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México D.F. Miércoles 16 de junio de 2004
Ana María Aragonés
Nuevo acoso a indocumentados
La propuesta estadunidense de un programa de repatriación voluntaria vía aérea a la ciudad de México, que entrará en vigor dentro de unos días, es, a pesar del tinte humanitario que pretenden darle, un nuevo acoso a los trabajadores migrantes indocumentados. No es casual que vaya a llevarse a cabo en el llamado corredor de la muerte, que va de Sonora a Arizona, lugar que cobra enorme cantidad de vidas: 196 en 2003 y 32 en lo que va de este año, 95 por ciento de las cuales se perdieron por cuestiones climatológicas (La Jornada, 9 de junio); cifras que, tomadas en conjunto, son simplemente aterradoras: desde 1998 han muerto en la frontera 2 mil personas entre hombres, mujeres y niños.
Arizona es uno de los nuevos lugares geográficos por los que los migrantes se han visto obligados a desplazarse, pues los llamados pasos tradicionales se encuentran reforzados policialmente a consecuencia de la aplicación de leyes cada vez más antinmigrantes, que lo único que han logrado es incrementar la mortalidad, pero de ninguna manera han reducido la migración, que, por el contrario, sigue creciendo.
De acuerdo con el demógrafo Jeffrey Passel, si antes llegaban 500 mil indocumentados y se quedaban 300 mil, ahora arriban 800 mil y permanecen 500 mil cada año. La patrulla fronteriza nunca ha tenido tan altos contingentes, pues cuenta con 11 mil agentes y un presupuesto de mil 200 millones de dólares. En Arizona el presupuesto se ha incrementado en 10 millones de dólares, y se han puesto en marcha nuevos helicópteros, sumándose 200 agentes más a un personal de 2 mil.
Si de lo que se trataba era de parar la migración de trabajadores indocumentados, queda claro que todas estas estrategias han fallado. Ni siquiera los graves acontecimientos del 11 de septiembre la han detenido. ƑCuál es la razón de mantener esta estrategia?
El crecimiento de la migración se explica, sin duda, por la falta de expectativas en México, pero también porque la demanda en Estados Unidos está creciendo de manera inusitada. Se trata de nuevos flujos que tienen como característica que la mayoría son trabajadores indocumentados. Hay razones por las cuales esta situación se sostiene sin cambio, a pesar de la retórica, tanto de México como de Estados Unidos. Por un lado, conviene que sean indocumentados porque si los legalizan aumentaría el costo de la fuerza de trabajo, tendrían posibilidad de acceder a los beneficios y programas sociales que la ley otorga, y tendrían un nuevo poder de negociación, todo lo cual repercutiría negativamente en la competitividad de Estados Unidos. El propio Departamento del Agricultura de Estados Unidos sostiene que los empresarios de los sectores a los que se incorporan estos migrantes se están beneficiando como nunca de la enorme productividad sin que esto haya beneficiado en absoluto a los trabajadores.
Se ha establecido una especie de connivencia entre Estados Unidos y México, y explica la falta de voluntad política para cambiar esta situación, ya que ambos países se benefician. México sabe que si se legaliza esa fuerza de trabajo la demanda podría disminuir, lo que afectaría las remesas que recibe y de las cuales depende en parte su economía, a pesar de ni siquiera haber intentado convertirlas en procesos productivos que puedan transformar las terribles condiciones de las comunidades que las reciben. Y Estados Unidos tampoco tiene interés en legalizarlos porque los salarios se incrementarían y disminuiría la competitividad de amplios sectores productivos como la agricultura y las procesadoras de carne y pescado, que además son las más riesgosas y pocos trabajadores nativos están dispuestos a laborar en ellas.
Debido a ello, la deportación "voluntaria" es sólo una nueva forma de acoso para los trabajadores y, además, una señal para los miles y miles de migrantes que están intentando cruzar la frontera para que pongan sus "barbas en remojo". [email protected]
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