones.
Escéptico, recordó que desde diciembre de
1995 a la fecha en diversas ocasiones se han sobredimensionado las señales
del gobierno estadunidense para abrir su frontera. ''Lo cierto es que hasta
que no veamos entrar al primer camión a Estados Unidos no estaremos
convencidos de la apertura; mientras tanto, las cosas siguen igual: ellos
mantienen su embargo y México aplica reglas equivalentes (conocidas
como ley espejo); ningún autotransportista mexicano ha solicitado
permiso para ingresar a su territorio ni ellos lo hacen''.
Trabas al comercio
El autotransporte de carga es estratégico tanto
para México como para Estados Unidos.
Por ese medio se moviliza entre 85 y 90 por ciento del
total de mercancías que genera el intercambio comercial bilateral.
A raíz de la firma del TLCAN, a partir de diciembre
de 1995 los camiones de Canadá, México y Estados Unidos podrían
circular libremente por los territorios de los tres países. Sin
embargo, el gobierno estadunidense, bajo presiones de grupos ambientalistas
y sindicatos de transportistas (teamsters), alegó que las unidades
mexicanas no cumplían con la legislación de protección
al ambiente ni con las medidas de seguridad.
Desde entonces a la fecha la circulación de los
vehículos quedó restringida a una franja de 32 kilómetros
a partir de la línea fronteriza. Eso obliga a que el cruce de mercancías
se tenga que realizar mediante el intercambio de remolques, que representa
un importante costo adicional para el comercio bilateral.
De acuerdo con cifras de la Canacar, mensualmente en la
frontera entre México y Estados Unidos se realizan alrededor de
380 mil cruces. Desde 1995, pero en particular a partir de septiembre de
2001, por medidas de seguridad en la frontera, el ingreso de un remolque
puede tardar hasta 12 horas, lo que para los camioneros representa pérdidas
por unos 55 millones de dólares cada mes.
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