México D.F. Miércoles 16 de junio de 2004
Análisis sobre costos de la atención
clínica en el país
Optar por medicinas baratas encarece tratamiento de
males
ANGELES CRUZ
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) casi triplicó,
en sólo tres años, el gasto para atender a los pacientes
diabéticos, al pasar de mil 700 millones de pesos a cuatro mil 250
millones de pesos. Lo anterior, sumado al persistente desabasto de medicamentos,
el insuficiente número de camas de hospital y la limitada cobertura
de la seguridad social, hacen que en México el costo de atender
las enfermedades sea excesivamente alto, afirma la Asociación Mexicana
de Investigación de la Industria Farmacéutica (AMIIF).
Las
cifras, proporcionadas por Gustavo Hernández, director de comunicación
del organismo, son apenas un ejemplo del peso cada vez mayor que tiene
en las finanzas públicas y privadas la atención clínica
a los padecimientos. Para enfrentar este panorama tendría que modificarse
el esquema actual de atención hacia una visión farmacoeconómica,
señaló Herman Soto Molina, gerente de Farmacoeconomía
del laboratorio Astra Zeneca.
Es decir, explicó, que los tomadores de decisiones
de las instituciones de salud modifiquen sus criterios para las adquisiciones
y elijan los medicamentos con demostrada calidad y eficacia terapéutica,
por encima de aquellos que pudieran ser más baratos. Esto redundaría,
sin lugar a dudas, en la calidad y esperanza de vida de los enfermos.
Al participar en el seminario Investigación para
la Vida, organizado por AMIIF, Soto Molina resaltó que la inversión
en productos farmacéuticos de calidad "probablemente no ahorraría
recursos económicos", pero en el mediano y largo plazos, reduciría
los costos económicos de la atención hospitalaria a pacientes
con complicaciones de enfermedades graves como la diabetes o la hipertensión
arterial, entre otros.
Dijo que la inversión de recursos económicos
en la compra de medicinas de vanguardia permitiría, en otro caso,
devolver "las funciones mínimas" a los enfermos de artritis ideopática
juvenil, quienes a causa de este mal pierden su movilidad e independencia.
El ejecutivo señaló que el VIH/sida es un
ejemplo claro de lo que puede lograrse cuando se decide gastar un poco
más. En los primeros años de la epidemia el promedio de estancia
hospitalaria era de 23.4 días. En ese tiempo la terapia consistía
en la aplicación de un solo fármaco. Para 1999, con las combinaciones
de tres o cuatro medicamentos de alto costo y efectividad en el combate
del virus de la inmunodeficiencia humana, el número de días
de hospitalización se redujo a 9.6.
Admitió, sin embargo, que en México aún
no permea entre quienes deben tomar decisiones este nuevo criterio de farmacoeconomía,
por lo que prevalecen las compras de medicinas con base en el precio más
bajo. Lo anterior, a pesar de que en febrero de 2003 el Consejo de Salubridad
General (CSG) dispuso que las instituciones realicen estudios de farmacoeconomía
antes de decidir cuáles productos adquirirán.
Por su parte, Gustavo Hernández destacó
que desde 1990 las enfermedades cardiovasculares ocupan el primer lugar
en la tabla de mortalidad general y que la prevalencia de diabetes también
reporta aumentos sustanciales, al grado de que se le considera como el
iceberg de la salud. Dijo que según cifras oficiales, en
el país existen entre 4 y 5 millones de enfermos de ese mal, pero
30 por ciento adicional (1.2 a 1.5 millones de personas) desconoce que
sus niveles de glucosa están alterados, mientras que de 8 a 9 millones
de individuos presentan intolerancia a la glucosa. Esta última ya
es considerada por los especialistas como el paso previo a la diabetes.
Además, según el ejecutivo, al menos 35
millones de mexicanos presentan factores de riesgo para desarrollar diabetes.
Esta enfermedad es sólo una del conjunto de males crónico
degenerativos que ya está presionando las finanzas de las instituciones
del sector salud, finalizó.
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