.. |
México D.F. Lunes 14 de junio de 2004
Iván Restrepo
La llegada del tiburón ballena
El ballena es uno de los tiburones más bellos. Llega a medir nueve metros de largo, es inofensivo y le gusta convivir con humanos. Según uno de sus estudiosos, Leonardo Castillo, nada plácidamente sobre la superficie marina, como en cámara lenta, y es irónico que el tiburón más grande que existe no sea carnívoro: se alimenta en forma muy similar a las ballenas gracias a su boca tan grande, la cual abre en toda su extensión para poder filtrar enormes cantidades de agua y extraer animalitos del zooplancton y pequeños peces. A veces su cuerpo luce de color azul grisáceo, contrastando con barras y manchas circulares de color claro. Pero otras aparece café o pardo. Para fortuna de los amantes de la naturaleza, a una hora de la costa de Yucatán y Quintana Roo, por los rumbos de las islas Holbox y Contoy, se encontró una alberca marina a la que llega ese tiburón en julio y agosto. Es una de las pocas albercas en su tipo del mundo y el único lugar de México donde pueden verse de 40 a 60 ejemplares al día. El año pasado muchísimos turistas fueron a admirar al tiburón ballena.
Existe un grupo de pescadores organizados en cooperativas, cuya sede se ubica en Holbox y en Chiquilá (pueblo costero ubicado frente a la isla), que desde hace dos años lleva visitantes nacionales y extranjeros hasta la alberca marina a convivir con el tiburón ballena y otras especies. Estos pescadores se han preocupado por hacer el traslado y la estancia en el mar sin alterar la tranquilidad de los animales ni contaminar. Están autorizados para efectuar esa labor por la Secretaría del Medio Ambiente luego de participar en talleres sobre la conservación de las especies, pues saben que si no les dan el trato que merecen no solamente les causan daño, sino que acabarán con una fuente periódica de ingresos.
Sin embargo, el año pasado aparecieron algunos prestadores de servicio que llevan turistas desde Cancún y otras áreas de Yucatán y Quintana Roo, sin el menor respeto por la fauna marina. Ante la falta de vigilancia de las autoridades, esos irresponsables visitantes se arrojaron al agua desde las lanchas para montarse en los tiburones, como si fueran caballos; otras veces los rodearon con esas embarcaciones, cual si se tratara de entrar en competencia con el ballena para ver quién se desplaza con mayor velocidad.
No se necesita ser un experto para darse cuenta de que lo único que logran con su proceder esos inde-seables turistas y los negocios que permiten su mal comportamiento es ahuyentar a estos tranquilos animales, que ante la agresión que sufren huyen hacia sitios donde el hombre no los afecte con su salvaje comportamiento y el ruido de las lanchas.
Son varios los países donde está permitido y es próspero negocio nadar con el tiburón ballena. El maestro Horacio de la Cueva nos informa que en Australia es una práctica costosa que se efectúa bajo normas muy estrictas, muy al contrario de Filipinas. En México estamos en el limbo en la materia. Precisamente por eso los cooperativistas de Chiquilá y Holbox, quienes por primera vez llevaron turistas a admirar al tiburón ballena, pidieron oportunamente a las autoridades poner orden en la zona y aprobar la norma oficial para la observación y nado con dicha especie, máxime que la alberca está dentro de un área natural protegida, la de Yumbalam, muy importante por la flora y la fauna marina y terrestre que alberga. No tienen respuesta a su petición, pero hemos sabido que existe una primera versión de esa norma, con la que, lamentablemente, sus autores demuestran saber muy poco de la biología de dicho tiburón al confundirlo con una ballena, cuando sus diferencias son notables y deben considerarse a la hora de protegerlo y aprobar un plan de manejo como el que piden los pescadores.
El próximo mes llega el tiburón ballena a la más espectacular alberca de México. Ojalá las autoridades tengan una mínima estrategia para protegerlo. Por principio, prohibiendo las lanchas de más de 27 pies de largo y que haya a bordo el personal responsable (de preferencia del sector federal), que impida que los visitantes se arrojen al agua y maltraten a esos hermosos animales. Además, que apoyen a las cooperativas pesqueras responsables y prohíban la presencia de quienes lucran a costa de la naturaleza.
|