ASTILLERO

Julio Hernández López

Redadas y discursos

En California, operativos antimexicanos
Fox, de gira en EU con bandera electoral
Nuevas promesas frente al desencanto

L OS PAISANOS INDOCUMENTADOS que viven desde el pasado viernes 4 bajo el terror de las redadas que ha desatado la Patrulla Fronteriza en algunos lugares de California, podrán entretenerse ahora disfrutando de los emocionados discursos que el Presidente de la República pronunciará estos tres días durante una gira a Estados Unidos, que será nuevamente de manos vacías, pero con retórica abundante, en este caso acerca de la posibilidad de que los mexicanos en el extranjero puedan votar en 2006. Recurso de última hora para entretener al público hispano con promesas electorales que incluso podrían caerse debido a este nuevo lance de protagonismo que trata de beneficiar a Los Pinos con un acuerdo alcanzado en abril reciente por los principales partidos políticos, pero que no necesariamente será aprobado, y menos si nuevamente se mete a una posibilidad de trabajo conjunto el ingrediente de la incontinencia verbal de un presidente que suele anunciar antes de tiempo esbozos que luego de esos madruguetes retóricos acaban en el cesto de la basura sexenal.

MALABARISMO PRESIDENCIAL electorero en un extremo de la geografía estadunidense, mientras en otro, el californiano, la Patrulla Fronteriza ensaya la ejecución de una política de detenciones de sospechosos de estar ilegalmente en el país imperial incluso más allá de las zonas limítrofes con México y de puntos carreteros de verificación. En agosto pasado la policía estadunidense decidió que ya no mantendría una política de tolerancia hacia los indocumentados, pero ha sido hasta el primer viernes de este mes cuando decidió lanzar un operativo que permitió el arresto y deportación de más de 200 mexicanos. La zona escogida por los agentes gringos es particularmente significativa: las ciudades de Notario, Corona y Pomona, y el área conocida como Inland Empire, que es una de las que más crecimiento económico reportan en California, donde prosperan negocios de las "minorías" y donde trabajan, viven y concurren los "latinos" o hispanos. Desde allí, desde el rumbo de los condados de San Bernardino y Riverside (un análisis económico realizado por John Husing, especialista en el tema, asegura que este año en Inland Empire se crearán 29 mil 200 nuevos empleos, y que no hay ninguna otra zona en aquella entidad donde haya mayor crecimiento demográfico), el poder imperial está lanzando la advertencia a los mexicanos de lo que se puede extender por toda la nación norteña. Muchos mexicanos indocumentados han dejado de ir a sus trabajos y no están llevando a sus hijos a las escuelas por el miedo de ser detenidos y deportados. Eso sí, las autoridades persecutorias aseguran que no arrestarán indocumentados en sus hogares ni en las escuelas o iglesias.

LO BUENO, DIRIA cualquier lector entusiasta de boletines oficiales del gobierno mexicano, es que el presidente Fox instruyó ayer mismo al canciller Luis Ernesto Derbez para que presente una enérgica protesta ante Estados Unidos por esas maniobras. Pero esa reacción "enérgica" estará hecha de palabras que ni siquiera tendrán respaldo real del aparato mexicano que presuntamente debería defender a los mexicanos radicados en California, pues los cónsules y otros funcionarios privilegiados de la estructura diplomática nacional se han mostrado distantes del sufrimiento del paisanaje perseguido. En realidad, el canciller Derbez ha sido particularmente atento (receptivo, se dice ahora), pero no al interés de los indocumentados sino a los ánimos persecutorios del gobernador Exterminator, Arnold Schwarzenegger, quien, molesto o incómodo con los cónsules mexicanos en la entidad, recibió el amabilísimo regalo del amigo Luis Ernesto de remover a varios de esos funcionarios y nombrar a otros que son más comprensivos con las leyes estadunidenses y las políticas republicanas discriminatorias. Apenas este lunes fueron aprobados por el Senado, por ejemplo, cuatro de esos nuevos cónsules. Pero incluso quienes siguen en sus puestos manifiestan un alejamiento grave de los intereses de los mexicanos: la Organización de Mexicanos en el Exterior Estamos Unidos, Hermandad Mexicana, por ejemplo, asegura que Carlos Giralt Cabrales, el cónsul en San Bernardino, hace declaraciones suavizando el perfil de las redadas antimexicanas y que no atendió personalmente las solicitudes de ayuda a los detenidos sino por medio de un "representante".

ESOS MEXICANOS EN permanente riesgo están, por lo demás, en camino de convertirse en una fuerza electoral importante en Estados Unidos (lo que ha provocado teorías defensoras de la seguridad nacional del imperio con las que se pretende alertar de la "amenaza" de los mexicanos migrantes): este lunes, la Oficina del Censo del gobierno estadunidense anunció que el índice de crecimiento demográfico de los hispanos es de 13 por ciento anual, es decir, cuatro veces más que la media nacional. Pero esa acometida natal no se refleja en la adquisición de posiciones de poder allá, en el propio Estados Unidos.

PERO, DE CUALQUIER manera, a partir de hoy Vicente Fox, con su visita a Illinois, Michigan y Minnesota, pondrá en la mesa de las discusiones de los paisanos un tema engañoso: la iniciativa presidencial para que este 2006 puedan votar para presidente de la República. Es un tema que en términos generales ha sido acordado por los principales partidos (con la oposición del Verde Ecologista), pero no en los detalles en donde se sabe que está el diablo de los tropiezos. Ofrecerlo para los comicios inmediatos es un acelere en busca de material de discursos de ocasión, sobre todo a sabiendas del alto costo que tendría, de los problemas de operación que significaría y de los riesgos de participación de dinero extranjero. Pero, bueno, todo sea con tal de tener algo qué decir en esta gira de tres días.

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