México D.F. Lunes 14 de junio de 2004
Ante la ola de secuestros, médicos y
empresarios huyen hacia Jordania
En Bagdad, 12 muertos en ataque suicida; ultiman a
otro funcionario del gobierno
Jefes policiacos y militares, así como un líder
religioso, fueron tiroteados el fin de semana
PATRICK COCKBURN THE INDEPENDENT
Bagdad, 13 de junio. Un atacante suicida que en
un coche bomba intentaba lanzarse contra una base estadunidense mató
este domingo a 12 iraquíes, y un asesino dio muerte a tiros a un
alto funcionario del Ministerio de Educación.
El ataque suicida, decimoquinto en lo que va del mes,
estaba dirigido al Campo Cuervo, base estadunidense en Bagdad, pero fue
interceptado por la policía iraquí.
Los agentes vieron salir un coche de la carretera principal
a las 9:15 am y tomar la avenida en sentido contrario. Cuando dos autos
patrullas trataron de detener el vehículo, éste voló
en pedazos; perecieron cuatro policías y ocho civiles.
El objetivo evidente de la campaña de ataques suicidas
es mantener elevada la temperatura política, a medida que se acerca
la llamada transferencia de poder de Washington al gobierno interino iraquí,
el próximo 30 de junio. Perece existir una reserva inagotable de
personas dispuestas a inmolarse.
Sólo
un motor ennegrecido quedó del coche bomba, mientras la calle estaba
tapizada de rebabas de metal retorcido y cristales rotos. Cerca estaba
un auto patrulla en llamas con dos cuerpos aún achicharrándose
en el interior, así como una camioneta destrozada y tres automóviles
de civiles que fueron alcanzados por la explosión.
"Un coche estalló al otro lado de la calle", refirió
Abdel Hasan al-Jaber, trabajador de la defensa civil que estaba franco.
"Al hombre que iba adentro le brotaba un chorro de sangre de la cabeza."
Los 92 mil policías de camisa azul son los blancos más comunes
de los atacantes suicidas.
Esta mañana, temprano, el sonido de una explosión
en la Zona Verde retumbó en toda Bagdad cuando un disparo de mortero
dio cerca del Palacio de la República, hoy cuartel de la Autoridad
Provisional de Coalición. Destrozó ventanas y causó
heridas leves a varias personas. Un segundo proyectil no estalló
y tuvo que ser detonado por zapadores.
También hubo un fuerte incremento en asesinatos
de funcionarios gubernamentales este mes; algunos eran blancos fáciles,
porque se trataba de personas de edad y desprovistas de protección.
El más reciente fue Kamal al-Jarah, de 62 años, servidor
civil del Ministerio de Educación, a cargo de las relaciones con
países extranjeros y Naciones Unidas.
Jarah acababa de salir al jardín de su casa para
ir al trabajo la mañana del domingo, y un pistolero lo aguardaba.
Varias balas abrieron boquetes en las paredes de su casa, en el distrito
de mayoría sunita de Ghazaliya, en la parte oeste de Bagdad, donde
la oposición a la presencia estadunidense es de particular intensidad.
El funcionario asesinado es el segundo servidor civil
ultimado este fin de semana. El sábado, el diplomático de
carrera más antiguo del Ministerio del Exterior, Bassam Salih Kubba,
fue herido de muerte cuando hombres armados abrieron fuego contra el vehículo
en que viajaba hacia el distrito capitalino de Adhamiya, fuerte enclave
chiíta. Su chofer, quien también resultó herido, lo
llevó directamente al hospital, pero los médicos no pudieron
salvarle la vida.
Los asesinos contaban con información precisa de
los movimientos de sus víctimas, y por lo demás Kubba y Jarah
eran blancos extremadamente vulnerables. Sus muertes llevaban el claro
mensaje de que quien se asocie con el gobierno interino estará en
peligro.
Los pistoleros han estado atareados también en
otras partes de la ciudad. Un alto oficial de la policía, el brigadier
Majeed Almani Mahal, fue herido a tiros el sábado en Baquba, ciudad
situada 55 kilómetros al noroeste de Bagdad. En la capital, el mayor
general Hussein Mustafa Abdul-Karim, jefe del cuerpo de guardianes fronterizos,
que cuenta con 17 mil hombres, resultó lesionado en una emboscada.
En Kirkurk, un prominente clérigo kurdo llamado Iyad Korshid fue
asesinado cuando se dirigía a pie a hacer visitas a vecinos.
Voceros de la autoridad de ocupación y del ejército
estadunidense en Bagdad han dejado en claro que en términos de seguridad
muy pocas cosas cambiarán después del 30 de junio. Los 138
mil efectivos estadunienses permanecerán en sus puestos. Los elementos
policiacos y paramilitares iraquíes, aunque numerosos, en el pasado
se han mostrado renuentes a la confrontación con la resistencia.
Durante los levantamientos de abril muchos se fueron a casa o cambiaron
de bando.
Algunos iraquíes tienen expectativas exageradas
sobre lo que ocurrirá a finales de mes, inclusive la creencia de
que las tropas extranjeras saldrán de las ciudades. Tal versión
fue desmentida con firmeza por el general brigadier Mark Kimmit, el vocero
militar estadunidense: "No creo que vayan a ver ustedes mucha diferencia
entre el 15 de julio y lo que vieron el 15 de enero. No saldremos de las
ciudades. No nos reubicaremos, aunque sí nos gustaría ver
cada vez más fuerzas iraquíes a la vanguardia".
Además de la violencia política, iraquíes
y extranjeros en Bagdad temen a los secuestros, muchos de los cuales persiguen
propósitos comerciales. Esta situación ha provocado ya un
éxodo de médicos y empresarios a Jordania y otras partes
del mundo árabe. Algunos de los rehenes dijeron después que
la eficiencia y disciplina de los secuestradores los indujo a sospechar
que pertenecían al viejo servicio de inteligencia iraquí
Mukhabarat, desbandado el año pasado.
El cuerpo de un trabajador libanés de la construcción
asesinado, llamado Hussein Ali Ayah, fue encontrado cerca de Fallujah.
Asan Hijazi, diplomático libanés en Bagdad, informó
que pistoleros ataviados con uniformes de la policía iraquí
secuestraban extranjeros y los retenían para exigir rescate. Sin
embargo, en meses recientes los crímenes cometidos por uniformados,
como el asesinato de dos estadunidenses en un retén policaco al
sur de Bagdad, han resultado ser obra de auténticos policías.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya
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