México D.F. Miércoles 16 de junio de 2004
Al ritmo de Yaguaru, el baile para la población general
Festejo adelantado por el Día del Padre, en el penal de Santa Martha
AGUSTIN SALGADO
Sentencias que rebasan los 250 años de prisión, venir de un centro de reclusión y haber agotado las tres instancias que el sistema judicial del país considera, no fueron impedimento para moverse al ritmo de Yaguaru. El martes previo al tercer domingo de junio los internos de la Penitenciaría de Santa Martha Acatitla festejaron el Día del Padre.
Catorce músicos vestidos con trajes color verde agua, camisa blanca, corbata azul y zapatos negros de charol, éstos últimos perfectamente boleados, cantaron Pa' que suene la cumbia y El timbal, al tiempo que una docena de parejas se movieron cadenciosamente en una plancha de concreto que hizo las veces de pista de baile.
Dividido prácticamente en dos penitenciarias, las autoridades de Santa Martha Acatitla dispusieron que en esta ocasión fuera la "población general" la que disfrutara del acto.
"Tenemos 11 dormitorios, siete pertenecen a los 'módulos de tránsito restringido' y cuatro a 'población general'. Los criterios de clasificación tienen como base las sentencias que cada uno de los internos cumple, en módulos, hay quienes tienen penas que van de los 50 o 70 años hasta los 250, e incluso 400, esto porque fueron procesados por varios delitos y en cada uno de ellos recibieron la pena máxima, que es de 50 años", explica Asael Ruiz Ortega, director del penal.
Los hijos de los sentenciados optaron por sentarse en el escenario, y si hay quien asegura que "los toros se ven mejor desde la barrera", esta vez hubo quien afirmó "que el ritmo de Yaguaru se escucha mejor a medio metro de las bocinas".
Sin embargo, quienes no recibieron visita no bailaron: en grupos de cuatro o cinco presos, se apoderaron de los muros que rodean el área de visitas de "población general" y se limitaron a observar.
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