México D.F. Martes 8 de junio de 2004
Ordena Rodríguez Zapatero expulsar a
29 dirigentes de manifestantes
En España, indocumentados comienzan "rebelión
pacífica"; exigen regularización
Censuran partidos y sindicatos que policías desalojaran
de modo violento a los "sin papeles"
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid,
7 de junio. El colectivo de los llamados "migrantes sin papeles" comenzó
una "rebelión pacífica" para que no olvide su situación
el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, quien se comprometió
durante su campaña electoral, de cara a los comicios del pasado
14 de marzo, a "estudiar" los "problemas" que provoca el fenómeno
de la migración masiva.
"Existimos y tenemos necesidades", dicen los afectados,
quienes el pasado fin de semana protagonizaron un encierro desesperado
en dos emblemáticas iglesias de Barcelona, que finalizó con
un desalojo violento.
La riqueza y los desarrollos industrial y agrícola
que ha experimentado España en las últimas décadas
ha provocado, a su vez, un fenómeno desconocido hace sólo
unos años en este país: la migración masiva de personas
que aspiran a un trabajo "digno", que les permita alcanzar un futuro "mejor".
Si durante la posguerra y la dictadura de Francisco Franco
(1939-1975) eran los españoles quienes tenían que emigrar
a otros países para huir de la pobreza y la persecución ideológica,
ahora es España la que, a su pesar, recibe a algunos de los miles
de millones de desamparados del planeta.
Esos "olvidados" decidieron alzar la voz y reclamar al
nuevo gobierno español un viraje en la política migratoria
que imprimió la administración anterior, del derechista José
María Aznar, impulsor de las cuatro últimas leyes de Extranjería,
entre ellas la vigente, que contó con el apoyo del entonces opositor
Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Alrededor de un millar de los "sin papeles" decidió
iniciar una campaña de protesta en Barcelona, donde, de la mano
de varias organizaciones civiles, se encerraron de forma pacífica
el pasado sábado en la catedral de la ciudad y en la iglesia del
Pi, y horas después fueron desalojados por policías antidisturbios.
Reclaman "papeles para todos" aquellos que ya están
integrados al mercado laboral, pero que no tienen el respaldo de la administración
para regularizar su situación y, al mismo tiempo, "erradicar la
explotación sistemática" del colectivo.
El mapa migratorio español es diverso, tanto por
el origen como por la situación socioeconómica del colectivo,
si bien datos oficiales confirman que la mayoría de extranjeros
residentes con o "sin papeles" proceden de América Latina, sobre
todo de cuatro países: Ecuador, Colombia, Perú y República
Dominicana.
El segundo grupo más numeroso procede de países
del Magreb: Marruecos, Argelia y Túnez, además de decenas
de miles de personas de otras naciones árabes, como Irak, Afganistán,
Pakistán, Siria y Palestina. El tercer bloque está formado
por ciudadanos nacidos en naciones de Europa del este, como Rumania, Polonia,
Ucrania o República Checa.
Uno de los impulsores de la campaña de protesta
es Enrique Mosquera, vocero de la Asamblea por la Regularización
Sin Condiciones, quien calificó de "barbaridad" la primera decisión
adoptada por el gobierno de Rodríguez Zapatero sobre la protesta
de los "sin papeles": abrir expedientes administrativos de expulsión
a los "cabecillas" de la movilización.
Esta medida fue justificada por la delegación del
gobierno en Cataluña con el hecho de que la legislación vigente
permite la expulsión fulminante del país, si el ciudadano
extranjero y "sin papeles" protagoniza manifestaciones públicas
de carácter político. Esta decisión fue criticada
por diversos órganos internacionales de defensa de los derechos
humanos y por partidos de oposición, al considerar que vulnera derechos
elementales del hombre y algunos principios estipulados en la Constitución.
En cualquier caso, el gobierno de Rodríguez Zapatero
ordenó el inicio de los trámites de expulsión contra
29 migrantes, a pesar de que en las negociaciones previas al desalojo del
encierro el Ejecutivo español garantizó que "no se detendría
a nadie", según Mosquera.
Para resolver el conflicto, diversos colectivos de extranjeros
pidieron una "comisión urgente" que estudie las vías de solución
de la dramática realidad de los "sin papeles", que según
las cifras más conservadores se elevarían a más de
un millón.
La mayoría de sindicatos, partidos y organizaciones
de defensa de migrantes del país se manifestaron contrarios al método
del "encierro" para exponer sus reivindicaciones, pero solicitaron al gobierno
español que no emprenda "acciones de fuerza" contra los protagonistas
de la protesta.
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