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México D.F. Lunes 14 de junio de 2004
Exitosa corrida con toros de Santa María
de Xalpa en la plaza de Querétaro
Nuevo triunfo de Empretauro, otra empresa con imaginación
y taurinismo
Marcial Herce, Alberto Huerta e Israel Téllez,
orejeados Vuelta a los ganaderos
LEONARDO PAEZ
La empresa Empretauro, integrada por un grupo de 14 destacados
ganaderos, apoyados por la Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma
y bajo la dirección de los jóvenes Rafael Cué y Teodoro
Gómez, organizó en la plaza Santa María de Querétaro
la segunda Feria del Toro por El David, con estímulos para
diestros y cuadrillas, lo que se ha traducido en una lenta pero real recuperación
del interés del público por la fiesta de los toros.
A
ello hay que agregar las interesantes actuaciones, al mediodía,
de los aventajados chamacos de la escuela Tauromagia Mexicana, que enfrentan
novillos como los que torean ciertos figurines; una escaramuza charra a
media corrida, lindas edecanes y una brillante banda de música.
El pasado sábado, con más de media entrada,
se lidió un atrayente encierro -dos jaboneros, un castaño
y tres negros- de Santa María de Xalpa, sangre pura de Juan Pedro
Domecq Solís, propiedad de Benigno Pérez Lizaur y Miguel
Balladares, quienes recién obtuvieron otro éxito en la plaza
La Florecita.
Como el premio principal para el triunfador son 100 mil
pesos, hay que ver cómo se han estado arrimando... los que los necesitan,
pues los otros ya se sabe que ni por 100 mil dólares se juegan el
pellejo.
Competir, la fórmula
Hicieron el paseíllo Marcial Herce, Alberto Huerta
e Israel Téllez, triunfadores todos en los exitosos seriales que
la empresa Quintana y Acha ha dado los dos años recientes en la
citada placita de Ciudad Satélite.
Marcial, con una afición y un valor sin memoria,
toreó muy bien de capa a su lote, el primero soso y débil,
al que aguantó por ambos lados con la muleta, y su segundo, de impresionante
encornadura alacranada, que empujó en el puyazo, para que Herce,
como un poste en el centro del redondel, le ligara tres gaoneras limpias
y dramáticas.
Comenzó la faena con un escalofriante péndulo
y tras varias tandas con la diestra, solvente y ensimismado, en un gesto
de gran torería arrojó el ayudado para recrearse, siempre
en los medios, en una desmayada serie de naturales con la derecha. Dejó
certero estoconazo volcándose y de milagro no se llevó la
cornada al ser prendido del muslo derecho por el amenazante pitón.
La oreja fue lo de menos; la incondicional entrega recíproca, lo
de más.
Por su parte Alberto Huerta lanceó hacia los medios
a su primero, muy bien picado por Delfino Campos, y consiguió un
trasteo estructurado y sereno, quizá demasiado, por ambos lados.
Si lo mata al primer viaje, en que dejó una estocada a un tiempo
que no bastó, le tumba la oreja.
A su segundo, un imponente castaño de desarrollada
cornamenta, Alberto lo recibió con temerario farol a porta gayola,
verónicas y ceñida larga cambiada. Tras recargar en serio
el astado en una vara, Huerta quitó por reunidas navarras y, extraño
en él, tardó en tomar la distancia que el codicioso y noble
burel pedía. Abundaron las tandas por ambos lados pero al inteligente
torero le faltó conectar con más fuerza al tendido. Dejó
una estocada aguantando, recibió meritorio apéndice, sacó
del palco a los ganaderos y el juez ordenó arrastre lento a los
restos del excepcional toro.
Israel Téllez se ha convertido en el alternante
más incómodo, no sólo por su completa y alegre tauromaquia,
sino por su increíble conexión con el público. A su
primero, otro bravo con calidad y recorrido, le dejó un buen segundo
par y cuajó una faena acariciante y bien rematada. Bastó
un pinchazo hondo para que el público, delirante, exigiera la oreja
y ovacionara al xalpeño en el lento arrastre.
Con el que cerró plaza Téllez veroniqueó
algo rápido, banderilleó eléctrico y con lucimiento
y derrochó una singular habilidad vendedora de las suertes, metido
entre los pitones de un toro soso y mirando sonriente al tendido. Haber
pinchado en dos ocasiones no fue obstáculo para que la gente, entusiasmada,
demandase la oreja que benévolo soltó el juez. ¡Vaya
potencial de este joven!
Para el próximo sábado la empresa anuncia
la gran corrida final en un mano a mano entre Paco Muñoz, triunfador
del tercer festejo, e Israel Téllez, con reses de José María
Arturo Huerta. Falso que sea ciencia hacer fiesta, sólo se requieren
voluntad, sensibilidad y respeto al público.
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