México D.F. Miércoles 16 de junio de 2004
Hoy la tendencia cambió en comparación
con 1998, cuando sólo había 40% en contra
75% de los mexicanos se opone a privatizar sectores
estatales: BM
La ''hostilidad creciente'' a esas políticas
no está limitada a ''un puñado de radicales'', afirma
Reconoce efectos negativos en la distribución
del ingreso, despidos y aumentos de precios
ROBERTO GONZALEZ AMADOR
La insistencia del gobierno del presidente Vicente Fox
Quesada de incrementar la participación del capital privado en actividades
reservadas al Estado, como la industria eléctrica y la explotación
de gas, va en sentido inverso al sentir de la mayoría de la población,
que se manifiesta en contra de más privatizaciones, se desprende
de un reporte del Banco Mundial (BM) difundido esta semana.
Con
base en información de empresas de demoscopía regionales,
el Banco Mundial señaló que al menos tres de cada cuatro
mexicanos desaprueban las privatizaciones, cifra que revela un cambio de
tendencia respecto de lo que ocurría hace apenas seis años.
En 1998, la incorporación del capital privado a actividades reservadas
al Estado era desaprobada por 40 por ciento de la población, pero
en 2000 ya era 60 por ciento y creció hasta 75 por ciento en la
última muestra.
El reporte Reformando la infraestructura, divulgado
por el Banco Mundial el lunes pasado en Washington, establece que ''la
hostilidad'' creciente a las privatizaciones ''no está limitada
a un puñado de manifestantes radicales''. Encuestas de opinión
pública en varios países en desarrollo o en transición
(como se identifica a las naciones del ex bloque comunista) revelan ''un
creciente desencanto'' hacia estas políticas, una desilusión
alimentada por el despido de personas, el incremento de precios, el retraso
(o ausencia) de los beneficios prometidos y el impacto de las privatizaciones
en la distribución de la riqueza.
Para el organismo internacional, la región donde
el rechazo de la población a las privatizaciones está más
extendido es América Latina. Así como 75 por ciento de los
mexicanos está en contra de ellas, la cifra alcanza a 90 por ciento
de la población en Argentina y 80 por ciento en Brasil.
El reporte muestra que el rechazo de una abrumadora mayoría
de latinoamericanos a las políticas de privatización -impuestas
a la región a raíz de la crisis de la deuda externa de principio
de los años 80- guarda relación directa con la creciente
participación en los países de la zona de los capitales privados
en áreas anteriormente reservadas al Estado, sobre todo en las relacionadas
con infraestructura.
Desplome de la inversión
''La fuerte carga de la deuda obligó a muchos países
en desarrollo a hacer ajustes fiscales que golpearon con especial fuerza
la inversión pública en infraestructura'', indicó
el reporte del Banco Mundial, organismo que, precisamente, fue el que impuso
-junto con el Fondo Monetario Internacional- esos planes de ajuste en las
dos pasadas décadas.
A continuación, el reporte cita el caso de gobiernos
de América Latina que abatieron el monto de recursos públicos
invertidos en infraestructura, al tiempo que abrían las puertas
a mayor inversión privada.
En México, abunda el reporte, la inversión
pública en infraestructura fue equivalente a 2.5 por ciento del
producto interno bruto (PIB) entre 1980 y 1984, para desplomarse a sólo
0.4 por ciento del PIB en la segunda mitad de la década pasada.
En Brasil, para los mismos periodos, disminuyó de 3.7 a 0.6 por
ciento del PIB, y en Argentina de 3.1 a 0.2 por ciento del producto.
Al tiempo que disminuía la inversión del
Estado en infraestructura, creció la privada. El informe del banco
estableció que entre 1990 y 2001 -última información
disponible- la inversión privada en infraestructura hacia los países
latinoamericanos fue de 361 mil millones de dólares, cantidad que
representa 47.8 por ciento del total a las diferentes regiones del mundo
en desarrollo. El este de Asia y Pacífico captó 211 mil millones
de dólares; Europa del este y Asia Central 97 mil millones; sur
de Asia, 40 mil millones, y Africa y Medio Oriente 46 mil millones de dólares,
en todos los casos para el periodo comprendido entre 1990 y 2001.
¿Y la riqueza?
El Banco Mundial indica en el informe que recientes investigaciones
sobre las privatizaciones en Argentina, Bolivia, México y Nicaragua
muestran que no hubo un claro beneficio para la población, por ejemplo,
con menor costo de los servicios. En cambio, sí se verificaron efectos
adversos en la mitad de población de menor ingreso, derivados de
los despidos.
''El efecto negativo en la distribución del ingreso
causado por los despidos y los ajustes de precios (en los sectores privatizados)
fueron más que compensados por mejoras en la calidad del servicio,
incremento en el número de personas pobres que pueden obtener los
servicios y el cambio en la estructura de las finanzas públicas,
que beneficiaron más a las personas más pobres'', indicó
el documento.
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