Luis Javier Garrido

La estrategia

La crisis que está abriendo en México el gobierno de Vicente Fox -con la complicidad de Carlos Salinas y de un sector del PRI-, por su ambición de imponer el próximo presidente al país, está adquiriendo perfiles de extrema gravedad que muchos no parecen ver

1. El abuso patrimonial del poder presidencial que ha caracterizado a Vicente Fox a lo largo del sexenio no ha sido nada más consecuencia de la personalidad atrabiliaria de un individuo ignorante, que no ha dejado de evidenciar su desprecio por el orden jurídico y su desdén por las instituciones políticas, sociales y culturales edificadas a lo largo del siglo XX por los regímenes posrevolucionarios, sino que ha sido, sobre todo, una necesidad para el grupo que desde Los Pinos ha buscado gobernar a México en nombre de "la nueva derecha" -bajo supervisión de Salinas y, ahora se sabe, de Joseph-Marie Cordoba-, y que pretende apoderarse de todo el poder del Estado en 2006 para lo cual ha elaborado un plan, cuyos objetivos no podría alcanzar de no pasar sobre el orden jurídico nacional.

2. Las principales decisiones políticas tomadas desde la casona presidencial en los últimos meses han tenido dos objetivos, pues han buscado levantar la imagen de Fox, severamente deteriorada tras el fracaso estrepitoso de su gobierno, lo que le ha ido generando un encono creciente de los mexicanos, pero también han tendido a crear las condiciones para que el grupo gobernante prevalezca seis años más al imponerse en las próximas elecciones federales. Y esto ha supuesto mayores concesiones del foxismo a algunos consorcios empresariales que se enquistaron en el poder en los años de la tecnocracia salinista a fin de contar con su aval en esta proyecto, cuya primera señal está siendo la intentona por inhabilitar como candidato presidencial a Andrés Manuel López Obrador (jefe de Gobierno de la capital) por una razón fundamental: ha estado encabezando todas las encuestas de preferencia electoral.

3. La tesis que pretenden sostener analistas cercanos al PAN y al PRI en el sentido de que la inhabilitación de López Obrador por vías abiertamente ilegales no supondría mayor consecuencia para el país entraña un profundo desprecio para el pueblo mexicano, pero también una ignorancia de las condiciones en las que el siguiente gobierno tendría que ejercer el mando. Un sondeo reciente de CNI Noticias (15 de junio) mostraba que la mayoría de los mexicanos entiende que las acusaciones penales de la PGR contra el jefe de Gobierno son parte de una maniobra indigna de Vicente Fox y coincide en que una elección en 2006 sin López Obrador sería ilegítima, con las consecuencias que se pueden sacar de esto. En otras palabras, que al caérsele al régimen la máscara de la supuesta "transición" se abriría la vía a todo tipo de violencia y prevalecería en México una incertidumbre sin precedentes.

4. El plan foxista supone ciertamente que Fox no lograría sacar ilegalmente de la carrera presidencial a López Obrador si no cuenta con la colaboración de la dirigencia nacional del PRI y de un sector de dirigentes del PRD, pero las cosas no están resultando tan fáciles para él. El propio Roberto Madrazo sabe bien que sus posibilidades electorales quedarían reducidas a nada si los diputados priístas siguen haciendo de comparsas de Fox en el juicio de procedencia, pues su tesis de que él no tiene nada que ver y que sólo hay un enfrentamiento Fox-PRD, ha quedado al descubierto en múltiples análisis periodísticos, y él mismo lo evidenció cuando Jacobo Zabludovsky le sugería en De una a tres que estaba actuando como cómplice de Fox desde que la comisión instructora de la Cámara decidió iniciar el procedimiento, y no pudo sino balbucear sus respuestas.

5. El grupo de estrategas de la extrema derecha que trabaja en Los Pinos sabe que la acusación a López Obrador es una carambola de tres bandas, que busca no nada más eliminar a la mala al jefe de Gobierno como candidato y acabar con la opción electoral del PRI, sino que pretende abrir el escenario de una competencia de Marta (supuestamente independiente) contra Creel (PAN), con Castañeda como comparsa, en la que el único ganador sería Fox. Porque lo que no se ha dicho es que eliminado a la mala el candidato más fuerte, y anunciado el proyecto de Fox de imponerse a como dé lugar en 2006, ninguna personalidad con un mínimo de dignidad podría aceptar una candidatura para avalar la ilegalidad y fungir como comparsa de una nueva imposición.

6. El escenario político de 2004 es por ello de enorme gravedad, pues está en juego con todas las acusaciones penales que el gobierno de Vicente Fox ha ido hilvanando contra López Obrador no únicamente el destino de una posible candidatura, sino el frágil entramado institucional que aún subsiste en el país, que se quiere trastocar para imponer por la fuerza un gobierno ilegítimo.

7. La información filtrada esta semana desde Los Pinos a diversos columnistas, en el sentido de que algunos de los principales empresarios de México, en particular los de los medios masivos de comunicación, habrían dado su aval a Fox para que quebrantando el marco constitucional eliminase ilegalmente a López Obrador de la contienda de 2006, lo que le habrían externado en el curso de una cena organizada hace poco por algunos de ellos, resulta en este escenario de enorme gravedad, pues supone que el tándem Salinas-Fox, por motivos exclusivamente personales y de grupo, y utilizando métodos fascistoides, pretende conducir al país a un régimen de intolerancia.

8. La pregunta que algunos se han hecho en estos meses no parece tener importancia para el foxismo, y es la de si el gobierno y los grupos de interés que lo puedan estar avalando se hallan conscientes de que están destruyendo el frágil entramado institucional que les permitió llegar al poder.

9. La decisión de los estrategas del foxismo-salinismo de hacer salir a las calles a grupos de ciudadanos, atemorizados no tanto por los secuestros (que se pretende habrían aumentado incrementándose la inseguridad), sino por la campaña de los medios masivos de comunicación, y los que estarían dispuestos a responsabilizar en el curso de la marcha que están preparando, no a la PGR, sino a las autoridades de la capital, ha motivado con razón la preocupación de analistas. Esta movilización constituye una evidencia más de que Fox y Salinas están en su desesperación jugando con el destino del país, y buscan no un debate de tesis y programas en la campaña de 2006, sino una confrontación en 2004: la que con el apoyo de algunos medios y mecanismos de corte totalitario pretende descalificar a quien ven como su adversario, presentándolo como lo que no es, buscando articular al mismo tiempo lo que la extrema derecha mexicana no tiene desde los años 30, y que es una capacidad de movilización popular.

10. Los estrategas de Los Pinos no están entregados a enfrentar los problemas del país, sino a utilizar todos los recursos financieros, políticos y mediáticos del Estado para sacar adelante el intento de Fox y de Salinas de imponerse en 2006, y para ello están dispuestos a quebrantar el orden constitucional y a agudizar la crisis nacional. Urge una respuesta ahora, porque en 2006 será demasiado tarde.