México D.F. Lunes 14 de junio de 2004
El chiva Rafael Medina arrancó el grito
universitario contenido en 13 años al fallar su penal
Festeja en grande Pumas el 50 aniversario; obtiene
en CU su cuarto título nacional
Destapan al timonel de la UNAM para 2006: "Con Hugo,
el Tri será en campeón en Alemania"
CARLOS HERNANDEZ
Cuando Rafael Medina voló su disparo, el estadio
de CU -a fin de cuentas construido sobre piedra volcánica- se convirtió
en un auténtico volcán en erupción y todo los Pumas
lanzaron un grito contenido en la garganta durante los pasados 13 años.
Fue
un grito desde dentro, a todo pulmón, luego de 120 minutos de poco
futbol, pero de muchas emociones y de una serie de penales que de tan bien
tirada parecía que no era pateada por mexicanos (Aílton está
en proceso de serlo) y que se empezó a definir cuando el joven Medina
arrancó desde media cancha, fue cimbrado por la rugiente multitud
y en el toque final y con las piernas temblorosas mandó el balón
varios metros arriba de la portería.
Sergio Bernal -el único sobreviviente de aquellos
Pumas campeones en octubre de 1991, que antes era vituperado y ahora fue
el héroe-, echó a correr y se fundió en un gran abrazo
con sus compañeros, mientras los 60 mil fanáticos auriazules
brincaban, vociferaban e idolatraban a sus nuevos ídolos con botines.
El mensaje en la playera
Aílton da Silva olvidó las advertencias
de su directiva y se deleitó con el sabor de la revancha, mostrando
a todo mundo su playera: "Gatito campeón a la Ver... ga-ra", mientras
Kikín Fonseca ya andaba nada más en calzoncillos y
lucía con orgullo la cicatriz de su operación como lo que
es en realidad: un trofeo de guerra.
El
ruidoso sonido local primero recurrió al clásico We are
the champions, pero después empezó a nombrar a cada uno
de los integrantes del plantel y todos unieron sus voces para gritar al
mismo tiempo "¡Hugo!", mientras sus incondicionales ya se ufanaban
con dos mantas: "Pumas, el mejor equipo de México, torneo Zapoteca
2004" y "Con Hugo Sánchez como técnico en 2006, la selección
mexicana será campeón en Alemania".
La fiesta para entonces ya daba para eso y para mucho
más, que al fin de cuentas el título se consiguió
en el aniversario 50 de los Pumas.
Los cerca de 5 mil aficionados Chivas emprendieron un
regreso triste a casa, con los ojos rojos, escoltados por cientos de uniformados
y con una gran pancarta: "Pero sigo siendo el rey".
De los Pumas nadie se movió de su asiento hasta
que sus héroes futboleros les mostraron el trofeo anhelado, soñado,
deseado y que sólo lo habían visto de lejos en los últimos
13 años.
Los aires de campeonatos soplaron desde temprano en CU
y hasta por ahí surgió un Shrek vestido de auriazul.
Los vendedores, siempre adelántandose a los gustos
del cliente, ofrecieron desde antes del juego las playeras con una profética
leyenda: "Pumas, campeón del torneo Clausura 2004", que al principio
tuvieron escasa demanda pero que al final parecía que las regalaban.
Dos horas antes del mediodía el estadio estaba
con las gradas casi llenas, mientras afuera las filas parecían interminables,
en medio de un dispositivo de seguridad nunca antes visto.
Las Chivas fueron recibidas con sonoros abucheos, mientras
Palencia fue el único que desde el calentamiento mostró su
playera a rayas y Bofo Bautista realizó su ritual personal,
cuando se colgó del travesaño y besó tiernamente los
postes de la portería. Eso fue lo único que hizo ayer.
Cuatro minutos después del mediodía se entonó
el Himno Nacional y fue la única vez que todos se unieron.
Ya después cada quien apoyó su causa. Y
si el polémico Jorge Vergara fue recibido a mentadas, la ahora quinteta
arbitral escuchó gritos de "rateros-rateros", en represalía
por el penal inventado el jueves anterior.
Luego fueron 120 minutos de un futbol sin el ingrediente
principal y los fanáticos ahogaron el grito hasta que Jaime Lozano
abrió el camino de la victoria para los Pumas y Rafael Medina lo
cerró para las Chivas, cuando enfiló desde media cancha y
con las piernas tambaleantes voló su disparo.
|