En 2012 se volverá a ver

Venus beneficiará a México con saber y comunicación

JAIME WHALEY

Ninguno de los humanos que actualmente habitamos el globo terráqueo habíamos presenciado este espectáculo y si alguien se lo perdió la madrugada de este martes tendrá oportunidad de verlo en junio de 2012: el tránsito de Venus.

El fenómeno astronómico, que ocurre cada 120 años, fue observable a simple vista, en una amplia faja de la Tierra este martes al amanecer, cuando el planeta se interpuso entre el astro rey y nuestro globo terrestre. Lamentablemente el público mexicano sólo lo pudo mirar en una porción de la península de Yucatán.

El acontecimiento es el paso de Venus frente al disco solar visto, desde luego, desde un punto de la Tierra. La última vez que ocurrió fue en 1882 y la fecha marcó prácticamente el comienzo de la astronomía profesional en México, explicó Jesús Galindo, investigador del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM, pues un año después, indica, se estableció el observatorio del Castillo de Chapultepec, que años más tarde se transladó a Tacubaya.

El fenómeno consiste en que la órbita de Venus, casi circular, coincidió en la misma posición, con la de la Tierra, por lo que el segundo de los planetas apareció como un punto negro en la parte inferior del Sol cuando éste se puso en el horizonte de oriente, señaló Daniel Costero, también investigador del IA.

En lo que podría denominarse secuencia, dentro de ocho años, en 2012, nuevamente ocurrirá y en esa ocasión si será totalmente visible en el altiplano mexicano y luego de esa fecha habrá que esperar hasta el 2132 para otro atisbo.

Gemelo de nuestro mundo

Una institución nacional, la Universidad de Sonora, financiará una expedición científica a Egipto para una cabal observación del planeta más brillante (Venus) que puede ser visto desde la Tierra y que por sus características es considerado el gemelo de nuestro mundo, pues su orografía es de cráteres y posee una enorme actividad volcánica que produce gran cantidad de azufre, aunque las temperaturas venusinas alcanzan 400 grados Celsius.

Una característica muy especial de Venus es que su día dura más que su año. Transcurren 225 días terrenales para que le dé la vuelta al Sol, mientras tiene una rotación retrógrada, esto es, en sentido inverso a la de la Tierra, de derecha a izquierda, por lo que pasan 243 días terrenales para igualar un día de Venus.

A la par de su trascendencia científica, el fenómeno tenía connotaciones rituales para las culturas mesoamericanas, que veían en Venus al flechador del Sol. El evento significaba el lenguaje infinito del corazón, Cem eme Tlahtolli in yolotl, en náhuatl, y marcaba el retorno de Quetzalcóatl, esto es, de la sabiduría, la conciencia de armonía con la naturaleza. En 2012 se cerrará el ciclo de 2160 años y será el comienzo de una nueva era.

La aparición venusina, según dice Gabriel Lemus del consejo de abuelos de la mexicanidad Huehuetlactocan, traerá como beneficio principal el conocimiento y la comunicación de México hacia el mundo en forma abierta.